¿Y la campaña por la Presidencia, será igual a las vistas hoy?

Lo visto estas últimas ocho o diez semanas en las tres campañas para elegir al nuevo gobernador en los estados de Coahuila, México y Nayarit, no puede menos que preocuparnos por lo que deja ver para el próximo año.

¿Cómo serán las campañas el año 2018? ¿Cómo serán las que se lleven a cabo en los 300 distritos federales para elegir a los que integrarán la Cámara de Diputados? ¿Y las que nos permitirán elegir a los 128 senadores?

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¿Qué decir de las que llevaremos a cabo para elegir ocho gobernadores, cientos de presidentes municipales y diputados locales?

Sin embargo, por encima de todas ellas, ¿qué podríamos decir hoy de la reina de todas las elecciones la cual, únicamente se da cada seis años, que nos permite elegir al nuevo presidente de la República?

¿Acaso todas ellas serán como las que hemos visto en los tres estados arriba mencionados y las municipales en Veracruz?

¿Es capaz usted -o cualquier otro ciudadano, especialista o no en materia electoral-, de imaginar lo que dejaremos ver de nuestra forma de hacer política, el año 2018?

¿Imagina usted a medios diversos, querer chantajear a éste o aquel candidato o a algunos de los miles que estarían buscando un puesto de elección popular, para publicarle una encuesta a modo y de negarse el extorsionado, enviarlo al cuarto o quinto lugar?

¿Y qué decir de los Estados de Cuenta inventados, burdamente elaborados para pretender exhibir a uno o a otro candidato para, infructuosamente por lo demás, hacer que gane su adversario? ¿Y qué mereció este burdo recurso? El peor de los delitos y pecados que podría haber cometido un candidato: ¿Ser rico, tener mucho dinero?

¿Cómo es posible entonces, que alguien pretenda inhabilitar a un candidato por ser rico, frente a lo que arrojan algunas encuestas -en relación con el apoyo aplastante de los ciudadanos-, para que el Ingeniero Carlos Slim fuere candidato a la Presidencia?

¿Imagina usted la situación de los gobernantes en los tres órdenes de gobierno, al ver que nos les alcanza la nómina de altos funcionarios para ir a operar y manipular electores para que votaren por los candidatos del partido al que pertenecen aquellos?

¿Imagina usted los desfiguros y maromas verbales de los dirigentes de los partidos para señalar a éste o aquel candidato de otro partido de todo lo malo, particularmente el dueño de una muy numerosa flotilla de ruleteros?

¿Acaso jamás nos atreveremos a cambiar en esto de las campañas electorales? ¿Qué lógica perversa y corrupta priva en la clase política que siguen -para todo fin práctico-, viviendo en los años de Díaz o Echeverría, en lo que se refiere a cómo hacer una campaña?

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Prepárese pues porque, si por la víspera sacamos el día, lo que hoy vimos en tres estados -Coahuila, EDOMEX y Nayarit- y un poco menos en Veracruz, se replicará hasta el hartazgo a lo largo y ancho del territorio nacional.

Esa será tortura, no la de la DIPD y la DFS, allá por años sesenta y setenta del siglo pasado.

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