Análisis y Opinión

Los número uno en todo

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Dentro de esa mentalidad tan mexicana de “a mí no me pasa nada”, “como México no hay dos” y “somos los número uno en todo”, estamos paulatinamente viendo cómo más y más personas se contagian de Coronavirus. La cifra de enfermos en pocos días ha ido en aumento, tal y como se esperaba, y de la mano, el número de muertos. Muertos, que, dicho sea de paso, no los hemos visto, de igual forma que en otros países en donde los muertos son cifras y uno que otro nombre. Lo que abona a la incredulidad social.

Pero lo que es un hecho, creamos o no creamos, es que el virus existe y anda rondando a cada uno de los habitantes del planeta; y resulta inverosímil que alguien llegue a dudar de su existencia si vemos la gran cantidad de gente a nivel MUNDIAL que está confinada en su casa.

Ahora bien, el tema no es reflexionar sobre la existencia o no del virus. El tema es ver la manera en la que en nuestro país se ha venido enfrentando desde el preciso momento en el que se dio a conocer el primer caso de persona infectada.

Primero fue el presidente López Obrador que, entre abrazo y abrazo, beso y beso y hasta mordida a una menor de edad, dio un mensaje totalmente negativo, sobre todo, a sus adversarios políticos (como él les llama), pero de paso a sus seguidores que tomaron mayor confianza ante esta pandemia al ver que su líder ignoraba las recomendaciones mundiales.

A esto súmele la crisis hospitalaria que ya veníamos arrastrando desde hace años y que se acentuó en los últimos meses, las tradiciones de Semana Santa que “no nos permiten” quedarnos en casa al grado de ir en masa de compras por ejemplo al mercado de La Viga (bien por los comerciantes), y ya, para rematar, un gobierno federal en el que los involucrados cubren funciones que no les corresponden: un Subsecretario de Salud (que en honor a la verdad ha hecho una gran labor), que aparece siempre ya que su jefe, el Secretario de Salud, ni sus luces. Y un canciller, Marcelo Ebrard, que presenta temas de política interna que le corresponderían más bien a Olga Sánchez Cordero quien, en su carácter de Secretaria de Gobernación, nunca la vemos en sus funciones.

Y no es que el Covid-19 nos haya agarrado desprevenidos, para nada. Tuvimos mucho tiempo para prepararnos. Más bien, es esa soberbia -muy mexicana-, en donde, desde los altos mandos, ha faltado la humildad para evitar la pandemia y aceptar que somos tan vulnerables como los españoles, italianos o neoyorquinos.

Créame que ya en el fondo, lo de menos es la invasión del coronavirus en territorio mexicano; ya que, lo peor está por llegar. Un país económicamente arruinado, socialmente desconfiado, fracturado y polarizado, y con miles de personas más desempleadas a pesar de las promesas y compra de voluntades provenientes de Palacio Nacional, serán tan sólo algunos de los ingredientes de esta olla exprés llamada México.

Pero bueno, nos encanta ser los primeros en todo y, luego de ver que miles, sino es que millones, de mexicanos, han hecho caso omiso al llamado de “Quédate en casa”, no dudo que seremos también “los número uno” en personas contagiadas por la primer epidemia de este siglo XXI. Pero bueno, mientras tanto, pásela bien…

José Luis Arévalo
Periodista

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