ECOS de la Familia
Con Dios todo es posible: Paul Ponce
Ciudad de México.— Junto a su esposa e hijos, Paul Ponce, considerado como uno de los mejores malabaristas del mundo, dio su testimonio de artista católico y su fe en Dios.
A través de un video, se observa que los hijos de Ponce practican los malabares y uno se ellos le pregunta ¿Qué pasa si se nos cae un objeto?
“Te agachas, te levantas y vuelves a continuar, porque somos humanos y tenemos fallas (…) Dios nos da siempre una nueva oportunidad para salir adelante y hacer mejor las cosas”, respondió Paul Ponce.
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ECOS de la Familia
El tiempo familiar, la nueva pobreza en las familias
Ciudad de México.— Papá y mamá salen a trabajar, el dinero cada vez alcanza para menos y ambos se esfuerzan por sacar a su familia adelante. Ambos como un equipo se esfuerzan codo a codo por dar lo mejor en sus trabajos y también en su casa.
El problema es que muchas veces el trabajo de papá y mamá les impide pasar tiempo de calidad con sus hijos. A veces los trayectos a la oficina son demasiado largos, a veces porque “hay hora de entrada, pero no hay hora de salida” o a veces es tanta la exigencia laboral que quedan pocas fuerzas físicas y emocionales para dar lo mejor en casa.
Por ejemplo, en la Ciudad de México, los padres y las madres de familia que trabajan llegan a invertir de 2 a 3 horas al día para llegar al lugar del trabajo y… ¡pueden llegar a gastar la tercera parte de su sueldo en transporte!
Además, de acuerdo con un estudio de la economista Sophia Aguirre “los niños y niñas que no comen en familia tienen diez veces más de probabilidades de consumir drogas y disminuye casi la mitad su desempeño académico”.
Es por eso que es muy importante que los gobiernos y las empresas diseñen acciones que promuevan el Balance Trabajo-Familia como licencias por maternidad y paternidad, teletrabajo o home office, horarios flexibles, guarderías y salas de lactancia, entre otras.
También es importante fomentar en padres y madres de familia una labor corresponsable en el cuidado de los hijos y las labores domésticas para que ambos tengan las mismas responsabilidades familiares y las mismas oportunidades laborales.
LEE Políticas públicas deben estar orientadas para fortalecer a la familia: López Baljarg
Impulsar políticas de Balance Trabajo-Familia es bueno para las empresas, para los gobiernos y para las familias. En las empresas se reduce la rotación de colaboradores y aumenta su productividad. Los gobiernos pueden reducir índices de consumo de sustancias adictivas e índices de violencia. Y las familias se benefician al poder contar ingresos económicos al salir a trabajar sin tener que renunciar a la convivencia y a la integración familiar.
Por la familia y por la niñez, impulsemos una cultura de Balance Trabajo-Familia
Juan Antonio López Baljarg
Director General del Instituto de Análisis de Política Familiar @JuanBaljarg
Maestro en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad Panamericana con especialidad en Gobierno de Instituciones por la Universidad Complutense de Madrid y Licenciado en Comunicación por la Universidad Anáhuac.
Director General del Instituto de Análisis y Política Familiar (IAPF) desde donde ha promovido leyes y políticas públicas para Gobiernos Federales. Asesor y consejero en asuntos políticos y sociales en organizaciones de la sociedad civil.
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ECOS de la Familia
Trabajo por y para la familia, oportunidad para todos
Por Héctor Sampieri Rubach
Sin lugar a duda experimentamos nuevos retos culturales sin precedentes, nos encontramos, además, en una época donde la conciliación y el diálogo se nos revelan como ausentes dentro de las discusiones públicas en medio de las cuales nos encontramos.
Existe polarización y los temas que nos van agrupando como comunidad social, política, incluso económica, parecen reducirse día a día. Es entonces válido preguntarnos: ¿Qué nos permite permanecer unidos?, ¿Qué impide que el individualismo rampante, producto de una comprensión reduccionista de la persona humana, conquiste todos los espacios donde antes nos desarrollábamos y encontrábamos sentido a la existencia personal y comunitaria?
Si bien sujeta a presiones ideológicas la familia, en cuanto institución fundante de la sociedad, parece continuar resistiendo, no sin dificultad y consecuencias negativas, los embates y afrentas de una época particular que no revela aprecio por la comunidad y que prefiere pensar en individuos antes que en personas; es este un tiempo particularmente paradójico, ya que por un lado, anhela la búsqueda de significado en medio del vacío que nos ha dejado el consumismo, pero por otro, nos permite revelar una crisis antropológica de hondo calado. La familia sigue siendo un puerto seguro al que podemos llegar, a pesar de sus propios retos internos y de las problemáticas que amenazan su constitución, y continúa ofreciendo “grandes dividendos” en aras de su compromiso social.
En diversas encuestas y estudios específicos, continúa revelándose la fuerza de la familia como institución de apoyo y formación, como un ámbito particular que imprime cercanía y fortaleza para humanizar y proyectar del mejor modo a sus miembros. La familia es una escuela de humanidad y no podemos, en cuanto actores sociales particulares (la academia, las asociaciones civiles, las escuelas, las iglesias, las responsabilidades políticas en el sector público, las empresas y los gobiernos) dejarle sola resistir los cambios epocales que, como las olas en la playa, van revolviendo la arena, erosionando lentamente el territorio seguro que conocemos y reconocemos.
Es urgente reencontrarnos con la radical contribución de la familia al entramado social, es el tiempo propicio para redimensionar el papel de la familia como agente de honda relevancia, como espacio de solución de problemáticas interpersonales, como palanca al desarrollo, como minoría creativa, cómo el ámbito constitutivo de la persona; podemos y debemos, tal vez ahora mas que nunca, reconocerle como el hábitat natural en una visión de ecología humana integral, es el medio ambiente que no solo nos permite sobrevivir sino desarrollarnos en clave de plenitud.
Como bien señalaba el filósofo polaco, Karol Wojtyla:
“La familia sirve para la afirmación del hombre…Si el hombre sale del ambiente de la familia y entra en una multitud, tanto en el ambiente del trabajo, o en la escuela, o en la diversión, en cualquiera de estos casos se convierte en un ser anónimo. Cuando vuelve a la familia, vuelve a adquirir su valor particular. Se convierte en un ser único e irrepetible, amado, conocido, a quien se desea el mayor bien. Por esto, al formar un modelo de vida verdaderamente humano, verdaderamente humanista, es preciso basarse sobre la familia, que es insustituible. No existe ningún otro medio de valorizar y afirmar al hombre que sea mejor que la familia, que es insustituible. Naturalmente, para obtener ese fin, la familia debe estar unida por el amor, debe ser la conciencia del amor”.
Reconociendo el carácter insustituible de la familia, concentrando su misión en la afirmación personal, reconociendo la dignidad de sus miembros, podemos ir a su encuentro, desde la trinchera y oportunidad de cada uno, para reconocer, apoyar, fortalecer y promover una gran cantidad de proyectos y acciones sociales que tengan por objetivo darle el lugar que le corresponde en el entramado social.
¡TODOS PODEMOS CONSTRUIR JUNTOS UNA CULTURA DE FAMILIA!
Para identificar nuestros espacios de oportunidad y contribución en aras de esta cultura de familia, quisiera compartir, para cerrar esta reflexión, algunas claves que permitan descubrir lector la vocación a favor de esta importante institución social:
A) Será necesario dedicar tiempo a la reflexión para poder construir una respuesta particularmente personal: ¿qué puedo, quiero y debo hacer para fortalecer a mi familia y a la familia en cuanto institución social? El desafío es comunitario, pero la respuesta nos interpela directamente; es entonces posible reconocernos como actores protagonistas de esta trama particular y poner manos a la obra.
B) Podría ser conveniente analizar, además de la reflexión inicial, las variables siguientes, como elementos que permitan, en clave personal, descubrir espacios y ámbitos de colaboración por esta cultura de familia:
C) ¿En qué etapa de vida me encuentro? ¿En qué etapa se encuentra mi propia familia? ¿Podríamos aportar tiempo y recursos personales a esta labor tan relevante?
D) ¿Cuál es nuestra capacidad de responsabilidad e influencia en los ámbitos de acción social, comunitaria, incluso apostólica, en la que nos desenvolvemos?
E) ¿Qué preparación y formación particular poseo? ¿Cómo pueden mis estudios y mi experiencia apoyar la causa a favor de la familia? ¿Debo aprender y formar nuevas habilidades interpersonales? ¿Necesito encontrar y saber emplear nuevas herramientas para favorecer a la familia?
F) ¿Cuál es mi proyecto de vida en familia a corto, mediano y largo plazo, ¿Cuál es la relación de este proyecto personal y familiar con las necesidades sociales más apremiantes?
G) Con estos elementos en la reflexión, por último, será propicio darse a la tarea de localizar, conocer y conversar con grupos, organizaciones, e instituciones que trabajan día a día en México, y en el extranjero, para cimentar esta cultura a favor de la familia. Explorar las alternativas para sumarse como voluntarios y/o profesionales que puedan desarrollar acciones de impacto transformador. Si fuera el caso, valorar, si es necesario dar luz a nuevos proyectos e iniciativas que complementen lo que ya se ofrece.
Deseando que estas ideas, transformadas en palabras que espero sean adecuadas, despierten interés y convicción, me despido reiterando la relevancia de trabajar juntos a favor de la familia. Si no es ahora, ¿cuándo podría ser?, si no somos nosotros, ¿quiénes podrían hacerlo? Reconozcamos nuestro tiempo y nuestro momento, asumamos nuestra responsabilidad en beneficio de los nuestros y de todos aquellos que nos rodean.
¡Hasta pronto y hasta siempre!
Lic. Héctor Sampieri Rubach
Director Nacional del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para estudios del matrimonio y la familia, sección mexicana.
Egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia, Universidad Anáhuac.
Cuenta con un diplomado en Evaluaciones Socioeconómicas de proyectos de inversión social. Curso formación dentro del Programa Internacional de Coaching Dialógico del Instituto de Desarrollo Directivo Integral de la Universidad Francisco de Vittoria impartido en México por el Pontificio Instituto Juan Pablo II y la Universidad Anáhuac.
hector.sampieri@familia.edu.mx
Facebook: JuanPabloIIFamilia
Instagram: jpiifamilia
Web: https://familia.anahuac.mx/
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