Mundo
Por favor, vea el debate, un verdadero debate
Hoy, los que estén interesados en el tema, y dispuestos a invertir una hora y media o dos cuando mucho, de su valioso tiempo, y tengan un dominio del inglés para seguir el debate entre Clinton y Trump en ese idioma, disfrutarán de uno de los elementos de la democracia más importantes y atractivos: Un verdadero debate, una confrontación dura y a veces ríspida, pero dentro de las normas de la lucha política.
De decidirse a verlo, disfrutará algo que en México es impensable. Aproveche pues, esta gran oportunidad.
Verán un enfrentamiento entre dos candidatos -se batirán-, cuyas posiciones divergen en muchos temas, pero convergen en otros -esto es lo importante para México-; particularmente en los que tienen que ver con el libre comercio y la globalidad.
Aquí entre nosotros, donde a cualquier taco le llamamos cena, solemos llamar debates a un espectáculo acartonado y cobarde, que se realiza entre políticos más cobardes los cuales, más que a las derrotas, a lo que le temen es a ser exhibidos como ignorantes y desinformados, cuando no intelectualmente limitados.
Sí, temen ser exhibidos como lo que son en la vida real: ignorantes y desinformados y lo peor, temen que el adversario los haga ver como políticos cuyas limitaciones intelectuales los descalifican, de entrada, para el puesto al que buscan llegar mediante el apoyo de los electores y su voto.
De ahí que los políticos nuestros rehúyan los debates, las verdaderas confrontaciones entre una y otra posición.
Por eso han llegado al absurdo de limitarlos, tanto en número como en la libertad misma de las discusiones de lo que piensan, acerca de este o aquel tema o problema.
En nuestro medio, lo que vemos no son debates sino conciertos de monólogos; no vemos a políticos conocedores e informados de la realidad que priva en México, menos la que priva en el mundo.
En los años recientes, el ejemplo más claro de lo que afirmo arriba, es López; a él, se le unen políticos que más parecen braveros de cantina que políticos responsables. El ejemplo de esto último, es el zar de los propietarios de taxis, el Presidente actual del CEN del PRI. Esta posición la reforzará, sin duda, con la jugosa liquidación recibida de parte de la CFE.
Por otra parte, un político conocedor e informado de la realidad de su país y de la del mundo, no necesariamente debe ser bueno para debatir. Recordemos lo sucedido la noche del 5 de junio de este año, entre dos presidentes de partido: Anaya y Beltrones. Uno, joven y por ello, con pocos años en la política, hizo ver mal a uno de los políticos con más experiencia en México.
Al margen de lo que piense usted de nuestra clase política y de nuestra imperfecta democracia, lo invito a que esta noche, a partir de las 20:00 horas, siga el debate entre la señora Clinton y Donald Trump.
De no poderlo seguir en inglés, habrá sin duda transmisiones donde, la traducción simultánea estará disponible.
De ver este debate entre los candidatos a la Presidencia de Estaos Unidos, compare lo visto con lo que aquí tenemos, que indebidamente calificamos como un debate.
Le pido, en caso de que decidiere verlo, que analice si efectivamente México se desintegraría si Trump llegare a Presidente de Estados Unidos. Imagínelo enfrentando a cientos de legisladores y a miles de empresarios que en modo alguno comparten su visión del desarrollo y del libre comercio.
Qué disfrute la experiencia y, si no pudiere ver la transmisión, le aviso que aún quedarían dos debates más entre ellos.