ECOS de la Familia
Sex Reveal: el sexo siempre sí importa
ECOS del Congreso Mundial de las Familias
Por Paz Gutiérrez Cortina
Hace unos días me invitaron a un Sex Reveal, festejo puesto de moda para dar a conocer entre amigos, parientes y conocidos el sexo del bebé. Una vez que los papás lo descubren, apoyados en la maravilla del ultrasonido, organizan toda una celebración para comunicar a los demás si esa personita que está por nacer es una niña o un niño. La creatividad que rodea a este evento es inagotable. Lo cierto es que al descubrir el relleno azul o rosa cuando se parte el pastel, o mirar el color de los globos soltados al aire, se nos revela el primer dato que se conoce del bebé. Antes de saber el color de los ojos, las facciones del rostro, el color del pelo o de la piel, la tecnología nos descubre si se trata de un hombre o de una mujer. Resulta que el sexo siempre sí importa.
No es posible tapar el sol con un dedo como tampoco lo es, desconocer la diferenciación sexual como una realidad biológica determinante en la existencia humana. El feminismo de los años sesenta, en vistas a conquistar la igualdad para las mujeres, se radicalizó a tal grado, que acabó por concebir la sexualidad como una construcción ideológica traducida en roles sociales, que nada tenían que ver con la biología. La llamada ideología de género, presente en la sociedad actual, lejos de favorecer a las mujeres termina por discriminarlas ya que, finalmente, no somos iguales.
Después de largas décadas de lucha e importantes conquistas en el ámbito familiar, laboral o legal, para una gran mayoría de mujeres en el mundo su situación, hay que reconocer, incluso se ha deteriorado. La violencia contra el sexo femenino no ha disminuido, la mortalidad materna se ha disparado, al menos en nuestro país, obsesionados más por la promoción del aborto que por la salud de la mamá y la defensa de su vida. Tanto la maternidad como la infertilidad se han convertido en negocios lucrativos por la tecnología reproductiva.
Para responder a las amenazas actuales que ciernen sobre las mujeres y las niñas derivadas del tráfico sexual, la prostitución, la pornografía, la ideología trans y la hipersexualización de las niñas, un grupo de intelectuales, académicos y activistas se ha unido para promover un feminismo realista desde el punto de vista sexual.
Ésta es la nueva tendencia de importantes grupos feministas como el lidereado por Erika Bachiochi, investigadora en el Ethics and Public Policy Center y en el Abigail Adams Institute, quienes reconocen, que el sexo biológico juega un papel importante en la conformación de la persona y tenerlo en cuenta es clave a la hora de defender los derechos de las mujeres (Aci Prensa, enero 17). Esta iniciativa se identifica como Faire Disputations. La experiencia de la propia maternidad nos lleva a reconocer con Mary Harrington, —autora de Feminism Against Progress— que, sencillamente, “no somos iguales”, entre otras muchas razones, porque el hombre no es capaz de amamantar a su bebé. Si se trata de igualdad, hay que partir por reconocer la diferenciación sexual, no solamente en el ámbito de lo biológico, sino también, en la parte afectiva, emotiva y espiritual.
La justicia es tratar desigual a desiguales, no podrá haber justicia si no reconocemos, de entrada, que el sexo biológico está presente en cada una de las células del cuerpo. El enemigo que enfrentamos las mujeres en la actualidad es, por una parte, la confusión entre ideología y bilogía. Y por otra, la lógica del mercado que ha convertido tanto a la maternidad como a la infertilidad, en un negocio lucrativo para los hombres, a costa del sufrimiento de las mujeres.