Análisis y Opinión

Una vida por 25 mil pesos

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De Frente y Claro con José Luis Arévalo

¿Alguna vez se ha preguntado cuánto cuesta su vida? O dicho de otra forma, ¿cuánto dinero debería recibir su familia en caso de que usted muera y deba ser indemnizado por las autoridades? Sinceramente creo que pocos tenemos una respuesta. Pero esta pregunta ha de ser una de las más habituales en un momento en el que ya tenemos un registro superior a las 63 mil personas muertas a causa del Coronavirus. A esto, súmele las muertes por el crimen organizado (que ya desde meses atrás eran por los menos 70 diarios), los que mueren por causas naturales, los que mueren por accidentes vehiculares y los que mueren asesinados o por cualquier otra razón. El caso es que el promedio de fallecidos en nuestro país es mucho más grande de lo que nuestra conciencia es capaz de retener.

Y no lo escribo asustado o alarmado, más bien lo pregunto con asombro, ya que al parecer, tanto el gobierno como gran parte de la sociedad, ya se perdió justamente eso: la capacidad de asombro. Tal pareciera que en las conferencias vespertinas del subsecretario López Gatell, la gente que muere cada día no es más que una cifra más. No hay una expresión de asombro o preocupación. Se reporta un promedio diario de 700 muertos y pareciera que estamos contando cuántos coches circulan cada día en la ciudad o cuántos goles se meten en un torneo de fútbol.

Bueno, es más, seguramente esto podría causar mayor asombro en muchos. Si las autoridades se han vuelto insensibles en este tema, ¿qué podemos pensar de la ciudadanía que día a día conoce las cifras y, la verdad, cada día le importa menos? Es más, ni en las mañaneras se menciona esto.

Insisto, los muertos son cifras en Palacio Nacional, no son ciudadanos, no son seres humanos capaces de despertar, luego de 5 meses de pandemia, una mayor preocupación como para decir: “señores, tenemos que hacer algo urgente para disminuir el número de muertes cada día”. Pero no, es más, hasta se rinden honores y un minuto de silencio con la bandera a media asta. No quiero ni pensar lo que han de sentir aquellos que están en el lecho de muerte si ven esta imagen (o sus familiares) sabedores de que ya están teniendo sus últimos honores.

Pero mire usted, ¿de qué nos asombramos si ya son 700 días y los niños con cáncer siguen sin recibir sus quimioterapias a causa del desabasto de medicamentos? Y si estos pequeñitos no sensibilizan al Ejecutivo, cómo se van a responsabilizar ante los muertos de Covid? Muchos con obesidad, hipertensión, y sabrá qué más; a lo mejor hasta dicen “¿pues porqué no se cuidaron?”

Y por si fuera poco y más desgarrador, está el caso de los enfermeros y doctores que han dado su vida, así literal, dado su vida, por los enfermos de Covid-19. Muchos de ellos han muerto por los contagios, lo que no sucede en muchos otros países. Primero fueron agredidos por los ignorantes familiares de muchos enfermos y hasta de otros no enfermos que los vieron como focos de infección. Luego no recibieron el material necesario para su protección que porque estamos en austeridad; y finalmente perdieron la vida, seguramente sin honores y sin velorios, por este tema de la pandemia.

Y lo peor es que su vida sólo valió 25 mil pesos.. si, ese fue el monto de la indemnización que el gobierno le dio a sus familiares: 25 mil pesos. ¿Eso vale la vida de alguien que se arriesgó por otro ser humano? Lo dejo sobre la mesa del Salón de Embajadores en Palacio Nacional para ver si hay un poco de sensibilidad. Pero mientras, habrá que irle poniendo un valor a la vida… ojalá y valga más que 25 mil pesos. Sobretodo si usted ha dado su vida por salvar la de otros.

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