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Ciudadanos inundan de ayuda la CDMX

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México. — Autoridades federales y de la Ciudad de México dieron a conocer que cerca de 80 mil efectivos, entre militares, marinos, federales, policía capitalina y personal de Protección Civil, atienden la emergencia generada por el sismo del pasado 19 de septiembre.

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No obstante, la movilización ciudadana ha superado por mucho esta cifra, con cálculos hechos por autoridades que estiman que más de un millón de capitalinos se han desbordado a las calles para apoyar con una amplísima gama de actividades que van desde llevar comida, agua y herramientas a los centros de acopio; presentarse con manos, cubetas y cascos para apoyar en los lugares colapsados; coordinar el tránsito y los esfuerzos en la vía pública; y hasta recorrer las calles en grupos de brigadistas con palas y picos para ver dónde hace falta apoyo. 

En las calles se ha visto tal respuesta de la gente que hay quienes han solicitado a los voluntarios ciudadanos que ya no salgan y mejor permanezcan en sus casas si no tienen a qué salir, pero la emoción generada por la tragedia es tal que el apoyo generalizado sigue desbordado.

Los ríos de gente se dejan ver en torno a los puntos donde las construcciones se han colapsado, y si su apoyo ahí ya no es requerido los mismos encargados ciudadanos en los lugares colapsados los mandan a otros puntos donde se pudiera requerir más ayuda.

Asimismo, grupos de ciclistas y motociclistas van de un punto a otro preguntando qué falta.

Ayer por la tarde en el edificio de la textilera que colapsó en las calles de Chimalpopoca y Bolívar en la colonia Obrera, había un nutrido grupo de voluntarios peatones, ciclistas y motociclistas que llegaron a brindar apoyo, sin embargo, les indicaron que mejor se trasladaran a las calles de Torreón y Obrero Mundial en la colonia Del Valle norte, donde se requería de su ayuda.

Nos trasladamos hacia este punto en la colonia Del Valle y al llegar la sorpresa fue que este sitio estaba también inundado de un mar de gente con cascos, palas y picos haciendo fila para acceder a apoyar en este lugar que ya tenía acordonado el personal militar.

Ahí mismo había un centro de acopio con un sinnúmero de paquetes de botellas con agua y comida. La gente ofrecía comida, pollo, tortas y tacos de canasta a los peatones que estaban ahí para ofrecer la ayuda. Los encargados del centro de acopio pedían que ya no llevaran más agua pues la tenían en demasía.

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En las calles aledañas había varios edificios dañados y según se dijo, a punto de colapsar. En el recorrido para verificar esta información se veía a estos grupos recorriendo también las calles en busca de quién pudiera necesitar de su ayuda; en las aceras puestos de atención médica y hasta un par de jóvenes en edad universitaria ofreciendo apoyo psicológico.

Edificios con fachadas destrozadas, gente evacuada de las viviendas con maletas recorriendo las calles, militares tomando una siesta en los camiones luego de las maratónicas jornadas de rescate.

Del otro lado del Viaducto Miguel Alemán, sobre avenida Cuauhtémoc, más ríos de gente y tráfico vehicular.

En esta parte que ya era la colonia Roma Sur, más edificios cuarteados y uno en especial en la esquina de Toluca y Tehuantepec, ya totalmente evacuado y acordonado por el daño extremo que a simple vista se podía apreciar en él. El simple hecho de verlo y estar ahí frente a él, hacía sentir que en cualquier momento se desplomaría. Se veía un daño estructural severo con hoyos profundos apreciables claramente en sus diferentes caras, frontal y laterales.

Al llegar a la calle de Baja California, justo a una cuadra de ahí, mismo escenario, peatones con palas, botellas de agua y ahora carros para trasladar a los voluntarios.

Unos piden que ya no lleven comida ni agua pues ya hay en suficiencia, otros piden llevar herramienta y medicinas a puntos específicos.

En el cruce de Baja California y Cuauhtémoc a tres cuadras de ahí, justo frente al Centro Médico Siglo XXI, un centro de acopio con montañas de botellas de agua, ropa y papel de baño. Patrullas y policías tratando de controlar el tránsito pues la gente está desbordada en las calles.

Minutos más tarde, un aguacero cayó en esta parte de la ciudad; hasta granizo hubo, lo cual sólo es para el anecdotario pues ni las pelotitas de hielo pudieron terminar con el frenesí de ayuda que se apoderó de las calles en esta zona de la capital mexicana.

Continúo el recorrido y veo a las personas afuera de sus casas, como se acostumbra en provincia. Circulo en motocicleta a una velocidad mucho más baja de lo común pues los sentidos de las calles por el momento no se respetan. Los policías de tránsito lo saben y están ahí para constatarlo.

Ahí mismo en la Roma, encuentro y sigo a un grupo de motociclistas que recorren las calles en busca de quién necesite ayuda. Llegamos a avenida Insurgentes y el sentido de la vialidad no nos permite seguir el camino, sin embargo, deciden tomar un tramo en sentido contrario para seguir avanzando. Los sigo. Ahí frente a nosotros un grupo de policías no dice absolutamente nada de esta flagrante infracción de tránsito. No hay lugar para eso. Ellos saben que la ciudadanía es la que tiene el mando y son ellos quienes están ahí para solventar la emergencia.

agch

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