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Por favor, no olvide que nuestros problemas aquí siguen, y están agravándose

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¿Ya se dejó contagiar por la psicosis que a no pocos afectó? ¿Se dejó contagiar por el miedo, casi pánico, que en muchos ha generado la llegada de Trump este viernes, a la Presidencia de Estados Unidos?

¿Cómo es posible que, a estas alturas, quienes sobrevivimos a la docena de años de Echeverría y a López Portillo, nos asustemos por los dislates de quien hace gala de una incontinencia verbal de tal magnitud y sinrazón, que sus mismos correligionarios se preguntan ya, por qué votaron por alguien así?

En relación con el interés que ha generado en no pocos en México, la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos (Más específicamente, por el conjunto de propuestas o amenazas si gustare llamarlas así), valdría la pena recordarles que, por más amenazante que su llegada pudiere ser para el país y los mexicanos, nuestros grandes y pequeños problemas estructurales, aquí siguen, y cada día que pasa sin que los enfrentemos y elaboremos y construyamos las bases para su solución, continuarán agravándose.

Dichos problemas, Éstos, desde hace un buen número de semanas, han sido relegados de la agenda nacional. Todo parece girar alrededor de Trump; el destino del país y de los mexicanos todos, parecen depender de lo que diga este viernes 20 de enero y haga a partir de ese día, el para entonces Presidente Donald Trump.

Sin rebajar un ápice a la amenaza que podría representar la Presidencia de aquél y el estilo de gobernación que ponga en práctica, los problemas estructurales internos sin resolver durante decenios, y sus efectos negativos actuales para el fortalecimiento de las instituciones, y por mantenernos en el estancamiento económico durante más de 30 años, serán la medida real del efecto que aquélla pudiere tener para el país y los mexicanos.

Entre más tiempo dejemos pasar sin enfrentar dichos problemas, y sin diseñar las soluciones y empezar a ponerlas en práctica, mayores serán los efectos negativos de la Presidencia Trump para México y los mexicanos.

Por el contrario, si dejáremos de asustarnos colectivamente y prestáremos atención a tanto problema ignorado durante decenios, otra ave de corral nos cantaría. Entre más pronto atendamos lo que impide crecer a nuestra economía, menor será el efecto negativo de la Presidencia Trump.

De la misma manera, entre más pronto enfrentemos nuestra falta -ya peligrosa- de institucionalidad, menor sería la desconfianza hacia nuestro gobierno y hacia su gobernación.

Así es que ya sabemos cómo están las cosas: En vez de asustarnos nosotros mismos con El Petate del Muerto, pongámonos a trabajar en la solución de nuestros añejos problemas estructurales y que Trump se enfrasque en una pelea con su sombra si quisiere.

Ya los ciudadanos de Estados Unidos, específicamente sus agentes económicos, se encargarán de ponerlo en su lugar.

ebv

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