Pide Norberto Rivera por las víctimas de fenómenos naturales

México.— Durante la homilía dominical efectuada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, pidió por las personas que perdieron la vida durante el terremoto originado en Chiapas el pasado jueves 7 de septiembre y por aquellos que también murieron durante los diversos huracanes efectuados en el Océano Atlántico.

“Las consecuencias de estos temblores han traído mucha desgracia por ello hay que enviar nuestra ayuda, existen muchas vías y organismos desde Caritas, el gobierno de la ciudad y la Cruz Roja”, aseveró su eminencia.

El Arzobispo Primado de México también aseveró que una Iglesia muda no sirve ni a Dios ni a los hombres. Ante los grandes males de nuestro mundo no nos podemos encoger de hombros, no nos podemos paralizar, ni echar la culpa de todos los males a un solo hombre: debemos mostrar nuestra solidaridad y nuestra corresponsabilidad, levantando nuestra voz, ofreciendo nuestras propuestas y entregando nuestro compromiso para que los males se conviertan en bienes.

“En estos días todos sentiremos esa corresponsabilidad en primer lugar de que en esta gran ciudad no haya pasado nada grave, siendo cómo fue un temblor fortísimo, debemos unirnos para dar gracias a Dios, porque si hubiera causado grandes males, esta ciudad estaría en otra situación”, agregó Rivera Carrera.

Incluso el religioso destacó que muchos de nosotros mismos quizá no estaríamos aquí.

“Pero también con nuestros hermanos que en otras partes están sufriendo las consecuencias del temblor o de la lluvia, debemos pedir de todo corazón para pedir por todos aquellos que han muerto, descansen en paz”, reiteró Norberto Rivera.

El religioso católico pidió a los feligreses orar por todos aquellos que están en dificultades para sobrevivir y demostrar cómo lo hizo San Pablo, ayudar a nuestro prójimo en desgracia sin conocerlo físicamente, pero que sabemos que están en gran necesidad.

También aclaró que La presencia del Señor en medio de los que nos hemos reunido en su nombre, no se agota en una simple solidaridad y corresponsabilidad humana.

La mayor contribución que podemos dar en nuestras familias, en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad es ayudar a que los demás descubran la presencia del Resucitado en medio de nosotros. Así mostraremos que de verdad los amamos: porque les anunciamos y les ayudamos a descubrir a aquel que vence toda desesperanza.

Tengamos la seguridad seremos debemos unirnos y dar gracias a Dios.

JAHA