Análisis y Opinión
La pesadilla de las drogas que no deja dormir a los gringos
Nigromante
El reporte más reciente del gobierno de Estados Unidos, informa que las muertes por sobredosis de drogas en su territorio alcanzaron la cifra récord de 93 mil estadunidenses en 2020, cifra superior en 29 por ciento de las 72 mil ocurridas por el mismo motivo en 2019.
El 15 de julio anterior Los Ángeles Times difundió en su nota principal que Estados Unidos ya sufría una epidemia de sobredosis, pero “el COVID ha exacerbado enormemente la crisis”, dijo Brandon Marshall, especialista en salud pública de la Universidad Brown que estudia las tendencias de sobredosis. “Es una pérdida sobrecogedora de vidas humanas”, agregó.
Esta persistente y dura realidad que sufre el país vecino del norte, principal consumidor de drogas en el mundo, ha motivado desde siempre su desconfianza hacia México porque le parecen insuficientes las acciones de su gobierno contra el narcotráfico, como si el incremento de las adicciones en ese país fueran una responsabilidad del gobierno mexicano.
El gobierno de Estados Unidos ha manifestado que sabe que la demanda de drogas crece desde el sur de la Unión Americana hacia el norte, hasta donde han podido penetrar los cárteles mexicanos porque así lo han permitido las autoridades estadunidenses que no pudieron rechazar los consabidos sobornos que hicieron posible el avance del narco hacia el norte.
Ahora el gobierno de Joe Biden ofrece una recompensa de 5 millones de dólares por información que conduzca a la detención de los hijos del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López, a los que tiene identificados como delincuentes de alta peligrosidad.
Según el Departamento de Estado los cachorros de Guzmán Loera son “miembros de alto rango del Cártel de Sinaloa y sujetos a acusación federal por su participación en el tráfico ilícito de drogas”. Junto con Guzmán Loera, su pareja sentimental, Emma Coronel que ha sido sentenciada luego de declarase culpable de sus actividades ilícitas dentro del narcotráfico.
Por lo anterior, el Departamento de Estado hizo un llamado a todos los que posean información útil para la aprehensión de los vástagos de El Chapo Guzmán, -quien se encuentra purgando sus crímenes con la pena cadena perpetua- se comuniquen al número 16195406912 a través de WhatsApp, Telegram o Signal para dar con su ubicación.
En esta ocasión fue Joe Biden quien firmó otras dos órdenes ejecutivas para declarar emergencia nacional combatir el narcotráfico y para establecer el Consejo estadounidense sobre Crimen Organizado Transnacional (USCTOC, por sus siglas en ingles).
Desde la hilarante administración de Donald Trump creció el número de adictos que a pesar de tener en varios estados la autorización para el consumo ordenado de mariguana, han dejado de consumirla igual que la cocaína para darle preferencia a las drogas sintéticas como el fentanilo, que se según se ha demostrado ser más destructivas del organismo humano.
Trump le propuso al presidente Andrés Manuel López Obrador que sus agentes de la Drug Enforcement Administration (DEA) y personal del Federal Bureau of Investigation (FBI) participaran en el combate a los narcotraficantes a los que pretendió calificar de terroristas, lo que hubiera significado un latente peligro de que Estados Unidos pudiera invadir a México en una guerra sin cuartel por ese motivo, explicó el mandatario mexicano.
Por supuesto López Obrador rechazó el absurdo ofrecimiento del mandatario estadunidense que estaba a poco tiempo de concluir su administración, porque se hubieran corrido más riesgos de seguridad de haber aceptado la descarada propuesta trumpiana.
Esta metodología tradicional del gobierno estadunidense ha motivado traer a la memoria el fallido operativo de 2019 en Culiacán, Sinaloa, para detener a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, el cual fue liberado por órdenes del presidente López Obrador, quien en su momento lo explicó y lo volvió a hacer la mañana de este jueves en su conferencia mañanera.
Reconoció que se cometieron muchos errores en el operativo, pues se realizó al mediodía, provocó la movilización y reacción de grupos de hombres armados del influyente Cártel de Sinaloa con la quema de vehículos y cierre de vialidades así como el amago a la comunidad en unidades habitacionales, de tal modo que si no hubiera dejado en libertad a Ovidio, hubieran muerto unos 200 inocentes en la operación militar, dijo López Obrador, quien así se lo explicó también a Trump en su momento.
Por supuesto que los miles de opositores encabezados por los ex presidentes Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón con el apoyo de renombrados comunicadores y medios informativos que no apoyan a su administración se le fueron a la yugular al tabasqueño, quien soportó el castigo de la “opinión pública” por varias semanas en que no dejaron de acribillar a la 4T.
Pero si Felipe Calderón perdió la guerra contra el narcotráfico y Vicente Fox se proyecta como exitoso emprendedor en el negocio de la mariguana, pues sus críticas al respecto se fueron por el caño del olvido.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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Análisis y Opinión
La afición y el deportista
Por Ignacio Anaya
La relación del fútbol mexicano con su afición es lo que muchos podrían describir como un amor apache. En su sentido más simple, representa una mezcla de amor y odio entre ambas partes. Un día, la gente puede estar entonando con orgullo el himno nacional en un estadio lleno cuando la selección juega y, al siguiente, exigiendo la renuncia del director técnico y la salida de los jugadores. Es una ironía, pero es la realidad, que un país con tanta pasión por este deporte dé, en el mejor de los casos, una presentación mediocre.
El fútbol es una de las principales instituciones de entretenimiento e identidad de la sociedad mexicana; el estadio Azteca se considera un templo sagrado para muchos aficionados.
La dinámica del fútbol en México puede entenderse a través de la idea propuesta por el sociólogo Eric Dunning de la “figuración social”, un concepto que describe cómo diferentes grupos e individuos interactúan en una red de relaciones interdependientes. En este esquema, encontramos a los jugadores, entrenadores, administradores del club, árbitros y, por supuesto, aficionados. Todos estos actores tienen roles distintos, pero están inextricablemente vinculados en la trama de este deporte.
Por un lado, están los jugadores y entrenadores, cuyo objetivo es ganar partidos y campeonatos. Pero esta meta no es solo una cuestión de habilidad técnica o estrategia táctica; también está profundamente influenciada por las presiones y expectativas de los demás actores en la figuración. Los administradores del club, por ejemplo, pueden priorizar la rentabilidad económica sobre la calidad deportiva, una de las principales quejas de la afición mexicana, imponiendo restricciones en los recursos disponibles para mejorar el rendimiento futbolístico. Igualmente, no hay que negar la existencia de nepotismo e influencia dentro de este entorno.
Por otro lado, los aficionados, con un amor innegable por el fútbol y con expectativas altas y a veces inalcanzables, se ven influenciados por los medios y su tendencia a ensalzar a la Selección Nacional. Hay que ser honestos, el equipo no estaba en ninguna condición de vencer a Argentina en Catar 2022; la afición mexicana creamos ilusoriamente una rivalidad futbolística inexistente que reflejaba cierta competitividad de identidades entre los dos países. En el núcleo de esta dinámica se encuentra la creencia de que el fútbol puede ser un vehículo de la identidad nacional, para la afirmación de los valores y las aspiraciones de la sociedad mexicana. Asimismo, los altibajos del fútbol no son simplemente una cuestión de victorias y derrotas en el campo, sino un reflejo de las carencias del país.
Resulta interesante observar a quienes se dirigen las frustraciones durante los últimos malos desempeños. Además de los jugadores, las críticas van hacia los dueños, empresarios y directivos nacionales, lo cual refleja juicios más profundos sobre lo que se deja ver en la cancha.
En este sentido, la correlación del aficionado con el fútbol es paradójicamente tanto de amor como de frustración. La gente espera ver a su equipo ganar siempre y se siente profundamente desilusionada cuando esto no sucede.
Estas tensiones y contradicciones se hacen aún más agudas en el contexto de la creciente profesionalización y comercialización del fútbol. La presión por el rendimiento y el éxito, la demanda constante de resultados y la explotación comercial del deporte como un producto de entretenimiento han exacerbado la intensidad y la seriedad de la competición.
La relación entre el fútbol y su afición en México es, sin duda, compleja y llena de contradicciones. Pero también refleja una dinámica social más amplia, en un mundo donde convergen, negocian y luchan distintas corrientes, desde la pasión por el deporte hasta los intereses económicos.
Resulta preciso señalar que la pasión indiscutible por el deporte a menudo se ve ensombrecida por una gran variedad de factores, alimentados por la creencia de que el fútbol da más de lo que realmente es. Sin embargo, esta interacción está influenciada por tensiones inherentes al sistema, la profesionalización y la comercialización del balompié, así como las presiones por el rendimiento y el éxito. Además, la afición también refleja críticas profundas dirigidas a los aspectos socioeconómicos del país, con sus descontentos apuntando hacia las altas jerarquías. ¿Se podrá romper algún día esta relación? Hay mucho camino por recorrer para lograrlo.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Análisis y Opinión
Nuevos métodos y lenguajes en la Iglesia
En las últimas semanas algunos sucesos en la Iglesia católica pasaron ligeramente desapercibidos debido a la preocupación por la salud del pontífice Francisco, de 86 años y ya con dos años continuos de recurrente atención hospitalaria. Sin embargo, los sucesos comienzan a reflejar los efectos de la reforma de las actitudes emprendida por el Papa argentino y comenzada incluso años atrás en un proceso de adecuación de las instituciones eclesiásticas al siglo veintiuno. Al empezar el tercer milenio, una de las ‘actualizaciones’ de la Iglesia exige que ésta sea “nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en sus expresiones”. Y por lo menos dos hechos advierten que el camino marcha; lento, pero marcha”.
El primero de ellos se originó en Francia donde los obispos locales aprobaron en su Asamblea Plenaria de marzo pasado un nuevo documento de identificación y un sistema de información actualizable digitalizado para todos los ministros ordenados de la Iglesia francesa.
El documento en cuestión se llama ‘celebret’ y es una especie de tarjeta, credencial o documento de identidad para obispos, sacerdotes, religiosos y diáconos residentes, incardinados o afiliados a alguna institución religiosa de origen francés. Es cierto que en muchas diócesis del mundo ha habido una credencialización de sus ministros para evitar casos de falsos sacerdotes, nulidades sacramentales y otro tipo de estafas a los fieles.
Pero la novedad es que este documento es nacional (no sólo diocesano o regional), abarca a curas diocesanos y religiosos, es obligatorio y en permanente actualización de los casi de 17 mil ministros de culto con un código QR que puede –y debe– ser escaneado por párrocos, rectores, obispos, sacristanes y sí, fieles en general, para conocer el estatus canónico del ministro de culto. Es decir, a través de un semáforo (verde, amarillo, rojo) se puede alertar a la comunidad si el ministro cuenta con plenas licencias para administrar los sacramentos o para ejercer algún tipo de acompañamiento pastoral o espiritual.
El color verde indica que el ministro cuenta con plenas facultades; el amarillo, advierte de alguna irregularidad y pide prudencia para hacerlo partícipe de alguna actividad litúrgica, y el rojo, claramente evidencia que el ministro no debe ser admitido ni para actividades celebrativas ni para atención pastoral. Por su parte, los diáconos (facultados para bendecir, bautizar, casar, dar la comunión, llevar el viático a los moribundos, predicar el Evangelio, presidir funerales y ceremonias de sepultura) tienen el color azul para poder realizar estas actividades pero, como regula su oficio, no están facultados para celebrar sacramentos como la Reconciliación (confesar), la Eucaristía (misa) ni la Unción de Enfermos.
Este nuevo mecanismo es producto de los compromisos que la Iglesia católica en Francia hizo tras los escándalos de abuso sexual y los recurrentes errores de encubrimiento que se permitieron en las instituciones religiosas. Ahora, este ‘celebret’ quiere ser un método que haga más partícipe a la grey y a las instituciones para prevenir excesos, abusos o ilícitos dentro de la Iglesia.
El segundo evento es el nombramiento del nuevo arzobispo de Madrid, José Cobo Cano, y el lenguaje que ha venido utilizando en sus primeros días de pastor electo. Ante una cadena radiofónica, Cobo compartió varias reflexiones teológicas con un lenguaje cotidiano, incluso popular-matritense: “Dios no es Harry Potter… Cuando estamos chungos, él se queda ahí cuando se va todo el mundo se va”; pero también hizo una comparación de su responsabilidad ante el arzobispado de Madrid con el famoso programa de televisión: “Más que Juego de Tronos esto es una familia… cada uno tenemos nuestra pedrá”.
Llama la atención ver que, en el Reino de España, quizá una de las últimas naciones del mundo emparentada con el Vaticano a través de rigurosas formas y lenguajes centenarias, uno de los máximos referentes de la Iglesia católica deja los rigorismos y formalismos para acercarse a otras realidades, a nuevos destinatarios, mediante nuevas expresiones.
Cobo será el primer arzobispo de Madrid en 60 años que no ha sido trasladado desde otro arzobispado mayor. Es decir, los últimos cinco arzobispos madrileños ya habían sido arzobispos en otras sedes metropolitanas mayúsculas: como Santiago de Compostela, Zaragoza, Valencia o del primado de Toledo. Todavía más, Cobo hasta ahora no ha sido obispo titular residencial, sino un obispo auxiliar colaborador.
Ya antes, Francisco hizo cardenal a un obispo auxiliar (al salvadoreño Gregorio Rosa Chávez) y con estos gestos reivindica la función del lenguaje, la actitud y el ejemplo más que de los formalismos (o formulismos) con los que algunos planean seguir conduciendo la Iglesia. El pontificado de Francisco, hay que reconocer, se encuentra ya ante el escenario de transición; y, sin embargo, estas dos audacias, la del carnet digital y el lenguaje sencillo, reflejan que quizá algo de la actitud bergogliana habrá de permanecer un poco más.
*Director VCNoticias.com @monroyfelipe
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