¿Qué esperar de las campañas de este año, y de las del próximo?

Campañas// Cada tres y seis años, el espectáculo es puesto en escena, una vez más. Diferentes actores, pero el guion es el mismo.

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Cuatro entidades, cuatro antecedentes históricos y culturales diferentes, pero la esencia es la misma: Promesas a sabiendas que serán incumplidas, y mentiras de a montón, diría el clásico.

¿Qué esperar de las campañas en Coahuila, Estado de México, Nayarit y Veracruz? Sobre todo, ¿qué esperar de partidos y candidatos? ¿Lo mismo, pero más barato? ¿Lo mismo, pero todo desgastado y descosido?

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¿No habrá por ahí algún Cisne Negro, así fuere versión CONASUPO, que rompería paradigmas y se atreviere a soltar una que otra verdad para animar el espectáculo?

La verdad, esperaría estar equivocado, pero pienso que todo apunta a que veremos más de lo mismo; no únicamente este año, sino también el que viene.

¿Qué se requiere hoy en México, para que además de campañas diferentes, los partidos elijan o designen candidatos diferentes a los que hemos visto desde hace no pocos decenios?

¿Acaso, como afirman algunos, requerimos primero muchos candidatos ciudadanos? Pienso que sí; no únicamente a la Presidencia de la República sino primeramente -al menos desde mi punto de vista-, a presidentes municipales, diputados locales y federales, y senadores y gobernadores.

Si en ambas Cámaras del Congreso de la Unión lográremos conformar bancadas ciudadanas, de por lo menos 75 diputados -el 15% de los 500-, y 20 senadores -16% de los 128-, algo podría cambiar en el Congreso.

Por otra parte, si en los Congresos locales, a medida que vayan celebrándose elecciones, los candidatos ciudadanos pudieren conformar una bancada de 5 a 10 diputados, como diría el clásico, otra ave de corral nos cantaría.

Las victorias de los candidatos ciudadanos deben irse acumulando para formar una masa crítica tal, que entonces sí, la posibilidad del triunfo en la Presidencia de la República estaría al alcance de la mano.

Sin embargo, los egos todavía son demasiado grandes, y nadie quiere ceder; nadie parece estar dispuesto a dar el primer paso para, en vez de aferrarse a una candidatura presidencial que podría ser testimonial, buscar un puesto de elección popular diferente, ¿Diputado Federal o Senador de la República?, con miras a elevar las expectativas de concretar una victoria que fuere más viable.

Por lo pronto pues, a sufrir la puesta en escena del mismo espectáculo el cual, si bien en términos monetarios no es barato, en lo demás es casi basura.  Y por desgracia, espero equivocarme, lo será este año y también el próximo.

¿Qué hacer entonces, para tratar de enfrentar y resolver el problema de la baja calidad política de nuestros partidos y sus candidatos?

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