México

Una decisión unipersonal y metapolítica

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El modelo “tecnologizado” de hacer política…

Lo habíamos comentado recientemente, era inminente ya la postulación del candidato del PRI a la República, pero más allá de las observaciones y correcciones políticas a las que nos llamó el Presidente de la República, hay tres cuestiones que deben estar en el tablero político.

La primera y la más importante es que estamos los mexicanos frente a una versión modernizada del “dedazo”. Se puede llamar como quieran: consulta, análisis o valoraciones, pero la realidad es que el PRI tiene hoy un personaje como producto de la decisión política unipersonal y metapolítica de una sola persona, en este caso, del Presidente de la República.

¿Tiene responsabilidad en ello el presidente, hablando propiamente de la persona, es decir, Enrique Peña Nieto es el responsable directo de este modelo de designación? Me parece que no y simplemente lo que ha hecho el Presidente de la República, es seguir el ritual del sistema político priista, ese sistema político de más de setenta años que tiene sus propios códigos, sus propias normas internas y sus propias formas de generar y hacer política.

Y, una de ellas, la que más le ha funcionado, es ésta; la de darle al Presidente de la República la facultad metaconstitucional, es decir, más allá de lo que dicen las normas legales de designar a su sucesor, eso es el primer parámetro y por eso se trata de una designación unipersonal. No hubo consulta, no hubo asamblea, ni hubo encuestas, no hubo una deliberación a nivel del priismo nacional para que dijeran “A”, “B”, “C” o “D” puede ser nuestro candidato.

Segundo, en el ritual del sistema priista político, el presidente Enrique Peña Nieto ha optado por la máxima de los procesos de designación del candidato presidencial y se refiere a que es un financiero, un economista el que es designado como aspirante a la Presidencia de la República, esto ha ocurrido en los sexenios gobernados por el PRI y la excepción ha sido durante las administraciones de Vicente Fox y de Felipe Calderón Hinojosa, pero en los últimos sexenios ha sido un financiero, un economista.

Lo fue Miguel de la Madrid Hurtado, después lo fue Carlos Salinas de Gortari, posteriormente, fue Ernesto Zedillo Ponce de León, vienen los gobiernos panistas y nuevamente, ahora, Enrique Peña Nieto, un abogado, designa a un financiero, esto es muy importante porque pareciera que el contexto que debe de imperar en la contienda electoral responde más a un entorno global sustentado en la viabilidad del proyecto económico cuando México renegocia un Tratado de Libre Comercio que es uno de los pilares de la economía nacional.

También está en el reto de abrir nuevos mercados y nuevas relaciones comerciales con Europa y Asia como el Plan B para la economía nacional para las próximas décadas y un modelo económico financiero que tiene mucho que ver con el futuro de la moneda mexicana y de su paridad frente al dólar como producto de la expansión económica que pueda lograr México y de ahí la viabilidad para generar un entorno de más desarrollo y de más crecimiento.

Entonces, la designación corresponde a un criterio de viabilidad económica-financiera para las próximas décadas y esto explicaría, en consecuencia, por qué no fue el candidato Miguel Ángel Osorio Chong, un personaje más político, más hecho al estilo y a la forma de la nomenclatura priista o por qué no fue alguno de los llamados tecnócratas de la administración de Peña Nieto que están haciendo su incursión en la política, pero que vienen más de la gestión y de la academia que del entorno y del mundo económico-financiero.

Como tercer rubro, también importante, es que el PRI está respondiendo ahora a un nuevo modelo tecnologizado de hacer política y es que anteriormente, uno de los líderes de los sectores del PRI, sea obrero, campesino o popular, tenía esa facultad secundaria de hacer un nombramiento para generar una “cargada” física y política en torno a este personaje.

Hoy, está ocurriendo exactamente lo mismo nada más que ahora esa cargada es digital porque las redes sociales están saturadas ya de felicitaciones, de mensajes de buena ventura y de éxito político para la decisión que ha tomado el secretario de Hacienda, José Antonio Meade y esto es a final de cuentas una versión tecnologizada en donde lo que no cambia es que a partir del día de hoy quieran o no los mexicanos, lo quiera o no el sistema político mexicano, el Presidente de la República constitucionalmente electo Enrique Peña Nieto empieza a ceder el poder, empieza a tener otra posición en los intereses políticos nacionales.

Ahora, el hombre que tendrá que asumir una especie de cogobierno durante los próximos meses, en tanto se da la sucesión presidencial, se llama José Antonio Meade y estas son las reglas no escritas del sistema político, estas son las reglas que ha establecido el presidente quien sabe los pros y las contras.

En conclusión, la designación en el actual contexto político nacional, a diferencia de lo que ocurrió en el antiguo sistema político priista, ya no es garantía de triunfo automático y es que José Antonio Meade es un candidato que responde al entorno, responde a las circunstancias de su partido, el PRI, responde al modelo político que ha diseñado el presidente Peña Nieto, pero esto no quiere decir, como antes sí ocurrió, que sea el hombre que va a suceder en la Presidencia a Enrique Peña Nieto, es uno más de los aspirantes.

La elección es otro cantar.

 

 

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