
México
Villa Bebés es un nuevo hogar de esperanza para la primera infancia en Nuevo León
Monterrey.- Nuevo León ha dado un paso significativo en el fortalecimiento de su apoyo a la primera infancia con la inauguración de Villa Bebés, un innovador proyecto integral dentro de Capullos Renace.
Encabezando el evento, por autoridades gubernamentales, mismos que recorrieron las instalaciones que brindarán amor y protección a 120 pequeños.
Durante la ceremonia, Mariana Rodríguez Cantú titular de AMAR a Nuevo León,destacó la importancia de este proyecto, que representa el cumplimiento de un sueño gestado desde el inicio de su administración.
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“Estamos cumpliendo el sueño que nos propusimos hace más de dos años y que por mucho tiempo parecía imposible. Siempre pensamos en el futuro, construyendo el mundo que queremos para los niños y las niñas que serán los neoleoneses del mañana”, expresó.
Villa Bebés, que ocupa una superficie de 3 mil metros cuadrados.
Misma que está diseñada para proporcionar un entorno seguro y acogedor para los infantes.
Cuenta con recepción, salones de usos múltiples, áreas para lactantes y maternal, cuneros, dormitorios preescolares, pabellón para mamás, administración y obras exteriores.
Un modelo de protección integral.
El Gobierno de Nuevo León ha puesto especial énfasis en la protección de la infancia y adolescencia. En este contexto, Villa Bebés refuerza la misión del DIF Capullos, que busca garantizar la seguridad física, psicológica y jurídica de menores en situación vulnerable.
El proyecto DIF Capullos Renace incluyó la demolición, construcción, remodelación y equipamiento del Centro en un espacio total de 23 mil 808 metros cuadrados, con una superficie construida de 9 mil 318 metros cuadrados.
ARH
CDMX
La Cruz de Iztapalapa 2025: forjada en fe, cargada de promesas
Ciudad de México.— En la Capilla de la Asunción, al cruce de la calles 16 de Septiembre en Iztapalapa, se guarda una presencia que no habla, pero conmueve. Es un objeto que respira historia, sudor y plegarias. La Cruz de Iztapalapa ya está en su sitio, recargada contra el altar de un templo modesto, donde comienza el relato más profundo de la Semana Santa para una comunidad que no escenifica la fe, la vive.
Mide seis metros con diez centímetros de altura. Su travesaño, donde descansarán los brazos extendidos de José Julio Olivares, el joven que representará a Jesús, alcanza los tres metros con cuarenta. Pesa entre 95 y 100 kilos, pero carga mucho más: el fervor de un pueblo, la devoción de ocho barrios, las promesas de generaciones que no permiten que esta tradición se marchite.
Esa cruz no es anónima. Viene de Michoacán, pero en Iztapalapa tiene nombre y apellido: Ángel Juárez, carpintero de manos fuertes y alma de artesano. Él, como su padre desde 1977, construye cada año el símbolo más visible del sacrificio, en su taller se cincela el instrumento donde los clavos son de fe, y la madera, de esperanza.
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Junto al madero aguarda el patíbulo, esa pequeña base donde descansarán los pies de José Julio Olivares Martínez, el joven elegido para encarnar a Jesús este año. A un lado, la inscripción que encabezará la crucifixión: “Jesús Nazareno, Rey de los Judíos”, escrita en griego, arameo y latín, tal como se narra en los Evangelios.
La capilla se convierte en santuario y escenario. Las puertas abiertas no sólo reciben fieles; reciben historias. Madres que rezan por sus hijos, ancianos que lloran sin palabras, niños que preguntan quién fue ese Jesús que murió por amor.
El madero será cargado el Viernes Santo hasta el Cerro de la Estrella. Pero antes, cientos, quizás miles, de personas tocarán su superficie rugosa. Algunos apenas la rozan, otros la abrazan como si encontraran en ella un consuelo perdido. No es solo una cruz; es un espejo espiritual para una comunidad que resiste, que cree, que recuerda.
ebv
CDMX
José Julio, el joven que carga con la fe de Iztapalapa
Ciudad de México.— En el corazón de Iztapalapa, donde la fe no se representa, se vive, José Julio Olivares se prepara para un momento que no sólo marcará su vida, sino la de toda una comunidad. Con 24 años de edad y una cruz de 100 kilos esperándolo en el Cerro de la Estrella, este joven se convierte en el nuevo rostro de Jesús de Nazaret para la 182 edición de la Pasión de Cristo.
No es sólo un papel. Es una responsabilidad que arrastra siglos de tradición, miles de espectadores y una entrega absoluta que va más allá del escenario. “Es algo que no se puede describir con una sola palabra”, dice José Julio. “Es emoción, es nostalgia, es compromiso. Es todo eso y más”.
Su camino comenzó en noviembre del año pasado, cuando respondió a la convocatoria. Entre requisitos que filtran está la condición física, la moral, ser originario de los ocho barrios, no tener tatuajes ni perforaciones, estar soltero y sin hijos, José Julio fue superando cada etapa. La más simbólica: una caminata con una cruz de entrenamiento fabricada con árboles caídos, que le ayudó a preparar cuerpo y espíritu para lo que está por venir.
No es un desconocido en la representación. En 2014, interpretó al apóstol Jaime, en ese entonces, salió por primera vez un Domingo de Ramos 13 de abril. Once años después, vuelve a salir el mismo día, pero ahora como Jesús. “Es algo que podré contar toda mi vida. No cualquiera vive esto”, dice con una mezcla de asombro y gratitud.
El día grande lo espera con una cruz hecha a mano por don Ángel Juárez, quien desde hace años dona este símbolo de madera a cada joven que interpreta a Cristo. José Julio ya tuvo su primer encuentro con ella. Se la entregaron en una misa. La tocó. La sintió. “Fue una emoción inmensa, un sueño que viene desde niño, cuando veía al Cristo pasar por las calles y me imaginaba ahí”, comparte.
Más que un sueño cumplido, es una misión. Desde hace semanas, sube al Cerro de la Estrella a las 3 de la tarde. Corre tres kilómetros. Luego cuatro. Después carga un tronco. Después, una cruz. Se entrena bajo el sol. Se acostumbra al calor. Se adapta al peso. Porque el cuerpo también debe estar listo para simbolizar el dolor.
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Estudia economía. Está por titularse. En junio o julio, si todo sale bien, tendrá su título. Pero antes, este abril, será el rostro de la fe de su pueblo. Una fe que lo transformó. “Me he acercado más a Dios”, confiesa. “Es algo que me voy a llevar como experiencia y que podré compartir con otros”.
Sus padres, que tienen un puesto en el mercado de La Merced, lo apoyan con orgullo. Sus amigos también. “Me han hecho sentir más amado”, dice, y sonríe. Tras bambalinas, cuenta que tuvo que dejar la escuela unos días. También el trabajo con su familia. “Ahora, cuando todo termine, quiero volver a ayudarles, retomar la escuela, seguir mi camino”.
Habla de Tabata Rosas, quien interpreta a María. La conexión entre ambos es fundamental. “Debemos sentirnos madre e hijo. Si no, no funciona”. En escena, esa emoción se vuelve verdad.
Cuando termine la representación, la cruz irá a su casa. Aunque su callejón es estrecho y no entra con facilidad, buscará la manera de colocarla. El tres de mayo la llevará al Cerro para bendecirla junto a otras cruces. Entonces cerrará el ciclo.
A los jóvenes de Iztapalapa, les lanza un mensaje directo: “No se rindan. Participen. Si no quedan una vez, inténtenlo de nuevo. Esto se vive con fe, amor y respeto”.
José Julio no se ve como un actor, se ve como un servidor. Un hijo de los ocho barrios que cargará, por unas horas, con la esperanza de miles y lo hará con la fuerza de su historia, con la devoción de su gente… y con el alma en alto.
ebv
CDMX
Tabatha Rosas: la joven que lleva a María en el corazón de Iztapalapa
Ciudad de México.— Por unas semanas, Tabatha Michel Rosas dejará de ser estudiante de optometría para convertirse en la madre de Jesús. No es metáfora. La joven de 18 años fue elegida para interpretar a María en la representación más grande de la Pasión de Cristo en América Latina: la de Iztapalapa.
Su nombre resonó el 5 de enero durante la elección del cuadro de mujeres. Las lágrimas brotaron, el pecho se le apretó, y la felicidad le estalló por dentro. Tabatha recibió entonces el papel que soñó desde niña, ese que pesa más en el alma que en los hombros.
—“Sentí que todo se detuvo. Fue un momento de mucha emoción, algo que nunca voy a olvidar”, dice con los ojos húmedos y la voz suave, como quien sabe que está viviendo algo que marcará su vida para siempre.
El personaje de María exige más que presencia escénica. Requiere resistencia física, fortaleza espiritual y una entereza que sobrepasa los días de ensayo. Desde hace semanas, Tabatha entrena a las siete de la mañana en el Cerro de la Estrella. Corre, respira hondo, se fortalece. A esa rutina le suma una alimentación cuidadosa y largas lecturas sobre la figura de María. Ve películas, repasa textos bíblicos, dialoga consigo misma. “Para interpretarla necesito conocerla, comprender su dolor y su fe”, asegura.
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Tabatha sabe que María no solo acompañó a su hijo hasta la cruz, también representa la esperanza. Por eso, para ella, cada paso durante el viacrucis por los ocho barrios de Iztapalapa es un acto de amor profundo.
El año pasado no logró quedarse con el papel. Entonces encarnó a María Magdalena. Lejos de desanimarse, esa experiencia le permitió crecer espiritualmente. Volvió con más fuerza, más segura de lo que quería, más convencida del significado que guarda esta tradición. Y esta vez, el sueño se hizo realidad.
Su familia la ha acompañado con devoción. Sus padres y hermanos han sido testigos de sus ensayos, su entrega, sus dudas y sus certezas. “Lo ven como una bendición”, cuenta con orgullo. La comunidad también le ha mostrado cariño. Gente que no conoce se le acerca, le habla con respeto, incluso le besa las manos. “Eso me impactó. Yo soy una persona común, pero en esos momentos ya no me ven como Tabatha, me ven como María”, explica, aún conmovida.
Cumplir con los requisitos no fue tarea sencilla. Ser originaria de los ocho barrios de Iztapalapa, tener buenas costumbres, no contar con tatuajes ni perforaciones visibles, haber hecho la primera comunión. Todo forma parte del filtro que asegura que quienes suban al escenario más simbólico de la Semana Santa lo hagan con responsabilidad.
Tabatha lo sabe bien. Siente el peso de la mirada de millones, dentro y fuera del país. Pero no le teme. “Es un privilegio y una responsabilidad muy grande, pero lo hago con amor y respeto”, afirma.
Mientras termina el último año del bachillerato, su corazón ya se enfoca en el futuro. Planea estudiar medicina o psicología. Sueña con servir, con sanar, con acompañar. Pero por ahora, su propósito es otro: encarnar a María con la verdad de quien comprende el dolor, la esperanza y la fe de una madre.
—“Quiero que la gente sienta eso, que vea más allá del personaje. Que se lleven un mensaje de amor, de unidad, de reflexión”, dice sin alzar la voz, como si cada palabra saliera desde un lugar profundo.
Antes de despedirse, lanza un mensaje a los jóvenes de su comunidad y del país:
—“Cuiden sus raíces. Esta tradición es nuestra identidad. No es solo cultura, también es fe, es historia, es un motivo para unirnos”.
En el corazón de Iztapalapa, una joven que ama a su comunidad ha hecho de la fe su bandera y del arte su camino. No solo representa a María. Por estos días, la lleva dentro.
ebv
Estados
UNAM abrirá nueva sede en Oaxaca con seis carreras y modalidades flexibles
Oaxaca.- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) anunció la creación de una nueva Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) en el estado de Oaxaca, como parte de su estrategia para ampliar la cobertura educativa en distintas regiones del país.
Esta nueva sede tiene como objetivo atender la creciente demanda académica en el sur de México, brindando mayores oportunidades a la juventud oaxaqueña.
Con capacidad para recibir a 1,200 estudiantes de nuevo ingreso, la ENES Oaxaca ofrecerá una formación académica integral con enfoque en temas de relevancia social como género, ética, derechos humanos, racismo y discriminación.
De este modo, busca contribuir a la construcción de una sociedad más justa e incluyente.
Diversidad de carreras y modalidades.
Entre las licenciaturas que se impartirán se encuentran Administración, Contaduría, Informática, Negocios Internacionales, Historia y Psicología, siendo esta última ofertada en modalidad abierta y a distancia.
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Asimismo, se implementará un Programa Único de Especializaciones a nivel posgrado, lo que fortalecerá el desarrollo profesional en la región.
Uno de los aspectos más destacados es la variedad de modalidades de estudio que se ofrecerán: presencial, abierta, a distancia y mixta.
Gracias a esta flexibilidad, personas con responsabilidades laborales o que viven en zonas alejadas podrán acceder a una educación de calidad sin abandonar sus compromisos.
Apuesta por la identidad y el desarrollo cultural.
Además del enfoque educativo, la nueva ENES también tendrá una función cultural y social.
Desde la UNAM se destacó que esta sede contribuirá al fortalecimiento de la identidad oaxaqueña y sus tradiciones, promoviendo actividades culturales y de vinculación con la comunidad.
Con este anuncio, la UNAM reafirma su compromiso con la equidad educativa y el desarrollo regional, llevando su prestigio académico a más rincones del país y abriendo nuevas posibilidades para quienes desean superarse mediante la educación.
ARH
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