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La realidad de la familia ha cambiado, pero sigue siendo un valor clave: Papa Francisco

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Vaticano.— Ante peregrinos de la diócesis de Asti, el Papa Francisco subrayó la “revolución” de la familia traída por Cristo, en la que el vínculo más importante es el amor, animado por “la gratitud, el reconocimiento y el servicio”.

El Pontífice reiteró que “es una realidad que la familia ha cambiado mucho, y está cambiando”, pero “sigue siendo un valor clave”. Y la verdadera “revolución” de la familia la hizo el único que trajo “las novedades, aquellas verdaderas, a este mundo: Jesucristo”.

Recordó las palabras de Jesús en un episodio evangélico que explican una nueva manera de entender la familia.

En los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Cuando Cristo está predicando en medio de sus discípulos y de otras personas, le dicen: Tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. Él les respondió: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?. Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

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Llamarse “hermanos y hermanas” entre cristianos, subraya el Papa Francisco, “no es sólo una fórmula, un modo convencional de decir las cosas”, sino “una realidad nueva generada por Jesucristo”.

Y la palabra de Jesús “ha renovado radicalmente la familia, de modo que el vínculo más fuerte, más importante para nosotros los cristianos ya no es el de la sangre, sino que es el amor de Cristo”.

Su amor transforma la familia, la libera de las dinámicas del egoísmo, que derivan de la condición humana y del pecado, la libera y la enriquece con un vínculo nuevo, aún más fuerte pero libre, no dominado por los intereses y las convenciones del parentesco, sino animado por la gratitud, por el agradecimiento, por el servicio mutuo.

Francisco explicó que ha querido compartir estos pensamientos con sus “hermanos y hermanas de Asti”, porque “en su tierra están las raíces paternas de mi familia. Las raíces son importantes”. Y hay que agradecer a Dios “por el don de la vida y por quienes nos la han transmitido” y a Jesucristo que “nos ha llamado a formar parte de su familia, en la que lo que cuenta es hacer la voluntad del Padre que está en los cielos”.

Y esta nueva familia de Jesús, al mismo tiempo que da un nuevo sentido a las relaciones familiares -entre cónyuges, entre padres e hijos, entre hermanos-, también “fermenta” la vida de la comunidad eclesial y civil. Por ejemplo, hace crecer la gratuidad, el respeto, la acogida y otros valores humanos.

Información de Vatican News

ebv

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