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Aumentan defunciones femeninas por homicidio

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Ciudad de México.— De acuerdo con la publicación “Asesinados de Mujeres en México”, presentada por el Instituto Belisario Domínguez del Senado, los asesinatos contra la población femenina no se han reconocido como un problema prioritario, la tarea pendiente continúa siendo la falta de resultados ante las acciones emprendidas y la impunidad que caracteriza a los homicidios de niñas y mujeres.

Irma del Rosario Kánter Coronel, autora del texto, explica que la falta de garantías hacia la seguridad y respeto de los derechos humanos de las mujeres ha generado recomendaciones y exigencias internacionales de organismos de derechos humanos y relatores de la Organización de las Naciones Unidas, a fin de aclarar los asesinatos, garantizar el acceso a la justicia, por parte de familiares de las víctimas e instrumentar políticas públicas con perspectiva de género.

Destaca que el tema de los asesinatos de mujeres por razones de género en el país, se debate desde la década de los 90, luego de las desapariciones y muertes de femeninas en Ciudad Juárez, Chihuahua y otras localidades próximas a la frontera con Estados Unidos.

No obstante, precisa que no existen registros estadísticos que permitan conocer la situación de la violencia letal contra las niñas y mujeres, así como de la magnitud que adquiere el feminicidio en el país y de sus principales características.

De acuerdo con las cifras sobre homicidios que publica el INEGI, entre los años 2000 y 2015 en México se registraron 251 mil 35 homicidios, de los cuales 28 mil 175, que representan 11.2 por ciento, fueron asesinatos de niñas y mujeres.

De ese total, cerca de 56 por ciento, correspondiente a 15 mil 790, eran mujeres jóvenes y de edad mediana de entre 15 y 39 años; 23.6 por ciento, relativo a seis mil 640, tenía entre 40 y 64 años; 9.3 por ciento, correspondiente a dos mil 610, eran niñas y adolescentes de 0 a 14 años y 8.2 por ciento, dos mil 309, tenían 65 y más años de edad.

En promedio, 48.9 por ciento de las mujeres de 12 años y más, asesinadas durante el periodo de análisis no realizaba ninguna actividad económica; 34.8 por ciento era económicamente activa y en 16.3 por ciento de las víctimas, no se especificó la condición de actividad.

De 575 mujeres que perdieron la vida a causa de un homicidio se desprende que 391 –68 por ciento– tenía una relación de parentesco con el agresor. Es decir, que fueron asesinadas por su pareja o en el marco de sus relaciones familiares.

Además, señala que 36 por ciento de las mujeres fueron asesinadas en la vía pública, 34 por ciento en la vivienda y 16 por ciento en otro lugar, como la escuela u oficina, en áreas industriales (taller, oficina u obra), comerciales, de servicios, deportivas y en el rancho o la parcela.

Por otra parte, se resalta que el Estado de México representa la entidad con el mayor número de víctimas de homicidio femenino, entre 2000 y 2015, pues se registraron cinco mil 163 asesinatos de niñas y mujeres en tierras mexiquenses.

Para julio de 2015, se declaró la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en 11 de los 125 municipios del Estado de México: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Chimalhuacán, Naucalpan de Juárez, Tultitlán, Ixtapaluca, Valle de Chalco Solidaridad, Cuautitlán Izcalli y Chalco.

Chihuahua, agrega, es la segunda entidad de mayor riesgo homicida para las niñas y mujeres al concentrar dos mil 654 víctimas, seguida de la Ciudad de México con dos mil 24, Guerrero con mil 973, Oaxaca con mil 283 y Jalisco con mil 279 casos.

En contraste, Campeche, Aguascalientes, Yucatán y Baja California, las niñas y mujeres tienen menores riesgos de ser asesinadas; ya que en el periodo de estudio, en los cuatro estados se registraron 474 homicidios.

Los resultados del análisis indican que las defunciones femeninas por homicidio en México se han incrementado en los últimos años y afectan tanto a niñas como a mujeres de distintas edades, pero en particular entre 15 y 39 años; en general, con bajos niveles educativos que se dedicaban en su mayoría a las labores domésticas y mantenían una relación de parentesco con su agresor.

JAHA

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