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Columna Invitada

Cultura del entretenimiento

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Por Antonio Maza Pereda

Recientemente un buen amigo me deseaba, a propósito de la Semana Santa, que lograra reconstruir el alma. Me encantó el concepto. Un deseo claramente ambicioso. A veces tenemos que reconstruir el alma, una tarea similar a la de reconfigurar el software o nuestras aplicaciones cibernéticas; parecida a la reorganización de nuestros planes. Algo que nos ocurre con alguna frecuencia.

También me estaba deseando un trabajo exigente, honrado, nada fácil a la hora de llevarlo a cabo. Porque requiere de un esfuerzo de profundizar en nuestros pensamientos, nuestros razonamientos, en nuestro conocimiento de lo que ocurre a nuestro alrededor. Pensando en la cultura de esta primera cuarta parte del siglo XXI, podríamos definirla como una cultura del entretenimiento. Entendiendo que la definición de una cultura se hace mayormente por el orden de importancia que le damos a nuestros valores. Y así, sí le damos prioridad al entretenimiento y a la diversión sobre la reflexión profunda, estaremos actuando en una cultura que pone en primer lugar el entretenimiento.

No hay más que ver cuánto de nuestros ingresos se destinan a la diversión. He visto muchachos y muchachas jóvenes endeudarse para poder asistir a un espectáculo, por montos que podrían fácilmente ser el de sus ingresos de uno o más meses. Pero que lo hacen con gusto, considerando que esa diversión lo vale. En otro campo, recientemente me hicieron una encuesta sobre el mercado de un producto industrial y una de las preguntas era si el empaque del producto me parecía divertido. Después de que se me pasó el ataque de risa, reflexioné: ¿cuál es el sentido de que se use en industria química un empaque que se pueda considerar divertido? Pero, evidentemente, al diseñador de ese producto le parecía algo muy importante.

Hay que reconocer que eso es algo que nos ocurre a todos. Gracias a las “benditas redes sociales”, han aumentado exponencialmente la facilidad y la disponibilidad de las ocasiones para la diversión y el entretenimiento. Simplemente considere usted cuántas horas del día le dedica al entretenimiento, cómo mezcla el entretenimiento con su trabajo formal. Después de medir eso, calcule usted cuánto le dedica a profundizar sus capacidades para desarrollar el trabajo que le han encomendado o que usted mismo se ha impuesto.

Recientemente se presentó el resultado de una evaluación sobre el coeficiente intelectual de la humanidad. Dicen los investigadores que, por primera vez desde que se empezó a medir ese indicador de la humanidad en su conjunto, el coeficiente intelectual ha disminuido en la última década. Los investigadores no llegan a comentar cuál es la razón de esta disminución. Pero no faltarán algunos, por ejemplo Nicolas Carr o Cal Newport, qué le asignan esta disminución a la presencia permanente de distractores y al concepto, muy de moda, de las multitareas, que nos recetan para ser cada vez más productivos.

No quiere decir esto que no debamos de tener entretenimiento y diversión. Ellos forman una parte del descanso necesario. Pero cuando se exagera puede reducir la eficiencia. Algo similar ocurre con actividades necesarias, cómo podría ser el sueño. Claramente necesitamos una cantidad razonable de sueño, para mantenernos mentalmente activos. Pero una persona que considere el sueño como su actividad fundamental, dormirá veinte horas diarias, y claramente terminaría enfermo. De la misma manera que si creyera que con dormir tres horas diarias podría aumentar enormemente su productividad.

Volviendo a mi amigo, yo entiendo qué es un buen deseo y tiene que ver con que yo tenga profundidad en mis pensamientos, en mis acciones. Entiendo que no me está pidiendo un tipo de profundidad exclusivamente académica, racional, científica o religiosa. Aunque claramente tiene elementos de esos en la reflexión, que me permiten tener un pensamiento profundo y, cómo dice mi buen amigo, reconstruir el alma.

La profundización ocurre fundamentalmente en nuestro interior. Y muy particularmente en nuestra capacidad de poner prioridades en nuestro trabajo y nuestro descanso. Así como ocurre en los individuos, ocurre también en la Sociedad y, señaladamente, en las actividades de nuestro Gobierno. Muchas veces nuestro desacuerdo con nuestros mandatarios no es por las actividades que llevan a cabo, sino porque estas no concuerdan con las prioridades de la Sociedad. Por poner un ejemplo, darle prioridad al ahorro sobre el gasto en la salud, se trata de fondo de un tema de prioridades.

Claro que ya pasó la Semana Santa, pero aún tenemos algunos de nosotros una semana adicional dónde podemos dedicarnos a revisar nuestras prioridades. En todo caso, no es un trabajo para hacer de una sola vez, sino una tarea permanente. Profundizar, construir nuestras prioridades, definir tareas, concentrarnos en lo fundamental. Ese es el tema.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx



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Columna Invitada

Políticas públicas para la paz

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Por Antonio Maza Pereda

El pasado 11 de marzo, como se comentó en estas líneas, hubo una reunión de obispos, miembros de la orden jesuita, religiosos y religiosas, así como seglares católicos organizados, junto con la prensa y una gran variedad de invitados. Reunión diseñada para recibir a los candidatos a la presidencia de México. En el evento se le pidió su adhesión a un programa para lograr la mejora de la paz en nuestro país. A los candidatos se les entregó con anticipación un diagnóstico y un amplio documento titulado: Compromiso por la paz, estrategias de políticas públicas para la paz. El diagnóstico se creó por los asistentes a una gran cantidad de foros sobre el tema, con más de veinte mil participantes, y el documento que en este artículo se comenta, fue elaborado por cincuenta expertos. Ahí se presentan ciento diecisiete estrategias de políticas públicas sobre la cuestión.

Es un documento valioso. Para el ciudadano normal, requiere de amplia difusión, debate y, posiblemente, habrá que aceptar que pudiera haber algunas ideas para enriquecer su contenido. Un buen trabajo, ciertamente esperanzador, que habrá que cuidar y vigilarlo, si es que queremos dejar a nuestros hijos una situación de paz sostenible.

De un análisis somero, cómo puede hacer un ciudadano común, se ve que se proponen algunas políticas de corto plazo, entendiendo por ello las que se cumplirían en un plazo de dos años. La mayoría de las propuestas son de mediano plazo, que se cumplirían dentro de un sexenio o de largo plazo, que requieren dos sexenios o más. Y un número interesante de planteamientos son de muy largo plazo, sobre todo aquellos que requieren de un cambio cultural de fondo, por ejemplo: lograr un Estado de derecho, o construir confianza entre ciudadanos y las fuerzas del orden. Cambios que podrían llegar a requerir, en algunos lugares, hasta una generación.

Para esas políticas de largo y mediano plazo deberían diseñarse logros de corto plazo, que puedan mantener el entusiasmo de la población en un asunto tan importante como este. A esta altura del asunto, no hay todavía un programa con tiempos, metas e indicadores de desempeño. Eso debería ser la primera actividad, una vez que se haya definido la sucesión presidencial y estas propuestas, esperamos, se hayan convertido en políticas.

Algo importante y realmente básico es que para varias de las estrategias se recomienda la participación ciudadana y de organizaciones intermedias no gubernamentales. Este es un punto fundamental. Si se pretende tener este tipo de apoyo en los tres niveles de gobierno, es bastante claro que un número muy importante de ciudadanos se requerirán, para hacer una vigilancia efectiva del cumplimiento de estas políticas. Además, habrá que considerar que se requeriría su capacitación, el apoyo para evitar que puedan ser violentados y, de manera considerable, dar soporte a estos organismos ciudadanos, de manera que no puedan ser cooptados por los partidos políticos o por la delincuencia.

Claramente, se necesita discutir y debatir a fondo estos planteamientos. La firma de los documentos no es una garantía suficiente para asegurar su cumplimiento. Y también es cierto que estas propuestas para la reconstrucción de la paz deberían considerarse como una obra en proceso. Tener en cuenta que este ha sido un esfuerzo titánico, pero que requiere todavía mucha clarificación. Sobre todo, establecer con precisión, hasta donde sea posible, cuál es la secuencia para su implementación, cuáles serían los indicadores de gestión que permitan saber si se está avanzando y poder intervenir a tiempo si la ejecución se está estancando. Así como establecer las prioridades que, casi con total certeza, dependerán de la disponibilidad de los recursos que, en este momento del proceso, aún no se han definido. Pero que seguramente serán cuantiosos. Habrá que ver cuál será el origen de estos recursos.

Probablemente, lo más importante de este punto es el hecho de que diferentes miembros de la sociedad civil han dado un paso al frente y se están haciendo responsables de participar activamente en el diseño de soluciones para un problema tan grave como este. Esto es algo único. Generalmente, la ciudadanía se ha limitado a señalar deficiencias, esperando de los políticos que ofrezcan soluciones. Un largo período de inoperancia de la clase política para contener el crecimiento de la violencia ha hecho que la ciudadanía ya no confíe en que ofrecerán diagnósticos y políticas suficientes.

Y no es que la violencia sea algo nuevo. Hay quienes dicen que el problema viene de los tres sexenios anteriores, pero claramente en nuestro país ha habido este problema desde mucho antes. Ya en 1909, se publicó en la prensa de los Estados Unidos una colección de artículos titulada “México Bárbaro”, donde se pintaba crudamente este tema en nuestro país. Ensañamiento que se ha incrementado por el desarrollo de armamento mucho más letal y el crecimiento importante de la venta de este. Ya en los finales del siglo XX, el gobernador de uno de los estados con mayor criminalidad en ese tiempo, dijo públicamente: “El problema no es la delincuencia organizada, sino la delincuencia desorganizada”. Con lo cual estaba haciendo referencia al hecho de que había una relación entre la policía judicial y los delincuentes, con lo cual se les establecían límites y territorios a cambio de no hacerles un combate frontal.

La crudeza del asunto lleva a la sociedad civil a dar un paso al frente. Y no es que sea el único tema. Problemas como la salud, la corrupción y la educación son probablemente tanto o más importantes que el asunto de la violencia y seguramente su solución contribuiría a la reducción de esta. Esos asuntos, siendo tan relevantes, no tienen un efecto tan agudo sobre el ánimo de la población. La solución de estos podría requerir seguir un proceso similar: diagnóstico y propuesta de políticas, así como el seguimiento social a su implementación.

Claramente, la clase política nos queda a deber. Ya no bastan declaraciones, descalificaciones y mecanismos similares para paliar el descontento de partes importantes, probablemente mayoritarias de la ciudadanía. La política es demasiado significativa para que sea el monopolio de los políticos. En esta situación de la paz, la ciudadanía está dando un paso al frente. Ojalá sea el primero en muchos de otros asuntos de los que adolece nuestra sociedad.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Columna Invitada

Compromisos por la paz

El evento “Compromiso por la Paz” fue un evento fuera de serie

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Por Antonio Maza Pereda

El pasado 11 de marzo tuvimos un evento fuera de serie.  La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), que agrupa a los obispos católicos del país, junto con cincuenta asociaciones de la sociedad civil, se reunió por separado con cada uno de los candidatos presidenciales. El evento titulado Compromiso por la Paz, incluye un diagnóstico llevado a cabo por aproximadamente veinte mil personas y la presentación de propuestas sobre este asunto, elaboradas por cincuenta expertos en diferentes temas.

Es muy claro que el punto es la preocupación que la mayor parte de la población tiene, en este momento. De las propuestas de la 4T, probablemente es la que se percibe como una promesa incumplida.  A no ser que se quiera medir la paz exclusivamente por la reducción de los homicidios dolosos en unas cuantas entidades federativas. El lema probablemente mejor recordado en este aspecto, el de “abrazos y no balazos”, claramente no ha dado como resultado una reducción de la criminalidad en general ni de los delitos de alto impacto.

Los obispos católicos, que no han dejado de señalar estos problemas y de actuar de diferentes maneras, incluyendo impulsar negociaciones entre los diferentes grupos de la delincuencia organizada, mencionan como un punto de partida el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, hace más de un año. Evento muy mediático, pero que claramente no ha sido el único caso de asesinatos, extorsiones y otros tipos de violencia hacia el clero.

El evento tiene otro aspecto novedoso. En ocasiones anteriores, la CEM tenía reuniones a puerta cerrada con los candidatos presidenciales, de las cuales salía un boletín de prensa en un tono sumamente diplomático, hablando de la franqueza del intercambio y la buena voluntad para trabajar por el bien del país.  En esta ocasión ha ocurrido algo muy diferente.  Hubo más de un año de reuniones en diferentes ciudades del país, mayormente con asociaciones de víctimas, empresarios y algunos otros tipos de agrupaciones. Los resultados de esas reuniones se consolidan en un evento en Puebla y se genera un documento con propuestas para mejorar la situación del país en este aspecto. El documento se revisa y produce 117 propuestas, que se ponen a consideración de la ciudadanía y de los candidatos a la presidencia.

Seguramente en ocasiones anteriores se han hecho esfuerzos parecidos, pero el modo como se llevaba la interacción entre los obispos y los candidatos conducía a que había poca difusión pública de estos asuntos. Claramente, es una mejora importante, en el aspecto de hacer públicos los planteamientos del episcopado y trabajar conjuntamente con una parte de la sociedad para redactar propuestas.

Al evento se citó a la prensa, los candidatos con sus equipos de campaña, así como una cantidad de invitados, representando a otras religiones, etnias y diferentes asociaciones de la sociedad civil. A los candidatos se les entregó previamente el diagnóstico y las propuestas, así como el formato de compromiso, que se les solicitó que firmaran, documento que establecía la intención de que, de ser elegidos a la presidencia, harían todo lo posible para llevar a cabo esas propuestas.

El primer candidato, el maestro Jorge Álvarez Máynez, del Movimiento Ciudadano, recordó sus relaciones con los jesuitas y firmó el documento después de un discurso de 15 minutos, donde en principio se mostró de acuerdo con el diagnóstico y el compromiso. Siguió la Ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz, que se mostró muy entusiasta en cuanto al contenido del diagnóstico y las propuestas, ofreciendo que su primer acto de gobierno, en caso de ser elegida, sería tener una reunión con los obispos y los grupos que generaron este documento, para definir la manera de implementar esas propuestas.  La doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien fue recibida con mucha cordialidad por los organizadores, dijo que no estaba de acuerdo con una parte del diagnóstico, que llamó pesimista y, en particular, se inconformó con la aseveración sobre la militarización de la seguridad en el país.  Dijo que firmaría el acuerdo, agregándole un documento de varias páginas donde establece las partes del diagnóstico con las que no está de acuerdo.

Durante el evento, el secretario de la CEM dijo, en tono diplomático, que agradecía la franqueza de la candidata Sheinbaum, al dejar muy claro en qué aspectos del diagnóstico no estaba de acuerdo. Al día siguiente, el vocero del episcopado, padre Miguel Ángel Flores, quien fue rector de la Universidad Pontificia de México y es miembro de la Comisión Teológica Internacional, hizo declaraciones a la prensa comentando su reacción a las declaraciones de la doctora Sheinbaum. De lo cual destacó, entre otros temas, que “si no se reconoce una realidad, no podemos cambiar esa realidad”.

Quedan varios puntos por analizar, que son demasiado extensos para este artículo.  Por un lado, la representatividad del documento qué se les presentó a los candidatos y, al menos de manera general, el análisis de las propuestas, en cuanto a la factibilidad de que tengan consecuencias a corto plazo o cuáles, como parece ser el caso, son propuestas que requerirán varios sexenios para tener resultados. Como han sido algunas de las medidas que ha tomado la 4T en este aspecto.

 El punto más importante es que uno de los organismos que forman una parte considerable de la población, como es la Iglesia Católica, que abarca poco menos del 80 % de los ciudadanos que se declaran religiosos en los censos, está incorporando en su actuación a grupos de seglares, no únicamente católicos, pero a quienes los une una problemática común, que urge ser atendida.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Para que no se olvide: M8

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Por Antonio Maza Pereda

No celebramos. No felicitamos. No es un día de alegría. El Día Internacional de la Mujer, M8 como se le dice de manera sintética, es una conmemoración fúnebre. Esa fecha recuerda el fallecimiento de 129 mujeres trabajadoras que perdieron la vida en una fábrica de Nueva York en 1911. Las trabajadoras se habían puesto en huelga pidiendo mejoras salariales, los dueños de la empresa las encerraron con llave para que no pudieran abandonar los talleres; ocurrió un incendio, y las trabajadoras no pudieron huir, con el resultado que se comenta. Posteriormente, se definió esta fecha para recordar ese trágico hecho. No, no es una fecha para felicitar a las mujeres. Es una conmemoración. Es un hecho trágico y doloroso. Una fecha que hay que destacar, para que no se olvide. Para que recordemos que la situación de la mujer ha sido terrible por milenios. Y que falta mucho por lograr para que su situación sea, por lo menos, justa.

Después de un largo tiempo de conmemoraciones, claramente hay cambios. Y también es cierto que no todos ellos han sido para bien. Se han logrado avances en leyes y reglamentos, pero también es cierto que la violencia contra la mujer no se ha reducido. Incluso se puede decir que la pandemia trajo un incremento en el registro de reportes de violencia contra las mujeres. Es difícil decir con precisión cuál es la situación real. Una posibilidad es que ahora las mujeres se sienten más facultadas para denunciar los actos de violencia, mientras que todavía hace poco muchas lo veían como algo totalmente inútil e incluso una oportunidad para que las autoridades menores las revictimizaran. Todavía se dice, probablemente sin muchas bases, que solo se denuncia el 10 % de los delitos y de esa proporción denunciada, únicamente el 10 % termina en un dictamen judicial. Los números son demasiado redondos para ser creíbles, pero deben ser una proporción similar a esa. O sea, que el gran problema es la impunidad.

Un cambio importante en nuestra situación es que en las próximas elecciones federales, dos mujeres son las más probables triunfadoras para ser presidentas de la república y una cantidad significativa de mujeres triunfarán en los próximos comicios de nivel estatal y municipal. Y, lo más interesante, el hecho de tener una mujer en la Presidencia ha sido aceptado sin discusión. En los congresos federales y locales muchos puestos serán ocupados por mujeres. Lo cual claramente es un avance considerable. Es de esperarse que haya cada vez mayor proporción de mujeres en puestos de gobierno, y que también haya mayores probabilidades de que exista igualdad de derechos, en la práctica, para las mujeres.

Pero, claramente, eso no es suficiente. Desde hace ya algunas décadas ha aumentado el número de mujeres en puestos de autoridad y no hay una correlación con la disminución de la violencia contra la mujer. Es decir, aunque hay mayor proporción de mujeres en puestos de mando, el aumento de la violencia a las mujeres continua. Y esto es porque el gobierno solo puede actuar de algunos modos muy limitados. Puede establecer cuotas de género en algunas ocupaciones que domina, puede crear nuevas figuras de delito y aumentar sustancialmente las penalidades. Como se ha estado haciendo. Pero ninguna de esas acciones ha permitido reducir sustancialmente la violencia contra las mujeres.

Es muy importante que sigamos pidiendo, tanto hombres como mujeres, más acciones para evitar esta discriminación. Pero también es un hecho que la solución de fondo no viene del gobierno, viene de la Sociedad: de las costumbres, de la cultura, de la educación en la familia y en la escuela. Y es ahí donde se necesita una acción más decidida. Una determinación que debe ser de todos.

Hay muchos pendientes por resolver. La discriminación laboral, expresada en salarios inferiores para las mujeres, cuando tienen trabajos equivalentes a los de los hombres, así como el llamado “techo de cristal”, qué hace que haya una gran desproporción entre los puestos de nivel superior ocupados por hombres comparados con los ocupados por mujeres. Otros aspectos importantes, como pueden ser las guarderías y las escuelas de tiempo completo, que permitan a las mujeres tener trabajos con mejor nivel de remuneración. La conciencia de qué casi un tercio de los hogares son sostenidos por mujeres, lo cual hace insostenible el concepto de qué los hombres tienen que ganar más porque sostienen a los hogares. Hay que considerar los cambios sociales con mayor cantidad de madres solas y solteras, familias abandonadas por el varón y situaciones similares que hacen que las cargas laborales de la mujer sean cada vez mayores.

El tema de fondo, el más difícil: el de la violencia contra la mujer. La situación de 10 muertes por feminicidio al día, y el crecimiento de las violaciones, no se resuelven con cuotas de género y mayor acceso a los altos niveles de gobierno.

El asunto es fundamentalmente uno de convencimiento de la Sociedad, en su conjunto, de que no es posible continuar la situación que denuncian estas mujeres que ya perdieron la paciencia y que se manifiestan el 8 de marzo. Esto debería ser una preocupación fundamental de todos los mexicanos. En buena hora tengamos una mujer presidenta: seguramente ayudará. En buena hora es que haya más mujeres dispuestas a manifestarse públicamente y hacer sentir su disconformidad y su miedo por esta situación que ya ha durado demasiado. Esta tarea es una tarea de todos y los hombres tenemos que tomar conciencia de que no es una necesidad solo para las mujeres, sino para toda la Sociedad.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Columna Invitada

“Likes” y votos

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Por Antonio Maza Pereda

En general, todos los miembros de la clase política perciben un problema con los nuevos ciudadanos. Los jóvenes, y en particular los que tienen entre 18 y 24 años, no están participando de una manera significativa en la política y ni siquiera en las votaciones. De ahí el interés por atraer esta proporción importante de la población, que recientemente fueron reconocidos como ciudadanos y que no muestran mayor interés por las situaciones que importan al electorado.

Para explicar este fenómeno se manejan diversos supuestos: la influencia de los medios, sobre todo de las redes sociales, una deficiente educación cívica, la superficialidad de ese sector de la población, que se refleja en desinterés por el bien común y otros más. Supuestos que no han sido demostrados de una manera clara. Y, no cabe duda, son suposiciones que tienen algo de denigrante para esa parte de la población.

En todo caso, al aceptar esos supuestos sin preocuparse por su demostración, se trata de atraer a los jóvenes con temas que reflejan ligereza, y se muestra desprecio para estos nuevos ciudadanos. Claramente, es muy difícil atraer a los jóvenes cuando se les trata con desdén. Y al verlos como poco aptos, únicamente se puede cosechar su desinterés. Claramente, hay otro enfoque. Los jóvenes de esa edad, los nuevos ciudadanos, ciertamente tienen una gran aversión por la política y los políticos. Una característica muy frecuente en ellos es un rechazo profundo por la hipocresía, que perciben en la clase política en particular y en una buena parte de la población en general.

Debo de confesar que, en lo personal, posiblemente por un sesgo profesional, tiendo a estar de acuerdo con estos muchachos y muchachas. Habiendo dedicado más de la mitad de mi vida profesional a la enseñanza, nunca de tiempo completo, pero de un modo bastante continuo, he tenido una mayor exposición a los jóvenes de 20 a 35 años que la mayoría de la población. Y en particular, he sido bendecido con la posibilidad de dar enseñanza a nivel maestría y capacitación a grupos empresariales, por más de cuarenta años. Entiendo su decepción y tengo claro que muchos de ellos no ven un camino cierto para participar en política. También percibo una tendencia nueva: una proporción importante de jóvenes que quieren dedicarse a empresas no lucrativas y de tipo social. Lo que habla de interés por la comunidad. Esos nuevos ciudadanos ya no quieren oír propuestas vagas y, mucho menos, que se les trate como menores.

Recientemente, se ha visto en la clase política que usan las redes sociales que tienen mayor impacto con los jóvenes y en particular la llamada TikTok. Pero, en lugar de tratar de entender cuáles son los intereses de los nuevos ciudadanos, se ha hecho una investigación sobre lo que predomina en esa red y se ha intentado mimetizarse, parecerse a lo que generalmente ofrece la misma. Y así nos encontramos a políticos de edad madura e incluso mayores, tratando de demostrar que son tan buenos para bailar cómo los jóvenes, con el propósito de que ellos se identifiquen con un político o política que pueda ser percibido como un buen bailarín.

También se han visto a políticos en el TikTok, mostrando que tienen un gran aprecio por los gatitos y otras mascotas, mostrando que tienen una gran empatía con los mismos. Y hay más. Aunque hago el esfuerzo, no me puedo imaginar de qué manera un político excelente para la danza o que tenga un gran aprecio por los gatitos, me está demostrando que puede gobernar mejor que otros políticos. Pero, al parecer, los dirigentes de las campañas presidenciales, gubernamentales y municipales están poniendo su fe en esos métodos. Pensando, seguramente, que los jóvenes no van a reflexionar cuál debe ser su voto y que, de cualquier manera, la mayoría no van a votar.

No es un tema que se esté dando solamente entre los políticos. De alguna manera se ha llegado a la falacia de creer que el número de “likes” o de “clicks” tiene una influencia en las decisiones del público. O sea que, a mayor número de “likes” corresponderán mayor número de decisiones favorables. O de votos, en su caso. Lo que de ninguna manera está demostrado.

Hay que respetar a nuestros nuevos ciudadanos. Hay que tratarlos como adultos, como los consideran nuestras leyes, a quienes les confieren la gran responsabilidad de seleccionar a nuestros gobernantes. Sí, hay que darles las explicaciones necesarias, usando su peculiar modo de expresarse, lo cual no quiere decir que no se les digan en los términos adecuados, la profundidad y la importancia de los temas que están en juego. Personalmente, me parece que si a mí, con mi avanzada edad, me dieran como único argumento para votar por alguien, sus capacidades para el baile o su amor por los animales, yo tampoco estaría muy dispuesto a votar por ninguno de los que se están presentando con tales argumentos a la ciudadanía.

Les debemos a los nuevos ciudadanos un trato serio, les debemos aprecio por su rechazo a la hipocresía. Tenemos que tratar de entender sus intereses, sin tratar de que sean como los nuestros, pero sin suponer que solo lo superficial los atrae. Tristemente, en poco menos de tres meses, será difícil lograr un convencimiento a fondo. Pero no será su culpa: la clase política ha pospuesto demasiado la atención a este importante segmento del electorado y es difícil que ahora, en un plazo tan breve y con muy poca preparación, podamos cambiar sus percepciones.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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