Ante los cambios en el campo de la energía, ¿le importará el futuro de PEMEX?

 ¿Y si corriere la misma suerte que LYFC?

No hay duda que los cambios que hemos visto en materia de energía en México, estos cuatro años, al margen del hecho conocido y aceptado por todos, de que los beneficios los veremos dentro de algunos años, quizás 10 o 15, nos obligarán a repensar muchas de las verdades casi absolutas las cuales, a querer y no, alimentaron nuestra visión de la economía y su crecimiento, y del desarrollo del país y los mexicanos en todos sentidos, serán la base de una nueva forma de ver las cosas.

Hoy, por ejemplo, ¿qué diría usted si en unos meses, el gobierno Federal liquidare PEMEX y CFE, en una operación más o menos similar a la que llevó a cabo el Presidente Felipe Calderón?

¿Qué diría usted al respecto? ¿La vería como algo negativo y dañino para México y su economía? ¿Qué podría argumentar usted, para soportar debidamente su oposición a esa hipotética liquidación?

¿Caería en el desgastado lugar común, muy socorrido entre quienes se distinguen por desconocer los cambios profundos que se han registrado en el mundo desde hace 50 o 60 años, de que sería una medida neoliberal, mediante la cual entregaríamos los recursos del país a los extranjeros los cuales, únicamente estarían interesados en saquearnos?

¿Lloraría la liquidación de PEMEX y de CFE? ¿Olvidaría o haría un lado, la profunda corrupción y los privilegios que una minoría obtuvo durante decenios, a costa de millones de mexicanos?

¿Estaría consciente que, al menos ese cáncer de la corrupción, sería reducido de manera significativamente en las nuevas y verdaderas empresas a crear?

¿Cómo se explicaría y a su vez lo explicaría a los suyos, el futuro que nos esperaría con la liquidación de ambas entidades -un tanto raras, habría que decirlo-, pero no verdaderas empresas?

¿Podríamos pensar en un México viable, sin PEMEX y sin CFE? Es más, ¿es posible concebir siquiera a este país, sin PEMEX y sin CFE?

¿Lo imagina usted? Y de imaginarlo, ¿qué es lo que ve? Ante lo que estamos presenciando estos días, ¿por qué no empezar a pensar en un México menos corrupto y más moderno, ya sin esos pozos inagotables de raterías, despilfarro e improductividad que habrían sido el uno y la otra?

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