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Columna Invitada

10 años de Encuentro con México

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Por Pablo Mier y Terán

Estamos acostumbrados tratar con la pobreza en las estadísticas, los lamentos y hasta en las promesas, pero vivirla de cerca es muy distinto, a veces triste y lacerante.

Una semana en Cochoapa, Guerrero, nos ayudó a entender y agradecer el trabajo que www.encuentroconmexico.org lleva a cabo desde hace 10 años en el municipio más pobre del país.

Un pequeño del lugar me dijo: “Dios está allá arriba, pero no nos abraza”.

EL DRAMA.

Cochoapa es uno de los 81 municipios que conforman el estado de Guerrero, en el sur de México. Forma parte de la región de La Montaña, cuenta con 18,000 habitantes ubicadas en 137 localidades y tiene el índice de desarrollo humano (IDH) más bajo del estado. Ha sido considerado por el Consejo Nacional de Población y por la Organización de las Naciones Unidas como el municipio más pobre y marginado de la República Mexicana.

Del total de la población del municipio, 15 449 personas hablan al menos una lengua indígena, lo que representa un 82.27 % del total municipal. No todos los hablantes de lenguas indígenas pueden comunicarse también en español. Algunas de las lenguas indígenas que se hablan en el municipio son amuzgo, mixteco, zapoteco, mixe, tlapaneco y otras.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía el 75,81 % de los habitantes mayores de 15 años son analfabetos, y el 98,63 % no cuenta con servicios de salud. Respecto a los hogares: el 93,72 % no tiene baño ni drenaje; el 60,78 % no tiene electricidad; el 57,67 % carece de agua corriente, y en el 95,46 % de las casas el piso es de tierra.

LA SOLUCION

Desde hace 10 años Encuentro con México, una organización de la Sociedad Civil, fundada por el Padre Álvaro Lozano Platonoff, trabaja incansablemente en impulsar el desarrollo de Cochoapa, Guerrero.

Después de 10 años de trabajo sincero e incansable, ECM ES conocido y querido en la comunidad. En dos poblados, Itiatio y Dos Rios, tienen casas en las que viven los ingenieros y voluntarios y desde ahí que se atienden el resto de los poblados. En Dos ríos están por inaugurar la empresa escuela desde la cual se impulsarán los emprendimientos que están llevando a cabo los habitantes de la zona.

Encuentro con México trabaja en tres dimensiones: promoción económica, le llaman emprendimientos, salud y educación.

A la fecha hay 25 emprendimientos en marcha y la idea del Padre Álvaro es llegar al año 2026 con 375 emprendimientos más.

Cada emprendimiento consiste en el acompañamiento técnico, económico y comercial que ECM brinda a los habitantes de Cochoapa que así lo deseen. Son los abrazos de Dios que están en marcha y pequeño no alcanza a mirar.

Naum Santos de 24 años, ingeniero agrónomo es líder de emprendimiento de ECM y de la mano de otros dos ingenieros Eva y Enrique, dan seguimiento a cada proyecto, atendiendo y entendiendo a cada uno de los emprendedores.

Algunos de los emprendimientos en marcha son: carpintería, cultivo de setas, limón, zarzamora y aguacate y pastelería, por citar algunos.

LOS ABRAZOS DE DIOS.

Las Zarzamoras de Ricardo. Ricardo Maldonado Martínez ahora tiene 27 años. Para cursar su primaria tuvo que recorrer a pie hasta 4 horas en cada desplazamiento. A los 13 años cruzó la frontera junto con 37 paisanos, de los que solo 7 lograron llegar. En Indianápolis trabajó en el campo y aprendió a cultivar la zarzamora, ahora con el impulso y apoyo de ECM tiene en marcha un cultivo de zarzamora en el poblado del Naranjo de Cochoapa.

Ricardo ha sembrado ya 1,150 plantas de Zarzamora que le pueden dar hasta 400 kg por cosecha, que estando el kilo de Zarzamora a $280, le puede significar una cantidad que le permita vivir con dignidad y decoro, no por algo a su hija le puso Lluvia y ya no piensa más en volver a los Estados Unidos.

Los pasteles de Margarita. Margarita Martínez Ruíz tiene apenas 15 años. Terminó su secundaria que se ubica a dos horas de su casa y ahora estudia en el CONALEP 139 en Ometepec, municipio cercano, sin embargo, inició a los 13 años con el apoyo de ECM su propio negocio de pastelería que atiende en su poblado natal que es San Pedro el Grande, Cochoapa.

Cuenta con un horno, una batidora y los instrumentos necesarios para cocinar unos pasteles y bísquets exquisitos. Como estudia en el Conalep sólo puede hacer 10 pasteles al mes que con la ayuda de ECM vende en $350 pesos mensuales. En San Pedro y los poblados cercanos vende sus pasteles por rebanadas. A sus quince años Margarita nos confesó tener ya ahorrados más de 7 mil pesos que custodia responsablemente su mamá y ella procura no gastar.

Los limones de Emiliano. Muy cerca de San Pedro el grande vive Emiliano, tiene 24 años. Su emprendimiento son los limones, con la ayuda y el apoyo de ECM está sembrando 300 limones injertados que en 2.5 años podrán dar fruto.

Emiliano siempre esta sonriente, quizá porque sabe que esos 300 árboles que ahora está sembrando le podrán dar hasta 30,000 kg. al año y sabe también que el precio del limón en el mercado está a $45 el kg. Adicionalmente Emiliano piensa en industrializar sus cosechas, con la ayuda de ECM.

Las setas de Francisca. Doña Francisca nació hace 50 años. No estudió, aunque confiesa que sabe leer poquito y algo de escribir. Se casó hace 30 años y tiene una hija que trabaja en New York y tres nietos a los cuales no conoce. Su sueño, nos confesó, es juntar dinero para volar y abrazar a sus nietos y a su hija a la que por años no ha visto.

Vive en Itiatio y con la ayuda de ECM ha iniciado un emprendimiento de setas, ella tiene una pequeña tienda en la que vende refrescos y alimentos básicos, pero se hace tiempo para atender su negocio de las setas, algunas las vende en su pueblo y el resto se comercializan, con la ayuda de ECM, en CDMX.

Francisca nos explicó que el hongo fresco tiene hasta el 89% de proteína y ya deshidratado hasta el 50%. A su edad está muy animada y decidida a seguir con su emprendimiento, el cuál entiende y estandariza cada vez más, sabe que cada cosecha le puede dar hasta 160 kg de hongo que ella puede vender en $90 kg.



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Columna Invitada

Muerte digna sin dolor

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Por Ivette Laviada

Es lastimoso tener que reconocer que vivimos en una sociedad en decadencia y esto se intensifica cuando vemos legisladores más preocupados por el exterminio de la población que por velar por el ejercicio verdadero de los derechos humanos y el goce de los mismos.

Al parecer no les preocupa mucho cómo garantizar la salud de los mexicanos, cómo hacer para que vivan y puedan disfrutar de los privilegios que una vida sana conlleva, entendemos que es caro, pero las cosas que valen la pena cuestan y para ello no tenemos presupuesto suficiente; pero, ¿Qué tal para ayudar a facilitar la muerte de nuestros compatriotas? En Morena, una y otra vez han insistido en tratar de llamar derecho a terminar con la vida inocente del bebé concebido, el aborto es y sigue siendo un delito en el país. Ahora van por la eutanasia, y a las pretensiones de los morenistas se han sumado unos pocos de otros partidos.

La iniciativa de “muerte digna sin dolor” es completamente contraria a los derechos humanos; en México la eutanasia y el suicidio asistido están expresamente prohibidos en el Art. 166 de la Ley General de Salud y en el Art. 312 del Código Penal Federal (CPF).

El disfraz que le quieren poner a la eutanasia activa, considerándola como un acto de piedad a solicitud del enfermo para evitarle sufrimiento ante una enfermedad terminal, tiene muchas aristas que hay que considerar.

No es lo mismo regular la voluntad anticipada, cómo ya se hace en varios estados -Yucatán tiene una de las mejores en este ámbito- en la cual un enfermo terminal puede en el ejercicio de su libertad disponer qué medios, terapias o procedimientos quiere o no recibir durante el proceso de su enfermedad a solicitar que el personal médico o incluso un familiar le procure la muerte para “aligerar su dolor”, ya que como lo establece el CPF comete homicidio quien le procure la muerte a otro.

En esta iniciativa se invoca como máxima el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad de la persona, pero sesgan lo que entienden por uno y otra, tratando de justificar que es algo bueno que alguien quiera morir para dejar de sufrir, y no se trata de contravenir la libertad de una persona con derecho a elegir qué quiere para su vida, aquí lo que está en juego es que se requiera de un agente externo con permiso para matar y que esto sea legal.

Invocan también el que otros países considerados avanzados ya cuentan con estas leyes, por cierto tan sólo son 7 en Europa y 1 en América, y para nadie es desconocido el invierno demográfico que vive ese continente, y con estas leyes favorecen su extinción, eso sí, tendrán un ahorro considerable ya que mantener enfermedades catastróficas, terminales, etc. le cuestan mucho al estado.

Favorecer la eutanasia nos haría una sociedad utilitarista, condenan a médicos en hospitales públicos a no ser objetores de conciencia si quieren mantener el empleo, se habla de un pequeño comité para aprobar el ejercicio de la eutanasia para un paciente y para nada del decreto de diciembre de 2011 que obliga a los hospitales a contar con Comités Hospitalarios de Bioética, que prestan un invaluable servicio como instancia de análisis, discusión y apoyo en la toma de decisiones respecto a los dilemas éticos que surgen en la práctiva clínica y la atención médica.

A los legisladores les pedimos que mejor se ocupen en cómo garantizar la salud tan cacareada “como en Dinamarca”, que dicho sea de paso allí la eutanasia no es permitida.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Crédulos e incrédulos

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Por Antonio Maza Pereda

Un serio problema político, y también social, es que muchos de nosotros ya no creemos en nadie. Bueno, esto no es del todo cierto. La mayoría de nosotros tenemos bastante bien seleccionados a quienes creemos y a quienes no creemos. Es muy raro conocer a alguien que sea absolutamente crédulo o totalmente incrédulo.

La mayoría de nosotros creemos cualquier cosa que nos diga un cierto grupo de personas, mientras que a otro grupo diferente, no le creemos absolutamente nada de lo que dice. Y tal vez haya una pequeña cantidad de prójimos a lo que les podemos creer alguna parte de lo que dicen y otra parte no. Por poner algún ejemplo muy actual: una buena parte de los votantes se creen cualquier cosa que digan los miembros de la 4T. Mientras que hay otros que no les creen absolutamente nada: si nos dicen que mañana el sol va a salir, casi seguro lo pondrán en duda. Y, por supuesto, también ocurre qué hay quienes no creen absolutamente nada a los neoliberales, a los que últimamente les han dado en decirles conservadores, mientras que hay los que les creen totalmente cualquier cosa.

Esta manera de razonar (es un decir), es la que algunos le llaman la falacia del argumento ad hominem: cuando aceptamos algún razonamiento, tomando en cuenta quién nos los dice, sin analizar a detalle la argumentación. Y, desgraciadamente, esto está ocurriendo con muchísima frecuencia.

Este fenómeno tiene muchas variantes: los que creen cualquier cosa, porque la dijo el señor presidente. O quienes creen cualquier argumento que proceda de algún comunicador famoso. Hace algunas décadas, un excelente comunicador llamado Jacobo Zabludovsky, gozaba de una gran credibilidad. Cuando había alguna discusión, el argumento de peso era: lo dijo Zabludovsky. Y ahí mismo acababa la discusión.

No faltan algunos que tienen un criterio, que ellos consideran infalible, para saber cuándo alguna argumentación es verdadera: la realidad-dicen- es aquella que coincide con sus pensamientos. Si alguien les dice algo diferente de lo que ellos piensan, ni siquiera se molestan en revisarlo: lo consideran erróneo por necesidad. Cuando lo que les dicen coincide con lo que ellos ya creen, lo consideran una verdad incontrovertible. Como decía un personaje de una caricatura que vi recientemente: “¿Cómo me pueden decir que eso es una mentira, si es lo mismo que yo estoy pensando?”.

Ahora que estamos por entrar en una de las campañas políticas más complejas en los últimos años, nos enfrentaremos con el método para lograr convencernos, a través de la repetición de frases sonoras, eslóganes y lemas bien pensados, más una gran cantidad de ataques personales. Y también de apoyos personales y soportes de influencers. Pero una gran escasez de lógica, de argumentación, de conceptos con validez demostrada.

Esta combinación de mercadotecnia política, con la mezcla de credulidad e incredulidad qué predomina, tiene por resultado que solamente se puede convencer a los que ya están convencidos. Más la actitud, de que no queremos o, peor aún, no sabemos argumentar. En nuestro sistema educativo, por desgracia, tenemos una gran deficiencia en la educación cívica, sobre todo en los aspectos de tipo político y social. Estamos lastimosamente desarmados frente a falacias de todo tipo. Y esto no se resuelve en poco más de medio año qué nos queda antes de tomar una de las decisiones más importantes que pueden tomar los votantes mexicanos.

Según lo que dice una de las escuelas más prestigiadas en aspectos empresariales, a la mayoría de los hombres y mujeres modernos, y en particular a los tomadores de decisiones, no les interesa que los formen: lo que desean es que los informen. Y puede ser que esta escuela tenga razón. Lo que nos ofrecen la mayoría de los medios, y en particular las páginas de política, es una enorme dosis de información con poco análisis, escaso criterio para validar los hechos que se nos presentan y sobre todo sus consecuencias de corto y largo plazo. Y esa combinación tiene una alta probabilidad de error.

La solución, por supuesto, sería enseñar al electorado a ubicar las diferentes falacias, aprender a distinguirlas de los razonamientos sanos y poder tomar decisiones en consecuencia. Lo cual no es fácil de llevar a cabo en las pocas semanas que nos quedan antes de las elecciones federales del 2024.

No cabe duda de que a muchos nos da temor analizar las situaciones que enfrenta el país. Temor a que nos ataquen, temor a equivocarnos y a quedar mal. Y es cierto que hay algunos que ni siquiera quieren hacer el esfuerzo: existe un grave caso de flojera para analizar. Y también es cierto que, en muchos casos, algunos quisieran hacer ese esfuerzo, pero carecen de método.

En nuestro medio existen algunos, muy pocos, cursos de análisis político. La mayoría de ellos con un enfoque totalmente descriptivo: explicando las distintas fuerzas políticas, sus plataformas públicas, sus capacidades y su historial. Pero difícilmente se incluye en esos cursos herramientas de pensamiento crítico, de análisis, de síntesis y sobre todo el entendimiento a fondo de los diferentes tipos de falacias y cómo se aplican en las distintas fuerzas políticas.

Hay una gran necesidad. ¿Estaremos los ciudadanos sin partido, el votante de a pie, el no alineado, en la capacidad de dar a conocer visiones diferentes de lo político y social, de aquellas que nos están preparando los magos de la mercadotecnia política?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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