Análisis y Opinión
¿Quién genera los empleos?
En el imaginario colectivo es el gobierno quien genera empleos y también es quien trae la bonanza a las familias cuando genera ayuda económica a través de los programas de asistencia social.
Eso es lo que los políticos en campaña prometen al electorado, sin precisar que los empleos los generan los empresarios y que los programas asistenciales se pueden realizar canalizando los recursos que generan quienes están en el ámbito productivo y comparten sus ganancias a través del pago de impuestos.
El Estado Mexicano no produce y por tanto, no genera riqueza, sino que la distribuye de forma equitativa a través de los servicios públicos que nos ayudan a tener mayor calidad de vida, así como ayuda económica a los sectores sociales vulnerables.
Quizá difundir estos planteamientos ayudaría a mejorar el ánimo colectivo para tener un mejor país.
También es importante concientizar a los funcionarios públicos de su papel de facilitadores, porque a final de cuentas ambos roles, -empresarios y gobierno-, son determinantes para reactivar la economía.
Por ello, a finales de abril la Coparmex de la Ciudad de México logró concretar un acuerdo con el gobierno que preside Claudia Sheinbaum, el cual debe facilitar el proceso de reactivación económica.
Existe preocupación, -tanto en el sector empresarial como en el gobierno de la Ciudad de México-, a partir de que en el estudio realizado por el INEGI se destaca un importante rezago en el comportamiento de la economía capitalina, ya que mientras el país logró una cifra integrada de crecimiento económico de 4.8% durante el 2021, en la capital de México apenas se logró un avance de 0.5%.
Seguramente como una respuesta a este reto es que el mes pasado, mayo, el Gobierno de la Ciudad de México dio a conocer su programa de reactivación económica” denominado “Activar sin Arriesgar”, en el cual destacan dos acciones: la vacunación y el estímulo para que el sector empresarial genere nuevos empleos, así como el apoyo al ingreso de las familias y las micro y pequeñas empresas; inversión pública en movilidad, agua e infraestructura social; impulso a proyectos estratégicos que desarrolle la iniciativa privada y la reactivación turística y cultural.
Sin embargo, el más importante pendiente que nos dejó la pandemia del COVID fue el grave impacto que resintió un importante número de micro y pequeñas empresas, las cuales se descapitalizaron al tratar de mantener los empleos de sus trabajadores, confiando en que llegarían apoyos gubernamentales, -que debemos reconocer-, fueron insuficientes, pues las instituciones gubernamentales se focalizaron en el reto que implicaba dar una respuesta a médica a la pandemia. Por ello hoy, -que ha pasado lo peor de esta contingencia sanitaria-, el reto se debe focalizar en el rescate de la economía de esta gran urbe, que alberga al mayor número de mexicanos.
Pensando en la buena voluntad que parece tener el gobierno de la ciudad para atender la actual contingencia económica, la Coparmex de la Ciudad de México propuso a las autoridades capitalinas que ofrezca a los pequeños negocios que quebraron y pretenden reabrir, una exención total del impuesto sobre nómina durante los tres primeros meses de operación.
Si se logra rescatar esa fuente de empleos, el impacto económico se verá reflejado a corto plazo en la ciudad.
Quizá un punto fundamental que no se debe descuidar es el de la seguridad que afecta a la micro y pequeña empresa, víctima del “cobro de piso”, el cual está generando violencia física que se traduce en vandalismo a los negocios que no pueden pagar la cuota al crimen organizado e incluso, en asesinatos, como ha sucedido en varios mercados de esta capital.
Es importante que el Congreso de la Ciudad de México legisle para convertir en delito muy grave el cobro de piso, que asegure que los delincuentes que se dedican a este tipo de extorsión paguen en la cárcel largas condenas y dejen de recorrer las calles.
Además, la Secretaría de Seguridad Pública debe poner especial énfasis en proteger a quienes generan empleos y con sus impuestos sufragan parte del presupuesto del gobierno capitalino.
Si la actividad empresarial se vuelve altamente riesgosa, veremos que muchos inversionistas frenarán su participación en esta ciudad y emigrarán a zonas más seguras.
¿A usted qué le parece?
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