Análisis y Opinión

La historia y el origen de un imperio

Publicada

on

Por Ignacio Anaya Minjarez

Para muchas de las civilizaciones que han ido y venido, el querer ser vistas como las más grandes y poderosas que han pisado el mundo resulta de particular interés para sus gobernantes. Para tener derecho a cierto título, tienen que conquistar, comerciar y educar, entre otras cosas. Asimismo, una civilización necesita tener un origen, no uno cualquiera, sino uno que aumente la grandeza de esta para poder legitimar su poder. La idea de crear una fundación como propaganda política aparece representada en el Imperio romano, durante el período de César Augusto, quien, al necesitar legitimar su poder como el primer emperador, se sirvió de escritores como Tito Livio, quien realizó la obra Historia de Roma desde su fundación, escrita en las últimas décadas antes de la era común.

El mito de Rómulo y Remo es de los más conocidos en la historia occidental, pero este es la continuación de todo un fondo detrás que fueron produciendo los historiadores. El emperador buscaba que el pueblo romano se sintiera orgulloso del Imperio y que viera a su líder como alguien que ostentaba el poder y la grandeza de Roma.

La cultura griega tuvo una gran influencia sobre Roma, sus ciudades-estado habían sido grandes y prósperas, con un legado que había pasado la barrera del tiempo. El Imperio romano no buscaba ser visto como una copia de Grecia, quería mostrar que su grandeza sobrepasaría la de los griegos, por lo que era necesario crear un origen, en el cual se mostrara una superioridad sobre Grecia. Para lograr esto, Tito Livio se situó en la guerra de Troya, desde el bando troyano:

“Para empezar, está comúnmente admitido que, después de la conquista de Troya, hubo un ensañamiento contra todos los troyanos; únicamente dos, Eneas y Antenor, en razón del derecho de una antigua hospitalidad y por haber sido siempre partidarios de la paz y la devolución de Helena, fueron eximidos por los griegos de la aplicación de cualquier ley de guerra”.

Lo que hace Tito Livio es reconocerle a Roma aspectos de la cultura griega, como lo es la hospitalidad, pero en cuanto Eneas comienza su aventura se va creando un nuevo ente que establecería las raíces de Roma. Tito Livio conoce el mito de la guerra de Troya; probablemente, uno de los más conocidos durante aquella época, por lo que es razonable que la historia de los orígenes de Roma comience con dicho relato, pues la herencia de la cultura griega no era negable. El hecho de relacionar los orígenes de Roma con la guerra de Troya, inserta a la civilización romana a una historia compartida por varios pueblos, de esta forma, Roma mostraba su grandeza hacia otros territorios, ya que se adjudicaba un evento famoso para sustentar su poder.

El Imperio romano también necesitaba un soporte divino, esto quiere decir que Roma tenía que estar destinada a la grandeza, que su poderío no fue pura coincidencia ni provenía de la nada. Es por eso por lo que Tito Livio narra sobre una ciudad romana con un futuro ya prescrito hacia lo que terminaría siendo, en tiempos del historiador, el poder romano:

“Quirites: Rómulo, padre de esta ciudad, al rayar hoy el alba ha descendido, repentinamente del cielo y se me ha aparecido. Al ponerme en pie, sobrecogido de temor, dispuesto a venerarlo, rogándole que me fuese permitido mirarle cara a cara, me ha dicho: ‘Ve y anuncia a los romanos que es voluntad de los dioses que mi Roma sea la capital del orbe; que practiquen por consiguiente el arte militar; que sepan, y así lo transmitan a sus descendientes, que ningún poder humano puede resistir a las armas romanas.’ Dicho esto —dijo—, desapareció por los aires”.

Tito Livio creó una historia en la que Roma estaba destinada a la grandeza desde su inicio.

Al atribuir la grandeza de Roma a la voluntad de los dioses, el imperio se apoyaba de la religión para sustentar el poder, pues aquel que cuestionara el poder del Imperio Romano, estaba cuestionando a los dioses.

La historia de los orígenes es algo muy complejo, pues, los vestigios que se mantienen en pie son pocos, debido a la distancia que existe entre la fundación de una civilización y de quien arma su pasado.  En Roma pasó algo similar, Tito Livio realizó una investigación y armó una historia fundacional que le diera legitimidad al Imperio Romano de César Augusto.

Hay que tener en cuenta que Tito Livio fue un instrumento de la política imperial, a la cual no le importaba la veracidad histórica, sino la propaganda que le ayudara a mantener el poder del emperador romano. Una práctica de la cual salen reminiscencias reflejadas en el accionar de varias naciones que se mantienen de pie.

@IgnacioMinj

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

Te Recomendamos

Salir de la versión móvil