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¿Sería usted capaz hoy, de imaginar lo que veremos y padeceremos el año 2018?
Lo visto estos casi dos meses de campañas, suelo decir, es nada frente a lo que veremos el año próximo.
Nada más calcule: 300 distritos federales, 64 senadores y 8 gubernaturas más, la cereza del pastel: La Presidencia de la República.
¿Sería capaz de imaginar las mentiras que se dirán de los adversarios, los estados de cuenta que falsificarán, las grabaciones -audio e imagen- que conoceremos, y las conclusiones que elaborarán quienes hoy han demostrado, indubitablemente, ser casi retrasados mentales al sacar de contexto alguna declaración de uno de los adversarios, y con ella inventar una historia?
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¿Podría imaginar a los miles de expertos en mercadotecnia electoral, asesorando a miles de candidatos en aspectos que van desde el color de la camisa y la corbata, el corte de pelo, lenguaje corporal y la dicción?
Y por encima de todo este ejército de inútiles -un muy buen porcentaje de ellos-, ¿sería usted capaz hoy de cuantificar los torrentes de dinero sin control alguno por parte de la autoridad electoral?
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Ante la magnitud del espectáculo primitivo, casi cavernario, al que han llevado la actividad política nuestros próceres, integrantes ilustres de eso que hemos dado en llamar Clase Política, ¿qué podremos hacer los ciudadanos de a pie?
La ambición desmedida de buena parte de los que integran la Clase Política, que los ha llevado en estos últimos 15 o 20 años a ver los puestos en el sector público, en las Cámaras del Congreso de la Unión y los Congresos locales; en las dirigencias partidarias y por supuesto, ¿cómo dejarlos de lado?, al frente del Poder Ejecutivo en los tres órdenes de gobierno, como el trampolín óptimo para enriquecerse a niveles ofensivos en el menor tiempo posible, ha degradado la democracia al grado de que lo que hace unos años era aprobación, hoy es el abierto y completo rechazo.
Ese es el ambiente en que se desarrollarán las elecciones que enlisté arriba. ¿Imagina el espectáculo? De dar pena, por decir lo menos.
¿Qué queda, ante eso que parece ser inevitable, todavía? Que cada uno de nosotros responda.
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