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Análisis y Opinión

Los papeles de Pandora que desnudaron a propios y extraños

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Nigromante

No debiera sorprendernos, pero cada día trae una revelación y aquellos a los que rodea el prestigio por su fortuna, que los mal pensados imaginamos sucia desde sus orígenes, viene a confirmar las sospechas cuando se comprueba que acumularon riquezas sin límite. Ganada a pulso con trampas al fisco y con el sudor de la frente de los demás.

Una de las más grandes investigaciones periodísticas de la historia, que filtró millones de documentos puso al descubierto la corrupción de líderes políticos y figuras del espectáculo que recurrieron a paraísos fiscales para incrementar sus ganancias sin pagar impuestos, incluidos los que se dicen honestos y que no son iguales que los de otros sexenios en México.

Los primeros reportes que difundió Quinto Elemento Lab, la organización periodística que aglutina a varios medios en los temas de investigación, menciona a más de 3 mil clientes mexicanos que usaron sociedades secretas en paraísos fiscales entre los que destacan políticos y sus familiares, empresarios y celebridades.

Una filtración de 11.9 millones de documentos a escala global permitió la investigación del sistema Off Shore y cómo mexicanos muy prestigiados, que presumen de ser los elegidos del nuevo sistema de gobierno porque se dicen diferentes a los de sexenios anteriores, pero incurrieron en la doble moral al depositar su patrimonio en estas sociedades secretas que evaden al fisco.

Los primeros que escandalizaron a la sociedad informada fueron Julio Scherer Ibarra, ex consejero jurídico de la Presidencia; el senador morenista Armando Guadiana Tijerina, el recién nombrado secretario de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis Díaz Lea,l y la empresaria Julia Abdala Lemus, pareja de Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad.

Por supuesto que figuran también el exgobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez, el empresario Arturo Montiel Yáñez, hijo del exgobernador del estado de México del mismo nombre; José Manuel Sanz Rivera, jefe de la oficina del gobernador de Morelos, el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco.

Otros personajes que no dejan de sorprender, como Fernando Donato de las Fuentes Hernández, secretario de Gobierno de Coahuila; Juan Ignacio García Zalvidea, exdiputado y exalcalde de Cancún; Juan Carlos Márquez Heine, secretario de Salud de Oaxaca; Paulina Díaz Ordaz, nieta de ya sabes quién y Alejandra Guzmán Pinal, cantante en decadencia.

También mencionan entre los protagonistas del escándalo mexicano a Jesús Murillo Ortega, primogénito del dueño de la “verdad histórica” en el caso de los 43 normalistas, del mismo nombre; el empresario Francisco Antonio José Patrón Laviada, hermano del ex gobernador de Yucatán; Francisco Labastida Gómez, hijo del ex gobernador de Sinaloa.

Pero también causan escándalo los nombres ilustres de Fernanda Castillo Cuevas, esposa del gobernador del Estado de México, los empresarios Marcelo y Carlos de los Santos, hijos del ex gobernador de San Luis Potosí. También figuran los empresarios más encumbrados como Germán Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México y la poderosa María Asunción Aramburuzabala Larregui y Fernando Chico Pardo, dueño de Asur.

No faltaron los nombres de los magnates Alberto Bailleres González, presidente del Grupo Bal; Carlos Peralta Quintero, presidente de Grupo IUSA; Olegario Vázquez Raña y su hijo Olegario Vázquez Aldir, del grupo empresarial Ángeles, los empresarios de la familia Salinas, los herederos del “tigre” Emilio Azcárraga Milmo.

El patriarca Azcárraga Vidaurreta, quien murió en 1972, dispuso que su fortuna se dividiera en tres partes iguales para sus hijos Laura, Carmela y Emilio Azcárraga Milmo, este último padre del actual presidente del Consejo de Administración de Televisa, Emilio Azcárraga Jean.

La incursión de los herederos de Azcárraga Milmo fueron exhibidos en un reportaje del periodista Mathieu Tourliere en la revista Proceso, en el marco de los llamados Pandora Papers, la más grande filtración de documentos financieros obtenida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) que muestra cómo destacados empresarios y líderes mundiales tienen activos en paraísos fiscales.

Refiere Tourliere que las hermanas Azcárraga Milmo, hijas del fundador de la dinastía, utilizaron una decena de jurisdicciones offshore para dejar fortunas a sus hijos. Una de ellas, Carmela, cobró notoriedad en fechas recientes cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que el gobierno de la 4T debía regresar mil millones de pesos a sus herederos, lo que provocó airada reacción del presidente Andrés Manuel López Obrador.

“A los ministros de la Corte no les preocupa, ellos duermen tranquilos. Imagínense lo que representa entregar mil millones, cuántas becas para niños y niñas con discapacidad, vacunas, apoyo a la gente más pobre, son unos insensibles. Porque pueden alegar que la ley es la ley ¿y qué, y la justicia dónde queda?”.

En días pasados reveló el tabasqueño que Arganis, titular de la SCT, le contó su desgracia, porque “fue engañado” al recurrir a una offshore para invertir 3 millones de pesos que obtuvo de la venta de acciones de la empresa ICA al separarse de ese cargo en 2017. Por ese detalle de confidencialidad, López Obrador excusó a su amigo Arganis.

Pero dejó colgado de la brocha a Julio Scherer Ibarra, porque renunció a la Consejería Jurídica de la Presidencia. “Que él explique y que se defienda de las acusaciones”, dijo, y luego matizó: que sean investigados por la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República todos los que se involucraron en la evasión de impuesto y que respondan por lo que hicieron, porque ya saben que es un delito no pagar impuestos.



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Análisis y Opinión

Un asunto de dignidad

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En estos días se discutirá y sancionará un diferendo apreciativo sobre los márgenes de la acción sanitaria y humanitaria en El Salvador que quizá pueda tener efectos en otras latitudes, incluido México. El tema es complejo pero en el fondo, hay un diferendo ante la permanente atención, vigilancia y decisión médica pertinente que buscó salvaguardar la vida de una mujer embarazada y la del ser en su vientre.

Se juzga al sistema local de proveer asistencia médica profesional durante varios meses para procurar el bienestar integral a las dos personas. Los quejosos plantean que hubiera sido mejor invisibilizar la existencia de una bebé discapacitada desde el inicio (aunque nació y murió después, no sin antes recibir nombre e identidad) y permitir que, desde la opinión –personalísima pero ciertamente inexperta y alienada por abogados– de la paciente, se impidiera al personal médico a pensar, ofrecer opciones u obrar conforme a su conocimiento, su profesión y su conciencia. La mujer murió años más tarde y su historia hoy es utilizada como una estrategia, como un relato de intereses contrapuestos.

Estos asuntos son, por desgracia, sumamente comunes en nuestra vida contemporánea. En el estilo de vida, poder y privilegio que hoy campea en el mundo, las personas están más cerca de ser mercancías (adquiribles, consumibles y descartables) que de ser comprendidas en su complejidad irrepetible y en su absoluta dignidad sin importar sus particulares orígenes, sus condiciones, su hado o ventura.

Existe una antigua fábula china sobre un supuesto ‘hombre compasivo’ de quien se dice pescó una tortuga para hacer sopa con ella: “como no quería que alguien llegara a decir que él había dado muerte a un ser viviente, encendió fuego, hizo hervir agua en una olla, colocó una pértiga de bambú encima de la olla a manera de puente y le hizo a la tortuga una promesa: ‘Si consigues atravesar el puente, te dejaré en libertad’”. La fábula relata que la tortuga puso toda su voluntad e hizo lo imposible al atravesar el puente sobre el agua hirviendo… pero el hombre, aplaudiendo su hazaña, le pidió a la tortuga que regresara “para ver mejor cómo había logrado la proeza”.

La fábula enseña que, los discursos disfrazados de compasión son aún más pérfidos. Esto nos lleva a pensar que, aunque los discursos actuales aboguen por las libertades, los derechos o el reconocimiento de las diversidades de la humanidad contemporánea –incluso son socialmente aceptadas las ideas de trascendencia y armonización plural social mediante gestos de solidaridad, responsabilidad y amor– siguen existiendo narraciones que sólo defienden el propio privilegio, el egoísmo, el utilitarismo o el pragmatismo económico, la comodidad del fuerte frente a la anulación del débil o la indolencia ante los fácilmente descartables, los que nadie extrañará en “este mundo atestado de humanidad, agresivo, competitivo y eficientista”.

Hoy, mientras algunos se distraen con luces en el cielo, por fortuna hay gremios enteros defendiendo a trabajadores sexagenarios, a minorías arrinconadas, a mujeres violentadas, a personas e historias desaparecidas, a niños agredidos o utilizados, a jóvenes sometidos o corrompidos, a localidades envenenadas y a usuarios engañados. La única razón que alimenta el espíritu de esas luchas sociales es ese asunto de dignidad que perfora las conciencias, conmueve corazones y motiva a la acción en esa larga marcha hacia el bien común.

Pero ¿qué sucede cuando la dignidad humana es relativizada? ¿Qué sucede cuando se anteponen supuestos políticos, económicos o ideológicos que condicionan este principio humano? Hay quienes insisten que la lucha obrera, ecológica, comunitaria o social debe estar sujeta a las condiciones políticas; otros que la dignidad de la vida humana debe estar limitada por las condicionantes de la economía y el mercado; otros más llegan a afirmar que la indignación social sólo es válida desde una sola orientación ideológica. Y aún así se llaman compasivos.

Lo que atestiguamos en estos días –desde el utilitarismo bélico internacional o las agendas de interés económico supranacionales– es la evidencia que descarta aquella fantasía laicista de los Estados neutrales. Las opciones formales políticas o económicas tanto de las tiranías como las democracias son decisiones éticas y hasta morales, pero jamás neutrales: ¿Cuáles son las fronteras de la sanidad pública? ¿Cuáles son los límites de la acción contra el negocio de la droga? ¿Dónde se separa el bien común del privilegio? ¿Qué o quién define el grado de dignidad de una persona humana? Porque si quienes deciden se parecen al hombre de la fábula, se llamarán compasivos mientras contemplan a los miserables luchar por su vida bajo las reglas injustas y las condiciones imposibles que ellos mismos han definido.

Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Análisis y Opinión

La riqueza de las empresas familiares

Según cifras del INEGI, el 97% del número total de empresas de México son microempresas

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En un mundo tan inestable como el de hoy, -donde las empresas públicas nacen y desaparecen o se funden con otros corporativos-, las empresas familiares representan estabilidad, pues son el patrimonio de una familia.

Muchas de las grandes marcas icónicas europeas y norteamericanas, -que están rodeadas de glamour-, como las bebidas espirituosas finas, ropa de larga tradición, productos de piel, relojes y otro tipo de bienes, son familiares y tienen raíces que pueden llegar a dos o tres siglos de vida.

Por lo que toca a las microempresas en México, estas son totalmente familiares.

Según cifras del INEGI, el 97% del número total de empresas de México son microempresas y por ello tienen tanto peso social y representatividad y generan el 70% de las oportunidades laborales.

Sin embargo, la estructura organizacional de las empresas familiares constituyen una importante debilidad, puesto que se mezclan consideraciones subjetivas de tipo familiar, que luego impactan negativamente en la operación del negocio.

La empresa consultora Advanced Management Consulting Group, también conocida como AMCG, ha identificado esta grave problemática, pues mencionan que el 70% de las empresas familiares desaparecen con la muerte de su fundador y dicen que del 30% de las empresas restantes, que son las que sobreviven, solo el 13% sobreviven a la tercera generación. Y de ese número, apenas tres o cuatro por ciento llegan a la cuarta generación.

El problema parece ser la tendencia a contaminar la operación de la empresa con condicionantes de la relación familiar e incluso, con los conflictos.

Además, el modelo familiar, que generalmente tiene que ver con estructuras de liderazgo paternalista, termina transfiriéndose al negocio y cuando existe un liderazgo muy fuerte del fundador, al pasar la autoridad a un sucesor, que es un miembro de la familia que incluso puede ser de otra generación, podría ser que se propicie una lucha por el control y los beneficios que se derivan del liderazgo.

Tal y como lo manifiestan los directivos de la empresa Advanced Management Consulting Group a sus clientes, la solución está en la institucionalización de la operación, totalmente alejada de las condicionantes familiares, donde el objetivo fundamental sea la eficiencia y la eficacia y detrás de ésto, la rentabilidad.

El modelo que da forma y eficiencia a la operación de una empresa familiar es precisamente el “modelo de gobierno corporativo”, que es el que garantiza decisiones objetivas orientadas a la competitividad y la rentabilidad.

El gobierno corporativo blinda la sucesión, para que se dé de forma madura entre un fundador con poder y control incuestionable y la organización institucional que llevará la operación de la empresa, lo cual garantiza larga vida y sucesiones generacionales sólidas e institucionales.

¿A usted qué le parece?

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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