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Sylvia Pasquel, elegida por Ripstein para ‘El diablo entre las piernas’

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Ciudad de México.— Todos los días “Beatriz” es víctima de insultos, vejaciones y humillaciones por parte de su celoso esposo, pero no huye de su lado porque han creado una codependencia y, al menos ella, no concebiría su vida de otra manera.

Así es el personaje que Sylvia Pasquel interpreta en “El diablo entre las piernas”, la nueva película del reconocido cineasta Arturo Ripstein y cuyo libreto fue escrito por su esposa Paz Alicia Garciadiego, especialmente para ella.

Al lado de Alejandro Suárez, Pasquel recrea el caso de una pareja de adultos mayores que suman muchos años de matrimonio, pero también de una convivencia caótica.

De acuerdo con los altos índices de violencia hacia la mujer en México, la actriz consideró que muchas se identificarán con el tema, pues su personaje trata con el típico macho que busca dominar a su pareja a través de insultos, humillaciones, menosprecios y haciéndola sentir culpable de cosas que no suceden.

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“Es una historia tan estrujante que al contarla quizá el receptor no alcanzaría a comprender la fantasía, la realidad y la verdad que encierra la película, me quedaría corta, pues Arturo Ripstein va más allá de todo”, explicó Sylvia Pasquel a Notimex.

El matrimonio comparte el mismo techo con una joven (Greta Cervantes) que fue abandonada por su madre en la casa de ambos y que ahora la tienen como su empleada doméstica.

“Aunque no es un triángulo amoroso, parece que sí lo es. La chamaca conoce los secretos de cada uno y manipula esta información a su favor. A veces toma partido por la mujer y a veces por el hombre. La profundidad que tiene la vida de estos tres personajes va más allá de la superficie”.

“El diablo entre las piernas” podría parecer una historia romántica hasta cierto punto, dice Pasquel, porque pese a las humillaciones de su pareja, “Beatriz” las acepta como la manera que él tiene para demostrarle que la ama.

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“Ella escribe todo lo que él le dice y lo que le pasa, es su diario vivir. Si bien saben que mantienen una relación tóxica, no la frenan porque se necesitan así; no obstante, conforme avanza la trama, algo sucede que romperá con el acuerdo establecido”.

Al quebrantarse la regla, todo se sale de control. “Aquello que había implícito en la relación, aquello que ‘Beatriz’ permitió hasta cierto punto, se termina cuando se viola el código de respeto”.

“Es difícil explicar la película, pero cuando la vean se les va a enchinar la piel. Es complicado precisar cómo es que dichos personajes viven en esa decadencia de moral, de sentimientos, de cuerpos, de vidas, de recuerdos y, sin embargo, siguen adelante y subsisten de alguna manera”.
Aunque los une una amistad de muchos años, es la segunda vez que Sylvia Pasquel trabaja con el director Arturo Ripstein, la primera ocurrió en 2015 a través del largometraje “La calle de la amargura”.

“Sentí un gran orgullo cuando Arturo me habló para decirme que este libreto lo habían creado para mí y deseaban que yo lo hiciera. Él es uno de los 100 cineastas más importantes del planeta y pensó en mí como su protagonista, no me la creo”.

Trabajar bajo las órdenes de Ripstein, dijo, no es sencillo, pues exige mucho al actor.

“Lo admiro, lo respeto y lo entiendo. Para él es fundamental que seas un profesional, que llegues al set con tu papel aprendido, que pueda hablar contigo, que te dé una orden y que tú la sigas sin estar repelando. Yo cumplí con todo y me dejé llevar por él. Le dije: ‘Tú eres el experto y tú eres mi guía’”.

Aunque no especificó de qué tipo, Pasquel mencionó que el largometraje contiene escenas fuertes, pero Ripstein fue muy cuidadoso para llevarlas a cabo, “lo cual le agradezco mucho porque mi personaje es difícil, de muchos retos y demanda física”.

Fueron cinco semanas de rodaje en diversas locaciones de la Ciudad de México, aunque Sylvia sólo permaneció en la casa de ambos personajes y en un bar donde hizo una escena con Daniel Giménez Cacho, pues “Beatriz” esconde el secreto de irse a los bailes de salón para practicar sus mejores pasos.

“Con Alejandro Suárez me acomodé muy bien trabajando, ya habíamos hecho la obra ‘Mi amiga la gorda’ y dada la experiencia, nos apoyamos mucho para las escenas complicadas. A diario llegábamos a las ocho de la mañana y terminábamos hasta la noche”.

“El diablo entre las piernas” se filmó en blanco y negro. Será en septiembre u octubre cuando la película esté lista y, de acuerdo con la actriz, Ripstein planea presentarla en el Festival de Cannes, en Francia.

ebv

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