CDMX
Cardenal Aguiar otorga nombramientos clave en CDMX
Ciudad de México.— En el marco de la fiesta patronal de la Arquidiócesis Primada de México y de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, ambas consagradas a la Asunción de María, el cardenal Carlos Aguiar Retes realizó dos nombramientos en su equipo diocesano: al sacerdote Jesús Hurtado (56 años) lo nombró titular de la recién creada Vicaría del Clero y al presbítero Hugo Valdemar Romero (52), exdirector de la Oficina de Comunicación del arzobispado capitalino, le confirió la potestad de Canónigo Penitenciario.
Hurtado, quien ya colaboraba en el secretariado para el Ministerio Ordenado, tendrá como responsabilidad la coordinación del nuevo modelo de seminarios, la atención integral a los sacerdotes de la Ciudad de México, la implementación del modelo de Unidades Pastorales del cardenal Aguiar y el tratar asuntos respecto al traslado o remoción de párrocos en los territorios de la Arquidiócesis de México.
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Por su parte, el ya canónigo metropolitano Hugo Valdemar Romero –quien condujo la oficina de comunicación social en gran parte del gobierno del cardenal Norberto Rivera Carrera- recibió la canonjía de “Canónigo Penitenciario”, uno de los pocos cargos mandatados por el Código de Derecho Canónico. Según el canon 508, el canónigo penitenciario tiene el oficio y la facultad ordinaria de “absolver en el fuero sacramental de las censuras latae sententiae no declaradas, ni reservadas a la Santa Sede, incluso respecto de quienes se encuentren en la diócesis sin pertenecer a ella, y respecto a los diocesanos, aun fuera del territorio de la misma”. Es decir, aquellos católicos que incurrieron en un pecado grave que les ha hecho caer en “excomunión automática” podrán acudir a Valdmar para encontrar mediante la Reconciliación, su regreso a la iglesia Católica.
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Entre los pecados graves no reservados a la Santa Sede se encuentra la apostasía (negar o renunciar a su credo, como sucedió en Argentina recientemente), el aborto, la violencia física contra un obispo, la captación y divulgación conseguida por medios técnicos de los que dice un penitente durante la confesión, que un clérigo o un religioso atente contra el matrimonio; el hereje o el cismático; los padres que entreguen a sus hijos a ser bautizados en una religión no católica; aquellos que cometan perjuro, falso testimonio o prometan algo falso ante autoridades eclesiásticas; quienes profieran una blasfemia en actos públicos o en medios de comunicación social. Si esos católicos desean volver a la comunión con su Iglesia, requieren acudir al sacerdote penitenciario y encontrar con su apoyo, el camino de arrepentimiento.
En la fiesta más importante de la Catedral Metropolitana y la Arquidiócesis de México, el arzobispo Aguiar animó a los recién nombrados y a la veintena de sacerdotes que asistieron a la celebración: “Muchas veces, cuando el mal se presenta tan poderoso, tan devorador de la vida humana, quizá nos venga la pregunta: ¿Hasta cuándo? El proyecto de Dios es rescatar a toda la humanidad; pero nos quiere advertir que siempre en esta vida terrestre habrá la lucha entre el bien y el mal; aunque el triunfo final, sabemos, está reservado para la victoria del bien”.
ebv