Análisis y Opinión

Salvemos las dos vidas

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Por: Ivette Laviada

Con las resoluciones recientes de la SCJN y las subsecuentes iniciativas que se han estado lanzando en los estados al respecto de legalizar el aborto, conviene que veamos o volvamos a ver la película October Baby (Bebé de Octubre). Basada en hechos reales nos cuenta la historia de Hannah, sobreviviente de un aborto fallido.

Su historia pone en evidencia la importancia de la vida intrauterina -la ciencia ya lo ha demostrado- Nuestra historia inicia en la fecundación y los meses de gestación, el alumbramiento y el desarrollo posterior nos van definiendo a nivel emocional y físico. Por ello es posible que una persona tenga memoria de lo que ocurrió durante su gestación, aunque no sea consiente de ello.

La sociedad moderna intenta vendernos como solución el aborto ante el problema del embarazo inesperado y exacerba el término “derecho sexual y reproductivo” para empoderar a una juventud inmadura que no sabe que hacer con la libertad cuando no va acompañada de la formación de la voluntad. ¡Que equivocados están los que promueven estas ideas! Tendrían que conocer las historias de quienes han abortado para saber que es el inicio de los problemas y no la solución que buscaban.

El aborto no solamente constituye un crimen contra una vida -la del bebé-, sino contra dos vidas, la del bebé y la de la madre. El trauma que supone para una mujer “deshacerse” de su propio bebé es de tal magnitud que no existen mujeres que anden por ahí contando a todo el mundo lo que han hecho, sino que por el contrario se calla, es demasiado doloroso como para presumirlo y difícilmente consiguen olvidarlo.

Sin embargo, hay un valor intrínseco en la madre que optó por dar vida, aunque se haya apartado físicamente de su hijo, le está dando la oportunidad de crecer en el amor en el seno de una familia que lo anhela, lo espera, lo ama. Las mujeres que abortan la mayoría lo hacen porque son víctimas de sus circunstancias.

El SÍ que los padres adoptivos dan, no los hacen diferentes de los padres biológicos. Tenemos que trabajar por una sociedad que evite juzgar a las madres que dan en adopción a sus hijos y trabajar con los hijos para que valoren la castidad como el medio más eficaz para evitarse conflictos.

Lo primero que hemos de decir de la película es que sin duda es un homenaje a la vida y a los valores que sostienen al ser humano e invitamos a verla en familia.

Cuando formamos a los hijos sin temor y sostenidos en la fe, les estamos dando un blindaje espiritual muy especial, cuando nuestros hijos conocen el valor que tienen acorde a su dignidad de sujetos de amor, la castidad es posible y el valor del perdón se presenta con su incalculable poder de liberación.

Este 3 de octubre tendremos la oportunidad de demostrar cuanto amamos la vida pero también nos preocupamos de la mujer, insistimos en que el camino es implementar políticas públicas concretas de apoyo para ella, seguros, atención médica, trabajo, etc.

Apoyando a la mujer estaremos favoreciendo la cultura de la vida, su protección, su promoción. Terminar con la vida humana en gestación no resuelve los problemas sociales, es falso el dilema de que hay que elegir entre la mujer y su hijo para darle al hijo la condena de muerte, existen más opciones que son de vida, optemos por ellas y salvemos las dos vidas.

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