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¿Qué opina una exprisionera de las FARC del encierro durante la pandemia?

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Por Arantxa Escribano

En estos días de confinamiento, he recordado a muchas personas. A mi madre sobre todo, porque si bien vivimos a muchos kilómetros de distancia al menos un par de veces al año nos vemos. Y aunque por un motivo u otro no lo hagamos, sé que ante una urgencia, podíamos subirnos a un avión y encontrarnos.

No tener esa posibilidad fue la primer muestra de que mi libertad se había visto coartada. No sé si pensar que la de muchos también. Me calma. Recordar historias que en algún momento llamaron mi atención, me hace bien. Ese es el motivo por el cual volví a contactar a Clara Rojas.

Clara fue secuestrada por las FARC en febrero de 2002 y liberada 6 años después tras haber tenido a su hijo Emanuel en cautiverio. Seguí su historia por las noticias, luego leí su relato en el libro “Cautiva” que publicó en el 2009. El destino quiso que la conociera en un hotel de Nueva York en marzo de 2018, que pudiera entablar una conversación con ella y decirle cuánto la admiro.

En estos días, en los que me quejé más de lo “políticamente correcto” por el encierro al que nos ha llevado la pandemia, la traía a mi mente para recordarme que en la vida con esfuerzo y constancia de casi todo se sale. Y se puede seguir siendo feliz. Y reconfortar a otros.

Le escribí. Enseguida se puso a mi disposición y muy amablemente dio respuesta a estas preguntas que quiero compartir con todos vosotros. 

Pregunta: Ahora q el mundo ha estado y en parte está encerrado, queremos saber cómo lo vive una persona como tú que padeció un encierro mucho más largo y cruel.

Respuesta: Como muchos de ustedes saben, vivo en Colombia, y aquí se ha decretado un aislamiento obligatorio desde el 23 de marzo.

Realmente lo he afrontado como muchos de mis compatriotas y también personas de otros países que han tenido que lidiar con esta situación, pues muy pendiente de la evolución de las noticias, de las medias de sanidad y bioseguridad que hay que seguir en los días y horas que solo es permitido salir para adquirir medicamentos, mercado, etc.

Sólo hasta este mes de junio empezó un des-aislamiento escalonado para algunos sectores económicos y todos muy pendientes de cómo se desarrollan estas actividades.

Sin duda la vida nos ha cambiado a todos. Yo permanezco en mi casa con mi hijo, ambos hemos podido seguir de manera virtual con nuestras actividades; él en su cole, y yo soy docente algunas horas a la semana en varias universidades, de manera que atiendo ese compromiso, y lo combino con cuidado del hogar.

Trato también de dejar espacios para reflexionar y orar, especialmente por las personas que padecen enfermedad, por todo el personal médico y científico para que puedan atender esta situación tan compleja.

La incertidumbre es una de las cosas que más angustia genera en estos días. Habrás tenido tus altibajos pero también tendrás algún aprendizaje para compartir. ¿Cuál? 

Respuesta: Sin duda el mayor aprendizaje es recordar que la vida nos presenta cambios, estos son parte de la vida en sí,  y este nuevo cambio nos desafía a todos los ciudadanos del mundo. Nos corresponde afrontarlo y tratar de aprender de él en la nueva situación. Valorar lo que se tiene, e ir pensando de manera constructiva en sobrellevar el presente, el día a día

Se debate en el mundo la legalidad de este encierro. Incluso han dejado presos en libertad por temor al contagio. ¿Cómo ves esta realidad que se vuelve conflictiva?

Respuesta: Con la pandemia, también están confrontadas nuestras instituciones, nuestros sistemas de gobierno. El debate lo encuentro muy válido y por supuesto hay que bregar para que en lo más posible, no sean sacrificadas las libertades y los derechos de todas las personas. De manera que uno aspiraría a que entre todos, logremos un equilibrio que nos permita sobrevivir y convivir de una mejor manera, afrontar esta situación y superarla de manera colectiva.

Si tuvieras la oportunidad de hablar a las mujeres, mamás y cabezas de hogar ¿Cómo les devolverías la esperanza cuando ven a sus familias empobrecidas con muchas dificultades para salir adelante? 

Respuesta: La esperanza está en cada una de nosotras, es algo que nadie nos puede quitar. Está en todas y cada una,  mantenerla, cultivarla, y fortalecerla en el día a día. Tratar de mantener los afectos, las redes comunes de apoyo familia, amigos, colegas de trabajo, vecinos.

Tener fe y confianza en las capacidades propias, fortalecer igualmente la autoestima, y entender que esta situación por grave que sea, es temporal, y seguramente nos llevará a otro escenario, esperamos que sea mejor.  

Dicen que uno de los colectivos más afectados son los niños y adolescentes. ¿Algún consejo que creas puede servir para que le encuentren más sentido y oportunidad de crecimiento?

Respuesta: Los niños y adolescentes recogen la información del entorno en que viven, si se les brinda un entorno de amor, de esperanza, seguramente ellos también podrán aprender y entender los cambios de la vida. De manera que nos corresponden a padres, familia, comunidad educativa y Estado en donde todos estos anteriores no estén presentes, procurar brindarles un ambiente, un entorno llevadero.

Y yo me quedo con esto, en nuestro deber como padres para  garantizar en el hogar un entorno de amor y de esperanza. Porque aunque esta situación nos cueste mucho, un día más es un día menos.

*Esta entrevista es cortesía de la revista Sembrar Valores

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