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Vientres de alquiler

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Ciudad de México.—Quiero rentar mi vientre, ya he sido madre, soy muy sana, me cuido mucho, no tengo vicios. Mora K.. 2014, mayo 14”. Este es un ejemplo real de cómo se anuncian las mujeres que están dispuestas a llevar la gestación de un bebé en su seno a cambio de una remuneración económica.

Su principal preocupación es cuánto les pueden pagar por ello, casi nunca se detienen a pensar en las complicaciones físicas que pueden tener o en las implicaciones legales o psicológicas que se puedan presentar.

Es verdad que las necesidades económicas que muchas mujeres tienen en nuestro país y otros en vías de desarrollo las colocan en situaciones al límite para lo cual toman decisiones como ésta, rentar su útero como si sólo de ello se tratara, como si fuera posible disociar su humanidad de un solo órgano del cuerpo.

Sabemos que no es así, la mujer que se embaraza digamos que el cuerpo se pone en “modo de gestación” porque se registran cambios fisiológicos en donde los más marcados son los hormonales y psicológicos, pues una mujer encinta puede pasar de la euforia a la tristeza en forma brusca, pero también puede registra náusea y vómitos, la piel también sufre cambios, su color aumenta y el peso también y pueden aparecer estrías.

Para alimentar al bebé la mujer compromete todo su cuerpo pues en la gestación lo alimenta con su misma sangre, aumentando su volumen y ello provoca una disminución en las  concentraciones de hemoglobina, por lo que el riesgo de sufrir anemia es alto, también su cuerpo destina mayores cantidades de calcio para la formación  del esqueleto del pequeño, al mismo tiempo las  glándulas mamarias van preparando los pechos para la lactancia posterior al alumbramiento percibimos que las necesidades nutritivas de la mujer son elevadas para poder dar a  luz hijos sanos y para no exponer su propia salud.

No podemos decir entonces que los vientres o úteros de alquiler son simples contenedores en donde se maquilan niños para aquellos que no pueden tenerlos.

La mujer se compromete toda, y existe el principio jurídico de que madre es la alumbra al hijo, ¿cómo quedan entonces los derechos de ese menor y de esa madre a la filiación o a la nacionalidad? ¿Y el derecho de la madre de libre tránsito?, pues a menudo son sometidas como esclavas, sin derecho a salir de donde las tienen como si fueran pies de cría.

Al final del procedimiento nos preguntaremos ¿De quién es ese hijo? hay situaciones en las que intervienen ¡hasta 6 personas! La mujer gestante, el padre y la madre solicitante, el padre genético, y la madre genética y hasta el cónyuge de la mujer gestante se vuelve padre por presunción de ley. Volvemos a preguntar ¿De quién es el hijo? ¿del que paga? ¿Así nada más?

Para facilitar el procedimiento es un tremendo error ¿Tan grande es la avaricia que ofrecen sueños a parejas que quieren formar una familia a cambio de explotar mujeres con fines reproductivos aprovechándose de su situación y venderlos niños?

Ya hoy se habla en términos de turismo reproductivo” en donde se está sacando provecho de los estados o países que resultan ser un paraíso, ya sea por los vacíos legales que tienen o porque lo permiten expresamente.

No nos engañemos, la subrogación de vientres es la nueva forma de trata de personas ¡y se supone que queremos erradicar la violencia!

ebv

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