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Los menores tienen el derecho a vivir en un medio ambiente sano

Bajo el lema “Derechos Humanos y Medio Ambiente: Un Compromiso que Germina”, el movimiento está sembrando árboles en diferentes áreas.

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Bogotá.- En un emotivo acto que combina la defensa de los derechos humanos y la protección del medio ambiente, menores aprenden que sembrar árboles les ayuda a preservar el entorno natural que los rodea.

Esta acción cobra relevancia en el contexto de conmemoración de los 75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos, un hito que subraya la importancia de reconocer y garantizar los derechos fundamentales de todos los individuos, independientemente de su edad.

Entre estos derechos, se encuentra el derecho a vivir en un entorno limpio, sano y sostenible.

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Este derecho, si bien no se menciona explícitamente en la Declaración, está implícito en varios de los derechos contenidos en ella, como el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, el derecho al más alto nivel posible de salud, el derecho a un nivel de vida adecuado y el derecho a la educación.

Es fundamental destacar que los Estados tienen la responsabilidad de proteger a los niños contra los daños ambientales derivados de las actividades comerciales y de proporcionar marcos legislativos que garanticen que las empresas respeten los derechos del niño y actúen con diligencia en relación con el medio ambiente, reduciendo sus emisiones y minimizando los impactos negativos en la salud de los menores.

En este sentido, es primordial fomentar el compromiso de las niñas y niños con la protección del medio ambiente y la defensa de los derechos humanos, fortaleciendo la conexión entre ambos conceptos fundamentales.

La degradación ambiental afecta de forma desproporcionada a personas, grupos y comunidades que ya se encuentran en situaciones vulnerables.

Las mujeres y niñas, por ejemplo, se ven desproporcionadamente afectadas debido a desigualdades de género preexistentes y la discriminación.

Además, los desastres relacionados con el clima obligan a millones de personas a migrar en condiciones precarias e inseguras, lo que afecta directamente al disfrute de una amplia variedad de derechos humanos, como el derecho a la vida, a una vivienda adecuada, a la educación, al agua, a la alimentación, a la salud y la seguridad, entre otros.

En el año 2021, más de 22 millones de personas se vieron desplazadas internamente debido a desastres relacionados con el clima, según el Observatorio de Desplazamiento Interno.

Estos eventos exacerban las situaciones de vulnerabilidad, especialmente en el caso de los niños, quienes enfrentan graves consecuencias en su bienestar y desarrollo.

Por lo tanto, es esencial que la sociedad y los gobiernos reconozcan y promuevan activamente el derecho de los menores a vivir en un medio ambiente sano, tomando medidas concretas para garantizar su protección y preservar un entorno propicio para su crecimiento y desarrollo.

Solo a través de un esfuerzo colectivo y un compromiso continuo con los derechos humanos y la sostenibilidad ambiental, podremos asegurar un futuro más justo y saludable para las generaciones venideras.

ARH

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