
Columna Invitada
La libertad de opinión
Como una consecuencia de los cambios en el Poder Judicial, en las últimas semanas se ha estado discutiendo con vigor el tema de la libertad de opinión. Una cuestión que en México siempre nos ha costado mucho trabajo manejar. Se ha dicho que México es uno de los países donde es más peligroso ser comunicador. Y el peligro aumenta.
Recientemente, se penalizaron, no solo a periodistas, sino también a ciudadanos que publicaron algo en las redes sociales, sin ser parte de los medios tradicionales. Se dieron castigos importantes, incluso de tipo económico, de millones de pesos, que pueden darse a quien quiera opinar con libertad en las redes sociales. De hecho, se está vulnerando el derecho a opinar. Se acusa al gobierno de imponer una censura.
Algo complejo, porque para cada derecho, habitualmente hay deberes correlativos. Y esto no queda del todo claro. Sabemos que existe el derecho a la libertad de opinión, pero no necesariamente sabemos cuáles son los deberes que genera. No tenemos claro el concepto mismo. ¿Qué se entiende por opinión? Pensamos que una opinión debería de tener siempre el derecho a ser considerada como verdadera. Pero no es así. Una opinión es una expresión subjetiva, que no necesita ser probada de manera científica, y todos tenemos derecho a emitirla, sin necesidad de sujetarnos a la autorización de alguien más.
Pero, como dije, también genera deberes. Por ejemplo, el de no incitar al odio o la violencia, no difamar, evitar el insulto y la denigración. Desgraciadamente, hemos visto en nuestro medio que no se respetan mucho estos deberes. Al ver lo que se publica en redes sociales a propósito de diferentes políticos, se ve que no se respetan mucho sus derechos. Sobre todo, el de ser bien tratados.
La verdad es el punto. Se debe respetarla, tener al menos la intención de decirla, y nuestras opiniones deben tratar de venerar ese aspecto. Es un asunto de pensamiento crítico. Tenemos derecho a examinar lo que nos dicen y dar nuestras propias opiniones. En este tiempo, al que le dicen la era de la posverdad, esto resulta particularmente complicado. Si no creemos que puede haber una verdad objetiva, es muy difícil decir quién está fallando en la comunicación.
El asunto central aquí es: ¿quién define la verdad? ¿Quién dice qué algo es correcto o no? En las monarquías, antiguas o modernas, el monarca decide qué es verdadero y qué no lo es. Cuando en una democracia, el sistema judicial deja de tener independencia, el gobierno es quien va a definir qué es verdadero y qué no. Y es ahí donde se pueden dar abusos. Sobre todo, cuando la democracia es sustituida por una autocracia.
Este asunto se discute desde el tiempo de los griegos y, sobre todo, a partir de la Revolución Francesa y de la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América. Nosotros, como ciudadanos sin partido, estamos siendo sujetos a derechos y obligaciones que, normalmente, no nos tocaban. Tenemos que ser cuidadosos, estar instruidos y saber cómo manejar la libertad de opinión, así como entender a qué nos estamos exponiendo cuando damos nuestras opiniones públicamente.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
En Memoria de Manuel Tapia Noriega
Conocí a Manuel en noviembre de 1990, durante un congreso de ingeniería civil en Sonora.
Yo por egresar y él ya ingeniero consolidado. En nuestra mesa traíamos un ambiente fiestero, Manuel me observaba y se me acercó, ambos con bebidas espirituosas entre pecho y espalda, me llamó y me dijo entre otras cosas algo que nunca olvidé:
“Siempre se necesita alguien que sea la bujía que haga arrancar el motor. Se ve que tú eres el que la mueve ahí, no cualquiera se avienta ese tiro. Es más cómodo seguir a los demás y no arriesgarse a la crítica. Traes esa chispa natural. Pero al final para ser líder, no sólo tienes que creerlo, sino desearlo y prepararte para estar a la altura. Así que no lo sueltes.”
Palabras que por el momento parecieron pasajeras, pero que quedaron grabadas.
Cinco años después coincidimos de nuevo, ahora en la campaña de Don Jorge Gómez del Campo para la presidencia de la Cámara de la Construcción. Manuel abría los eventos con su carisma único. En uno de los primeros actos en Ciudad Obregón, con un auditorio pequeño, lo presentó así:
“¡Y ahoooooora con usteeeeeedes, el inigualable, el talentoso, el ingenieroooo Jorge Gooooomez del Campoooo!”
De regreso, Don Jorge, con su pausado tono peculiar le dijo: “Oye Manuelito, muy bien el evento, ¿no? Pero ya no me presentes así… parece que estás anunciando un carro de agencia.” Reímos todo el camino.
Desde entonces la vida gremial y la ingeniería nos hicieron coincidir muchas veces, con acuerdos, diferencias, pero siempre con respeto y amistad. Las batallas importantes las libras son con quien te hacen crecer, incluso perdiendo. Así era Manuel: ayudaba, aunque no estuviera de acuerdo, y asumía también con gallardía sus derrotas.
No hubo una sola ocasión que no acudiera a mi clase en la Universidad de Sonora a compartir sus esperiencias.
Su liderazgo al frente del Colegio de Ingenieros Civiles, la Cámara de la Construcción y el Centro del Trabajador de la Construcción lo consolidó como un referente de la ingeniería: consultado por los medios incluso sin ocupar cargos, dotado de picardía, talento para mediar, siempre gremialista e institucional, y, por encima de todo, amigo de sus amigos.
De su vida familiar solo puedo repetir con fidelidad lo que escuché en labios cercanos, palabras profundas que reflejan al hombre que fue:
“Algunos sentirán que esto es un déjà vu. Pero mi papá también le gustaba contar la misma historia, una y otra vez con la misma pasión que la primera. Mi papá puede ser descrito con muchos adjetivos, excepcional pensé, pero la realidad es que era amor y lo expresaba de todas las formas. Amaba las plantas, la naturaleza, a los animales, a las personas sin juicios, él solo amaba y daba ese amor.
También amaba la palabra escrita y yo siempre admiré su capacidad para hacer magia con las palabras. Y por muchos años me recordé a mí misma que quería ser escritora como mi papá.
Pero creo que en su gran legado nos dejó un escrito que refleja el gran hombre que fue, todos los detalles que él cuidaba y la forma en la que valía el amor infinito y como un gran motor “All You Need Is Love”.
Les voy a compartir una poesía que mi papá escribió en el 2002 para mí, donde concursamos en un concurso de oratoria, titulada Qué tanto amor has dado:
Qué tanto amor has dado con una sonrisa al niño que pide, al que entrega el periódico, a la
joven que pasa, a la mujer embarazada, al hombre que maneja, al señor que camina, a la señora que canta.
Qué tanto amor has dado con una palma en el hombro y una palabra de aliento a un hombre desesperado, qué tanto amor has dado, como tenía ganas de verte a un amigo o hermano, qué tanto amor has dado con un “cómo te extraño, papá, cómo te quiero, mamá”, qué tanto amor has dado cantándole al ser amado, “si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo”.
Qué tanto amor has dado, impulsando a tus hijos, tira pa’lante que empujan atrás,
qué tanto amor has dado, disfrazado de amor a quien quiera sin ver quién es, y qué tanto vale el amor, qué tanto vale el amor, que devuelve a los alcohólicos la dignidad que dejaron en pedazos en la calle, en los baldíos, en el hospital psiquiátrico, y qué tanto vale el amor, esa pregunta me hace que recuerde aquella parábola en la que el Señor se disfraza de mendigo y baja al pueblo a casa del zapatero y le dice, “te doy una bolsa de oro a cambio de tus ojos”, “¿mis ojos? ¿y cómo voy a ver a mis amigos, a mi familia, a mis hijos, a mis hermanos?
Hermano, hermano, hermano, hermano qué fortuna tienes si no te has dado cuenta.
Y qué es el amor, es una palmada, es una palabra, es un abrazo, una caricia, un beso, y a todos al final de este hermoso camino que es la vida, alguien nos estará esperando con los brazos abiertos y en lugar de preguntarnos nos dirá: “¿cuánto amor has dado?”
Ese era mi papá”
Desde aquí, envío a nombre de mi familia, mis condolencias a su amada Edith, a su familia y todos sus amigos y compañeros. Descanse en Paz.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
[email protected]
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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Columna Invitada
El trabajo de nuestras “aportaciones voluntarias”
El pasado jueves 19 de junio, durante nuestra reunión mensual en el seno del Consejo INCIDE, fuimos testigos de una de esas sesiones que no solo informan, sino que sacuden la conciencia. Nos reunimos con los presidentes de dos patronatos fundamentales para la vida pública de Hermosillo: Alexis Samaniego, del Patronato de Bomberos, y Ramón Ángel Ortega, del Patronato de Seguridad Pública. Ambos llegaron no a pedir, sino a rendir cuentas y compartir los logros que han sido posibles gracias al compromiso de ciudadanos y empresarios que, sin esperar permiso actúan. La reunión, coordinada por Marcos González, nos permitió ver de cerca cómo una sociedad puede organizarse con seriedad, responsabilidad y eficacia para cuidar a quienes nos cuidan.
Alexis Samaniego nos presentó un panorama integral del trabajo del Patronato de Bomberos. Desde la adquisición del robot Seri, hasta la reconstrucción de la estación en Bahía de Kino, pasando por la compra de más de 140 equipos de combate y la entrega de 265 uniformes en octubre pasado. Compartió las gestiones para adquirir equipos de respiración autónoma, costando entre los 150 mil y 200 mil pesos cada uno.
En 2024 y 2025, los bomberos han recibido formación internacional en Houston y en Cartagena, Colombia, en temas tan especializados como incendios en edificios altos o manejo de tanques de combustible. Además, han ganado 25 medallas en los Juegos Latinoamericanos de Policías y Bomberos en Cali. La imagen del bombero preparado, digno, fuerte y respetado se está construyendo con acciones concretas y se nos hizo las invitaciones a la Carrera del Bombero en septiembre de 2025 y al tradicional curso para niños en verano impartido por el UPIH.
Del otro lado, Ramón Ángel Ortega nos ofreció una radiografía de un modelo que ya es ejemplo a nivel nacional: el Patronato de Seguridad Pública. Solo en el primer cuatrimestre de este año, se recaudaron más de 1.1 millones de pesos en donativos ciudadanos a través del recibo de agua, y más de 430 mil pesos en aportaciones empresariales. Gracias a eso, se entregaron 172 becas educativas para hijos de policías, se otorgaron más de 800 apoyos médicos y psicológicos, y se canalizaron más de 24 mil apoyos sociales en total. ¿El retorno social? Un 660%. Es decir, por cada peso invertido, la comunidad recibe seis pesos con sesenta centavos en beneficios directos. Y esto no incluye la confianza, la tranquilidad ni la seguridad que genera tener policías con sentido de pertenencia, ética y respaldo.
Escuchar los informes y ver de frente a quienes lideran estas nobles causas me trajo recuerdos profundos. Conozco de cerca el esfuerzo real que implica mantener vivas estas instituciones más allá del discurso oficial. He visto cómo muchos gobiernos, sin importar partido o época, han relegado la protección, equipamiento o bienestar del personal, limitándose a cubrir gasto corriente. Sin embargo, también he sido testigo de algo poderoso: cuando la ciudadanía se organiza, aporta con voluntad y compromiso, puede construir estructuras más eficientes, humanas y responsables que la propia gestión pública.
En este camino, no puedo dejar de reconocer y recordar la labor de Don Gustavo Mazón, Mágalo Figueroa, Héctor Cuéllar y José María Moreno. Sus liderazgos fueron determinantes para impulsar una participación ciudadana que muchas veces ha hecho lo que le correspondería al gobierno, con acciones que no sólo inspiran, sino que nos obligan a pensar… y repensar.
Nuestras aportaciones no son caridad, son inversión en paz y seguridad. Apoyar a un bombero o a un policía es fortalecer nuestro propio entorno. No se trata solo de recursos, sino de dignificar a quienes nos protegen: darles acceso a salud mental, educación, estabilidad familiar y formación continua. Un servidor público respaldado trabaja mejor, es más justo, menos vulnerable a la corrupción y más firme ante el riesgo. Si ellos están bien, todos estamos mejor.
Claro que hay diferencias de opinión y es saludable que existan. Prefiero el pensamiento crítico al silencio cómodo. Reconozcamos que el gobierno municipal ha hecho lo propio y ha dado pasos importantes para respaldar a quienes nos cuidan. Pero también es momento de subir el escalón. No basta con mantener; hay que transformar. Los patronatos nacen cuando la sociedad asume responsabilidades que otros han postergado, y cuando estos funcionan, se nota, qué bueno que estamos avanzando… pero aún faltan acciones para que juntos vayamos más lejos.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
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La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
Soltar para vivir ligero: Libérate del pasado y el estrés
Por Jesús De La Garza
Soltar para vivir ligero, se dice fácil, pero no lo es. Vivimos arrastrando pesos invisibles: recuerdos que duelen, miedos por el mañana y culpas que nos atan. ¿Te has preguntado qué pasaría si soltaras todo eso? En este artículo, te invito a reflexionar sobre cómo el exceso de pasado, futuro y emociones no resueltas puede afectar nuestra vida. También te diré cómo aprender a soltar puede ser el primer paso hacia una vida más ligera y con propósito. Entendiendo siempre que hay mucho que no podemos controlar, pero que la forma en que reaccionamos sí depende de nosotros.
3 reflexiones que encontrarás en este artículo:
1 Cómo los excesos emocionales (pasado, futuro) afectan tu bienestar.
2 Algunas claves para soltar el peso emocional y encontrar equilibrio.
3 Técnicas simples para vivir ligero y reencontrarte con tu propósito.
¿Por qué nos aferramos y cómo afecta nuestra vida?
El peso invisible que cargamos
Aferrarse al pasado o preocuparse por el futuro crea un peso emocional invisible, pero real. Es como caminar con una mochila llena de piedras que nadie más puede ver, pero que tú cargas cada día. Los recuerdos dolorosos, las culpas no resueltas y los miedos al mañana se convierten en ese peso extra que dificulta avanzar.
El costo emocional de no soltar
Este peso invisible puede manifestarse en formas como el estrés, la ansiedad o la depresión. Cada emoción no resuelta actúa como una piedra más en esa mochila. Intentar seguir adelante sin soltar nada es como nadar contra la corriente llevando un ancla: tarde o temprano, el cansancio emocional nos hunde.
Entendiendo los excesos emocionales
Depresión: El exceso de pasado
La depresión suele anclarnos al pasado. Nos hace revivir errores, pérdidas o traumas una y otra vez. Es como estar atado a una película vieja que no deja de repetirse. Aprender a soltar estos recuerdos no significa olvidarlos, sino dejar de permitir que definan tu presente.
¿Cómo empezar a soltar el pasado?
- Escribe tus recuerdos dolorosos y léelos en voz alta. Luego, quémalos o rómpelos como acto simbólico de liberación.
- Practica el perdón: hacia otros y, sobre todo, hacia ti mismo.
Estrés: El exceso de presente
El estrés surge cuando sentimos que el momento actual nos sobrepasa. Se genera cuando tenemos demasiadas responsabilidades, problemas urgentes o situaciones que sentimos que escapan de nuestro control. El exceso de presente nos agobia porque creemos que todo debe resolverse de inmediato.
¿Cómo reducir el exceso de presente?
- Divide tus tareas en pequeños pasos y prioriza lo importante.
- Practica técnicas de relajación como respiración profunda o meditación guiada.
Ansiedad: El exceso de futuro
La ansiedad es vivir en un futuro que aún no existe. Nos preocupamos por lo que podría pasar, creando escenarios negativos en nuestra mente. Esta anticipación constante genera un ciclo de miedo y tensión que nos desconecta del presente.
¿Cómo reducir el exceso de futuro?
- Practica la respiración consciente: Inhala profundamente por 4 segundos, mantén por 4, exhala por 4 y repite.
- Enfócate en el ahora: ¿Qué puedes hacer hoy que esté bajo tu control?
Claves para soltar y vivir ligero
Aceptación radical: El primer paso
Aceptar no es lo mismo que rendirse. Es reconocer que no todo está bajo nuestro control. Aceptar el pasado, con sus luces y sombras, y entender que el futuro es incierto nos da la libertad de vivir plenamente el presente.
Ejercicio práctico: Escribe una carta a tu “yo” pasado agradeciendo las lecciones aprendidas y suéltala al viento o guárdala en un lugar especial.
Practica el aquí y el ahora
Vivir ligero implica estar presente. Muchas veces, nuestra mente divaga entre lo que fue y lo que podría ser, olvidando lo que está ocurriendo justo ahora.
Técnica rápida para anclarte al presente:
- Observa 5 cosas que puedas ver.
- Escucha 4 sonidos a tu alrededor.
- Siente 3 texturas distintas.
- Identifica 2 olores.
- Saborea 1 cosa, aunque sea solo tu saliva.
Aprender a fluir con la vida
La vida está en constante cambio. Resistirse a esos cambios genera sufrimiento. En cambio, aprender a fluir permite adaptarse y crecer.
Analogía: Imagina un río. Las piedras en su camino no detienen su curso; el agua simplemente fluye alrededor de ellas.
¿Cómo soltar te conecta con tu propósito de vida?
Vivir ligero para avanzar
Cuando sueltas lo que no te sirve, creas espacio para lo que importa. Es como limpiar una habitación llena de objetos viejos para llenarla de luz y nuevas experiencias.
El poder de la resiliencia en la pérdida
La resiliencia no es evitar el dolor, sino aprender a vivir con él y crecer a partir de las experiencias difíciles. Soltar nos permite ser más resilientes porque deja espacio para la transformación.
Conclusión
Soltar no es rendirse ni olvidar, es liberar el peso que impide que avances. Es permitirte vivir ligero, fluir con la vida y conectar con tu verdadero propósito. Recuerda que la resiliencia no se trata de ser invulnerable, sino de encontrar la fuerza en medio del caos. Hoy es el mejor día para soltar aquello que te pesa y comenzar a caminar más libre y en paz.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
¿Cómo puedo soltar el pasado y dejar de vivir en la depresión?
Soltar el pasado requiere aceptar lo que ocurrió sin juzgarte. Practica ejercicios de perdón, escribe tus pensamientos y busca apoyo emocional si lo necesitas. Permítete avanzar reconociendo que el pasado no define tu presente.
¿Qué técnicas ayudan a reducir el estrés y la ansiedad causados por el futuro?
¿Por qué soltar me hace sentir más ligero y en paz?
¿Cómo saber si me estoy aferrando demasiado al pasado o al futuro?
Jesús de la Garza. Ingeniero Administrador de Sistemas, egresado de la F.I.M.E (U.A.N.L.) con basta experiencia en todo tipo de temas de Internet (marketing digital, posicionamiento web SEO, desarrollo y diseño web, contenidos digitales y mucho más)
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Columna Invitada
Ocaso de los organismos internacionales

Los bombardeos de los Estados Unidos en Irán, este domingo pasado, hacen visible la debilidad de los organismos internacionales que, supuestamente, se han creado para evitar las guerras mundiales y los conflictos locales. No es nada nuevo: su debilidad ha sido un proceso de deterioro lento y gradual, porque se han tenido resultados mínimos o nulos, en muchos casos importantes donde los organismos internacionales, mayormente los dependientes de Naciones Unidas, han tenido un efecto poco relevante.
Las condenas de la ONU a la invasión rusa a Ucrania, por poner un ejemplo; las censuras a los señores Netanyahu, Maduro y Putin, por diferentes acciones que vulneran gravemente el derecho internacional, el rechazo de la OEA al proceso de elecciones del Poder Judicial en México, han sido declaraciones sonoras, pero totalmente inefectivas. Los condenados siguen actuando exactamente igual, les han importado muy poco las condenas y las reclamaciones de los organismos internacionales.
Es poco probable que en esta ocasión los resultados sean diferentes. Es de dudarse que la ONU logre sentar a negociar a Irán, Israel y los Estados Unidos para lograr un acuerdo mínimamente satisfactorio para todas las partes. Menos aún si el tono de las declaraciones ha sido que “primero será la fuerza y después la paz”. Un criterio que promueve el poder antes de las negociaciones. De fondo, no se trata de una paz verdadera; más bien significa el acto de rendirse ante el más fuerte.
Estos organismos internacionales se crearon, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, precisamente con la intención de evitar conflictos armados de la magnitud que está ocurriendo en estos últimos años. Su antecedente fue la Sociedad de las Naciones, que funcionó entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, con los mismos propósitos que las Naciones Unidas y que tuvieron también un efecto prácticamente nulo. De hecho, su fracaso se considera por especialistas como una de las causas remotas de la Segunda Guerra Mundial. Eso se intentó repetir con la ONU, que trataba de mejorar las fallas de ese primer intento.
No es que estos organismos sean totalmente ineficaces. Entidades como la FAO o la UNESCO tienen claramente logros, aunque queda mucho por hacer. Por el contrario, es un hecho que también ha habido un rechazo importante de sectores, tanto de izquierda como de derecha, a estos organismos. En muchos casos, por una desconfianza sobre la creación de un gobierno mundial que borre la soberanía de las naciones.
Esto ha sido propiciado por las acciones de Naciones Unidas para tratar de cambiar la cultura. Y no solamente la cultura, sino incluso las creencias religiosas y éticas de partes importantes de la humanidad. Vemos, ciertamente, el ocaso de estos organismos. Si cada vez son más ineficaces, los países signatarios dirán: ¿Por qué seguirlos sosteniendo? Este es un tema que habría que vigilar con cuidado. Algo se puede lograr, hay mucho por mejorar, y mientras todo se quede en declaraciones, que no tengan consecuencias, todo lo que se haga en este sentido será poco efectivo. ¿Será necesaria una refundación completa de esos organismos?
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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