Columna Invitada
El Poder de la Prensa: Cómo Moldó la Realidad de los Exiliados Huertistas
Por Ignacio Anaya
En julio de 1914, Victoriano Huerta se vio obligado a renunciar a la presidencia y salir de México. Su destierro estuvo acompañado de varios individuos (militares y políticos, entre otros) que se dirigieron al otro lado de la frontera, para intentar armar un movimiento contrarrevolucionario o porque podían estar “seguros”. En el turbulento contexto de la Revolución Mexicana, el exilio de los huertistas a Estados Unidos y el papel de la prensa como catalizador de sus decisiones y esperanzas arroja una luz interesante sobre la dinámica de aquellos tiempos convulsos. El gobierno de Venustiano Carranza no tardó en convertirlos en objetivos de su implacable persecución.
Los nombres de los exiliados huertistas se convertían en noticia y resonaban en los titulares de los periódicos, anunciando las intenciones de Carranza de extraditar a los antiguos colaboradores de Huerta, situados en Estados Unidos. Fuera cierto o no, estas palabras aparecían ante miles de espectadores y los rumores no tardaban en esparcirse por la frontera. El 8 de octubre de 1914, el New York Times publicó lo siguiente: “La agencia constitucionalista mexicana anunció hoy aquí que el gobierno de Carranza intentará arrestar y extraditar a varios exfuncionarios de Huerta, quienes ahora residen en los Estados Unidos, en los próximos días… aquellos a quienes su regreso a México se basa en cargos por “altos crímenes” y por otros delitos son Félix Diaz, Emilio Inreoal, V. Gomez, Marcelo Caravo, Louis Medina Barron, Francisco del Toro, Felix Terrazo y Juan Cenegas. Todos son ex oficiales de Huerta”.
La prensa, en su papel de periodista, fue crucial en la vida de estos exiliados. Los diarios fronterizos y de circulación nacional, lejos de ser meros canales de información, se convirtieron en auténticos barómetros que los huertistas podían consultar para medir el clima político y social del país del que habían sido desterrados. Las noticias eran clave para decidir cuándo, si acaso, era seguro regresar. Esto, que parecía un mero acto informativo, representaba una clara muestra de las amenazas que aguardaban a aquellos que se atrevieran a cruzar la frontera y volver a México.
No obstante, los exiliados que leían la prensa se encontraron con noticias desalentadoras. Las ejecuciones de ex huertistas, como la de Javier Espinosa Cuevas y su hermano, eran un recordatorio constante de la suerte que les esperaba en caso de regreso. La declaración de Carranza, asegurando que “otros más ex huertistas compartirán el mismo destino”, según lo recogió un diario estadounidense el 7 de octubre de 1914, era un mensaje de miedo y advertencia dirigido no solo a aquellos que seguían luchando por la causa de Huerta, sino a todos los que habían formado parte de su bando.
Un exiliado podía encontrase con un periódico informando con el titular: “Dos mexicanos acusados de ayudar a Huerta, fusilados en el cementerio de Nogales, México.” Seguido de esto aparecía la siguiente descripción: “Parados y con los ojos vendados… Francisco Fimbres y José M. Ganoba, miembros de una junta de Huerta en el lado americano de la línea, fueron ejecutados hoy en el cementerio. Fimbres fue capturado hace unos días mientras llevaba un mensaje de la junta a Ganoba, quien estaba en ese entonces en Montezuma.” Tanto periódicos locales como nacionales, en este caso una nota del New York Times del 11 de abril de 1914, circulaban estas noticias ante diversas miradas, incluso antes de que Huerta dejara el poder sus fuerzas ya estaban saliendo del país. Los tres ejemplos aquí expuestos corresponden a un solo año, la prensa jugaba un papel político importante conforme al discurso que aparecía en las planas. Estos individuos no se detendrían a cuestionar si lo que leían era cierto o no; lo presentado ahí les mostraba un México inaccesible para ellos. ¿Se arriesgarían a tentar su suerte? Ciertamente, hubo quienes lo hicieron”.
La situación de estos exiliados huertistas es un ejemplo paradigmático de la intrincada relación entre el conflicto, la política y la prensa, y cómo esta última era más que simple información. A través de sus páginas, los periódicos no solo informaban sobre la realidad en México, sino que también ayudaban a moldearla. Alimentaban la incertidumbre y el miedo de quienes huyeron del del país.
Este episodio de la Revolución Mexicana, a través del prisma de los exiliados huertistas y el papel de la prensa, ilustra las complejas dinámicas políticas y sociales de la época. Este episodio recuerda que la historia no es solo una serie de eventos, sino un entramado de individuos, decisiones y circunstancias, donde la información y su control son elementos de suma relevancia. Aunque separados físicamente de su patria, todos estos personajes permanecían unidos a ella por el hilo de la información y la confianza de un eventual retorno, esperanza que, irónicamente, la prensa se encargaba de diluir.
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