Análisis y Opinión

Dictadores y dictaduras

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“Lo siento. Pero… yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie.” Estas sabias palabras provienen de uno de los cómicos más importantes del siglo veinte: Charles Chaplin. En su película El gran dictador, el actor inglés interpretó de manera satírica en un régimen dictatorial, en referencia al nazismo. ¿Se podrían esperar semejantes palabras de un líder al que se le reconoce bajo dicho término? Seguramente no.

La palabra “dictador” es una de las más fuertes y significativas en el ámbito político. Al igual que muchas otras palabras importantes a lo largo de la historia, su significado ha ido evolucionando con el tiempo hasta llegar a lo que implica hoy en día. En la Antigua República Romana se cree que se originó el concepto de la dictadura. En ese entonces, el cargo de dictador se le otorgaba a alguien de manera temporal para resolver una crisis particular. La persona seleccionada tenía poderes ilimitados y una vez que se resolvía el problema, renunciaba a su posición y terminaba su trabajo. Aunque esta herramienta se usó varias veces, su presencia era una excepción y no la norma política del Estado. Aun así, no estuvo exenta de controversias, su función era clara para los romanos. En el presente el término “dictador” tiene connotaciones negativas y ambiguas.

En la actualidad, es común emplear el término “dictador” para referirse a líderes que ejercen un poder absoluto y, a menudo, autoritario. Desafortunadamente, gran parte de la población mundial aún vive bajo regímenes dictatoriales en el sentido más estricto de la palabra, lo que demuestra la vigencia de sistemas políticos que limitan las libertades individuales. Sin embargo, su uso excesivo y malintencionado puede banalizarlo, distorsionando su verdadero significado.

Según la Real Academia Española, un dictador es alguien que “se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyándose en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”. En general, se asocia un régimen dictatorial con la ausencia de democracia, la represión de la oposición y la violación sistemática de los derechos humanos. Históricamente, los dictadores han sido responsables de algunos de los episodios más oscuros de la historia moderna.

En México, la experiencia con individuos como Porfirio Díaz y Antonio López de Santa Anna hace que la palabra “dictador” se asocie con ellos. Además de concentrar un extenso poder, ambos lo mantuvieron durante décadas, lo que agrega a la fórmula de este gobernante, dentro del contexto mexicano y de varios países, la retención del control político por más tiempo del supuesto. Es importante señalar que el concepto de dictadura cambia según diferentes factores históricos y contextuales.

La utilización excesiva y malintencionada de la palabra “dictador” se ha acelerado con la difusión de las redes sociales y la facilidad con la que se propagan las etiquetas políticas. Actualmente, el término se utiliza para referirse a líderes políticos de diferentes tendencias ideológicas, desde los conservadores hasta los progresistas, según las críticas.

El uso de la categoría “dictador” suele estar cargada de gran cantidad de simbolismo y emociones, y su uso indiscriminado puede conducir a la formación de estereotipos y prejuicios. En algunas ocasiones, este término aparece como una herramienta política para deslegitimar a un líder, incluso cuando sus acciones no justifiquen el empleo de esta etiqueta.

No obstante, en ciertos casos la utilización de la palabra “dictador” tiene una acepción más amplia. En algunos países hay políticos que, aunque no tienen poder absoluto, sí se caracterizan por un comportamiento autoritario y por una tendencia a limitar las libertades de la sociedad. Esto puede suceder en democracias imperfectas, en las que la falta de contrapesos institucionales lleva a situaciones en las que el poder se concentra en pocas manos. En este sentido, el término “dictador”, igualmente, denuncia la falta de equilibrio en el sistema político y para exigir una mayor democratización.

Ya resulta normal ver este concepto siendo aplicado en diversos contextos y situaciones. Se debería de plantear la idea de que ya fue reconfigurado en la actualidad, producto de una interesante relación entre las redes sociales, la historia de cada país y las demandas de la sociedad. Por ahora, no está de más ser conscientes de su utilización al momento de criticar un determinado régimen político. Sea una presidencia de cuatro, seis o más años, marca la presencia de un hartazgo con ciertas maneras de gobernar una nación. Aunque no necesariamente estos gobiernos puedan ser clasificados como dictaduras. Tal vez sea conveniente un nuevo término ante la situación política que divide a varios países.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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