Ciudad de México.— No fueron advertidas. Les ofrecieron una solución rápida, un camino sin retorno disfrazado de libertad. Años después, desde distintas partes del mundo, muchas mujeres comparten en redes sociales un mismo dolor que no cesa: el aborto y sus consecuencias.
Nichole Liza tenía 15 años cuando le dijeron que abortar era una decisión sencilla, una salida rápida que le permitiría retomar su vida. Le aseguraron que no pasaría nada, que no era gran cosa. Pero lo que siguió fueron años de ansiedad, vacío y confusión emocional. Su testimonio revela las consecuencias no visibles del aborto y las preguntas que permanecen sin respuesta.
Decisión con heridas profundas
Nichole contó su historia en X (antes Twitter) que el primer aborto llegó cuando aún cursaba la preparatoria. Creyó en lo que escuchó: que no era un bebé, que sólo era un conjunto de células, que todo volvería a la normalidad.
Lo que vivió después fue un trastorno de estrés postraumático que se manifestó en ansiedad, episodios depresivos y un sentimiento persistente de pérdida. Durante años no pudo ponerle nombre a lo que sentía. Nadie hablaba del vínculo emocional ni de los efectos secundarios que podrían surgir tras un aborto.
“No puedo pasar por otro aborto”
Tres años más tarde, Nichole volvió a quedar embarazada. Expresó con claridad que no deseaba someterse a otro aborto. A pesar de ello, afirma que fue presionada, coaccionada y amenazada por personas cercanas y por médicos de clínicas proaborto que nunca le hablaron de las consecuencias al terminar con su embarazo.
“A los 18 años me quedé embarazada de nuevo y, esta vez, aunque les dije que no podía soportar otro aborto, mi familia y el personal de Planned Parenthood me acosaron, intimidaron, presionaron, coaccionaron y amenazaron para que me hiciera uno. Cedí y casi me mata”, narró.
El procedimiento estuvo acompañado de complicaciones físicas y consecuencias emocionales aún más severas. Según su relato, esa experiencia casi le costó la vida. La recuperación le tomó varios años y se apoyó en procesos terapéuticos intensivos para poder reconstruirse.
Una herida que no entendía
Nichole describe un recuerdo específico: una tarde, poco después del primer aborto, observaba una puesta de sol desde su casa y sentía un peso inexplicable. No podía entender por qué se sentía tan vacía.
Con el tiempo comprendió que su cuerpo y su mente reaccionaban a una ausencia. En sus palabras, llevaba el peso de una tumba vacía. Su duelo no fue inmediato porque había creído firmemente que no había nada que llorar. El dolor permaneció oculto por la falta de información sobre el impacto emocional del aborto.
Es un error para la humanidad, ¡creas o no en Dios! Tu fe, religión o la falta de ella no cambian el hecho de que los abortos matan a un ser humano que crece dentro del cuerpo de una mujer. Y nada cambia el hecho de que el aborto es un acto violento y traumático.
El dolor de no haber sabido
“No sabía que era madre”, escribe Nichole. En su testimonio, lamenta no haber recibido orientación clara antes de tomar una decisión irreversible. Nadie le mostró una ecografía. Nadie le permitió escuchar el latido del corazón. Nadie le explicó que podía sentir apego aunque no lo comprendiera aún.
Expresa que ese vacío no fue solo personal. Asegura que su experiencia afectó a su entorno, a su familia y a su propia identidad. Repite una frase con fuerza: “Cómo me hubiera gustado que alguien me lo dijera”.
Lo que deja el silencio
Nichole relata que encontró apoyo emocional en espacios donde pudo hablar sin ser juzgada. En un momento en que el trastorno postraumático vinculado al aborto no era reconocido en su entorno, la contención llegó a través de personas que sí reconocieron su herida.
Este es el crimen del aborto. No solo afecta a los bebés, sino que literalmente destroza a las familias. Cómo me hubiera gustado que alguien me dijera que llevaba un bebé y no un montón de células.
Su testimonio plantea una realidad que ha estado ausente de muchos discursos públicos: que el aborto, más allá del debate legal, puede tener efectos duraderos en la vida de una mujer.
Eco silencioso de mujeres marcadas por el aborto
En respuesta al testimonio de Nichole Liza,cientos de mujeres rompieron el silencio. Lo hicieron en la plataforma X (antes Twitter). Sus comentarios evidencian un patrón de engaño y la urgencia de hablar de las heridas que deja el aborto.
Engaño, presión y soledad: la ruta al aborto
Arunadasi, narró cómo, a sus 30 años, el deseo de ser madre fue apagado por la falta de recursos y la presión del padre del bebé. Él organizó y pagó todo. Ella no tuvo opción ni apoyo. Desde entonces, prometió no volver a intimar con un hombre a menos que fuera el padre de sus hijos y su esposo. La decisión cambió su vida. Años después, se casó, tuvo dos hijos y hoy sus nietas llenan su hogar de alegría, pero el vacío inicial quedó marcado para siempre.
Otra usuaria, identificada como FreeThinker, compartió que le tomó años comprender que su sueño no debía haber sido el aborto, sino formar una familia. Se reconoció en las jóvenes que hoy aplauden lo que a ella le destrozó. “Me llevó mucho tiempo darme cuenta de que tener hijos, un marido y una familia deberían haber sido el sueño”, escribió.
“Él decidió por mí”: testimonios de mujeres abandonadas
Dee tenía 23 años cuando abortó en 1993. Llevaba cuatro años con su pareja, quien la convenció de terminar el embarazo tras 13 semanas de gestación. Esperó con la esperanza de que él aceptara ser padre y formar una familia. Nunca ocurrió. Él tenía dinero, un negocio, estabilidad. Pero no quiso al hijo.
Historias como la de Casey Muldoon reflejan otro rostro del arrepentimiento: las secuelas físicas. Su mejor amiga abortó a los 21 años. Lloró durante meses. Luego fue diagnosticada con cáncer de cuello uterino. Perdió la posibilidad de ser madre para siempre. Hoy, décadas después, aún sufre esa doble pérdida.
“Escuché y esperé”: el valor de elegir distinto
Entre los comentarios también emergen voces que lograron evitar esa herida. Dawnie Green recordó las palabras de su madre: si se embarazaba antes de estar lista, no habría salida sin dolor. Ser madre soltera no era fácil.
El aborto no eliminaba el sufrimiento, lo prolongaba. Y dar en adopción generaría una duda eterna. Esa advertencia cambió su decisión. Se casó primero y fue madre después. Hoy lo define como “glorioso”.
ebv
México
Madres equilibradas marcan el camino hacia familias saludables

Ciudad de México.- La crianza positiva y el equilibrio emocional en los hogares son la base de un futuro prometedor para los niños.

Cada vez hay más estudios que respaldan el poder transformador de las madres equilibradas, quienes, al practicar la disculpa, el perdón y el amor incondicional, fortalecen el bienestar familiar y promueven una sociedad más saludable.
El bienestar de una madre influye directamente en la salud emocional de sus hijos.
La crianza positiva, que fomenta un ambiente de respeto, apoyo y empatía, está siendo reconocida como un factor clave en el desarrollo emocional de los niños.
De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las madres que mantienen un equilibrio emocional pueden reducir significativamente los niveles de estrés y ansiedad en sus hijos.
Ayudándoles así, a crecer con mayor seguridad y confianza.

Los especialistas en psicología familiar coinciden en que el equilibrio emocional de la madre no solo mejora la relación con los hijos, sino que también impacta en la estabilidad de la pareja.
La capacidad de perdonar y resolver conflictos de manera sana en el hogar fortalece el vínculo familiar.
Además crea un entorno donde los niños pueden sentirse protegidos y amados. La psicóloga infantil Mariana Martínez destaca:
“El perdón dentro de la pareja es fundamental para crear un hogar armonioso, donde los niños puedan aprender la importancia de la empatía y la resolución pacífica de conflictos”.
Una madre equilibrada no solo beneficia a sus hijos; su bienestar también tiene un impacto positivo en la comunidad.
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Familias saludables, en las que se practica el perdón y el amor, contribuyen a una sociedad más solidaria y emocionalmente estable.
La crianza positiva no es solo un modelo educativo, sino una herramienta poderosa para construir relaciones interpersonales más fuertes y promover el bienestar colectivo.
ARH
México
México ¿está listo para cuidar a sus abuelos?

Ciudad de México.— En mayo de 2025 un escándalo sacudió a San Luis Potosí cuando se difundieron videos que mostraban agresiones físicas y verbales contra abuelitos de la residencia privada Santa Sofía un lugar donde adultos mayores denunciaron humillaciones y golpes por parte del personal institucional según registros oficiales y medios nacionales.
El caso llevó al rescate de 13 personas mayores y a la clausura inmediata del lugar por autoridades estatales.
Especialistas en salud y atención geriátrica advierten que México se enfrenta a un reto crítico y creciente: miles de adultos mayores están quedando sin el cuidado adecuado. La soledad, la improvisación en su atención y el ingreso tardío a residencias especializadas agravan una realidad que puede convertirse en una crisis humanitaria.
Envejecimiento acelerado, cuidado rezagado
México envejece. Las cifras lo confirman y la experiencia diaria lo refleja. Sin embargo, la cultura del cuidado a los adultos mayores no ha avanzado al mismo ritmo. Familias enteras toman decisiones reactivas, muchas veces tras una caída, una fractura o un deterioro severo. La falta de prevención y la creencia de que cuidar es simplemente “estar ahí” han dejado a miles de personas mayores expuestas a riesgos evitables.
Especialistas insisten en que el cuidado del adulto mayor requiere estructura, formación y profesionalismo. No se trata de buena voluntad, sino de protocolos, rutinas y acompañamiento integral. Las decisiones deben tomarse a tiempo. Hacerlo tarde puede significar la diferencia entre una vida digna y años de sufrimiento innecesario.
Advierten sobre una realidad que ya está aquí: México envejece a un ritmo sin precedentes, pero aún no se ha preparado para cuidar con dignidad a sus adultos mayores. La cultura del cuidado permanece fragmentada, y los vacíos institucionales exponen a miles de ancianos a la soledad, la negligencia y la deshumanización.
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Un país que envejece sin estar listo
En México, el crecimiento acelerado de la población adulta mayor exige respuestas inmediatas. Sin embargo, el modelo de atención sigue rezagado frente a las necesidades reales. Alejandra Solórzano, directora de la Fundación DAMADI, advierte que el cuidado de los ancianos no debe ser una solución improvisada ni una carga familiar mal entendida.
Desde su experiencia jurídica y operativa de más de dos décadas, Solórzano insiste en que “cuidar a un adulto mayor no es un acto intuitivo”. Es un trabajo que requiere preparación profesional, protocolos claros y, sobre todo, vocación. La omisión de estos elementos abre la puerta a errores graves, a veces irreparables, en la salud física y emocional de los residentes.
Cuidado digno
El concepto de casa de reposo debe replantearse desde su raíz. “No debe sentirse como un hospital, sino como un hogar”, señala Solórzano.
Cada residente debe ser tratado como una persona única. Tiene nombre, historia, afectos, sueños. “El diferencial está en el vínculo que generamos”, explica. Las actividades, las comidas, las conversaciones y hasta los pequeños detalles están diseñados para fomentar comunidad, no aislamiento.
Soledad: el gran enemigo silencioso
Uno de los mayores desafíos de la tercera edad es la soledad. La vocera de DAMADI lo dice con claridad: “Nadie se debe quedar solo viendo tele todo el día”. La apuesta es por la conexión humana, por un entorno en el que cada adulto mayor se sienta escuchado y acompañado. No se trata de prolongar la vida, sino de darle calidad y sentido.
No ignorar la realidad
El envejecimiento no es una tragedia, es una oportunidad para reconectar con la vida. Pero lograrlo depende de las decisiones que se tomen hoy. Ignorar esta realidad es condenar a los padres y abuelos a la invisibilidad y al abandono.
ebv
México
La disculpa en pareja, la fórmula para mejorar el bienestar en el hogar

Ciudad de México.- El perdón en una relación de pareja no solo alivia tensiones, sino que también tiene un impacto significativo en la salud emocional y física de las personas. Especialistas han afirmado que la reconciliación ayuda a mejorar la calidad de vida y reduce el estrés.

El impacto del perdón en la salud emocional.
Según estudios de la Universidad de California, el perdón en relaciones de pareja está relacionado con menores niveles de ansiedad y depresión.
Cuando las parejas practican la reconciliación, evitan el rencor y logran una convivencia más armoniosa.
La psicóloga María González, especialista en terapias de pareja, asegura que “la capacidad de perdonar fortalece la relación y promueve la estabilidad emocional en ambos miembros de la pareja”.
El abandono emocional es uno de los principales factores que contribuyen al deterioro de la salud emocional en una relación.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), la falta de comunicación y la desconexión emocional pueden derivar en problemas de salud más graves, como trastornos de ansiedad y depresión.

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Los estudios revelan que uno de cada tres adultos en relaciones estancadas experimenta síntomas de abandono emocional.
¿Por qué la reconciliación es tan importante?
Un análisis realizado por la Fundación de Psicología de la Salud demostró que las parejas que practican el perdón tienen una mayor satisfacción en su vida sexual y una mayor estabilidad en su relación.
Este tipo de vínculo cercano contribuye a un sistema inmunológico más fuerte y a menos visitas al médico.
La reconciliación, en este sentido, no solo fortalece la relación, sino también la salud física.
Es fundamental comprender que el perdón en la pareja va más allá de una simple conversación: es un proceso de sanación emocional que tiene efectos profundos en la salud general de ambos.
Al promover la crianza positiva y la empatía, las relaciones de pareja pueden superar las adversidades.
Mejorando así, no solo la calidad de vida, sino también el bienestar físico y mental.
ARH
México
El amor de los padres desde el vientre forma bebés más sanos

Ciudad de México.- Diversos estudios han comprobado que la presencia activa de los padres en la vida prenatal tiene un impacto positivo en la salud de los bebés.
Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia sobre la importancia de la paternidad responsable, muchos hombres aún no asumen su rol desde las primeras etapas del embarazo.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más del 30% de los padres en México no están presentes durante el proceso de gestación.
Lo que podría influir en el desarrollo físico y emocional de sus hijos.
El acompañamiento en el embarazo: un acto de amor y compromiso.
El embarazo es una etapa de gran transformación tanto para la madre como para el bebé. El apoyo emocional, físico y psicológico de los padres puede ser determinante en el bienestar de ambos.
Las investigaciones han demostrado que las mujeres que cuentan con el apoyo de su pareja durante el embarazo tienen menores niveles de estrés y mayor bienestar emocional.
La compañía del padre también fomenta el desarrollo del vínculo afectivo con el bebé, lo que se refleja en una relación más saludable una vez que el niño nace.

Los beneficios de una crianza positiva.
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El papel activo de los padres también tiene un impacto social significativo.
Los niños criados en un ambiente de apoyo mutuo entre ambos padres tienden a tener mejor rendimiento académico y emocional.
Según la Asociación Mexicana de Pediatría, los bebés cuyas madres y padres están involucrados en su crianza desde el embarazo, tienen menos probabilidades de desarrollar problemas de salud mental a medida que crecen.
El compromiso de los padres con el embarazo no solo influye en la salud del bebé, sino también en la dinámica familiar.
En una sociedad donde los roles tradicionales de género siguen influenciando las expectativas sobre la paternidad.
Por ello, es crucial que los hombres se involucren activamente en el proceso desde el principio.
ARH
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