Columna Invitada
“Ya no me reconozco sin filtro”: adolescentes, redes y la nueva dismorfia del selfie
Por: Roberta de la Garza
Psicóloga Clínica y de la Salud – Especialista en niños y adolescentes
En el Día Mundial de la Salud Mental, reflexionamos sobre cómo la búsqueda de perfección digital está afectando la forma en que los adolescentes se miran a sí mismos.
La cámara como espejo emocional
Cada día, millones de adolescentes abren la cámara frontal antes que el espejo. Ajustan la luz, el ángulo, el filtro. Capturan versiones de sí mismos que después comparan, editan o descartan. Y aunque muchas de esas fotos no llegan a publicarse, el reflejo idealizado que dejan atrás se queda grabado en su mente.
En tiempos donde la identidad se construye también en línea, las redes sociales se han convertido en un escenario donde verse bien parece más importante que sentirse bien.
Y detrás de ese juego de luces y retoques, cada vez más jóvenes comienzan a experimentar una nueva forma de malestar: la dismorfia del selfie.
¿Qué es la “selfie dysmorphia”?
El término fue acuñado por dermatólogos y psicólogos para describir el fenómeno de personas (en especial adolescentes) que desean parecerse a su versión filtrada o editada en redes.
Según la American Academy of Facial Plastic and Reconstructive Surgery (AAFPRS), el 79 % de los cirujanos faciales ha recibido pacientes jóvenes que piden lucir “como en su selfie con filtro”. Los filtros ya no solo embellecen: están reconfigurando la manera en que los jóvenes perciben su propio rostro.
Lo que antes era una herramienta lúdica para “mejorar” una foto, ahora es un molde invisible de autoexigencia. Labios más grandes, piel sin textura, ojos más claros, mandíbula más marcada. Rasgos que no siempre existen, pero que terminan siendo el estándar con el que se comparan.
La adolescencia: cuando el reflejo se vuelve identidad
Durante la adolescencia, el cerebro se encuentra en una etapa de intensa búsqueda de identidad y validación. Es una época donde la mirada ajena cobra un peso enorme: ser aceptado, sentirse visto, pertenecer. Las redes sociales, con sus algoritmos de “me gusta” y reacciones, activan los circuitos de dopamina, el neurotransmisor del placer y la recompensa, reforzando ese deseo de aprobación constante.
Cuando la autoestima depende de una cámara o de la cantidad de likes, el yo real comienza a desdibujarse frente al yo digital. El problema no es solo estético, sino psicológico: los adolescentes empiezan a internalizar que su valor está condicionado a su apariencia, y que solo “merecen ser vistos” cuando se ajustan a un ideal de belleza impuesto por el algoritmo.
Las consecuencias invisibles
Los efectos emocionales de esta dinámica pueden ser profundos. Diversos estudios han vinculado el uso intensivo de filtros y la comparación en redes con mayor riesgo de ansiedad, depresión, baja autoestima e insatisfacción corporal. Algunos adolescentes comienzan a evitar verse en fotos sin filtros, a editar obsesivamente su imagen o incluso a experimentar síntomas del trastorno dismórfico corporal, una condición en la que la persona percibe defectos inexistentes o exagerados en su cuerpo.
También se ha observado que esta presión estética puede alimentar trastornos de la conducta alimentaria, generar aislamiento social y afectar el rendimiento académico. En casos más severos, la sensación de “no ser suficiente” sin retoques puede derivar en pensamientos autocríticos y un deterioro significativo de la salud mental.
Cómo ayudarlos a mirarse distinto
No se trata de satanizar las redes, sino de aprender a usarlas con conciencia. Como adultos, padres, educadores o profesionales, es fundamental abrir conversaciones sinceras con los adolescentes sobre cómo se sienten al verse, más allá de cómo se ven. Validar su experiencia sin minimizarla es clave: no es “superficial”, es parte de la construcción de su identidad emocional.
Algunas estrategias que pueden ayudar:
- Cuestionar la realidad de los filtros. Hablar sobre cómo las imágenes en redes no reflejan la realidad, sino versiones curadas y retocadas.
- Promover la diversidad corporal y facial. Seguir cuentas que muestren cuerpos reales, pieles diversas, y mensajes positivos sobre autoaceptación.
- Fomentar el autocuidado y la conexión corporal. Actividades como el ejercicio consciente, el arte o la escritura ayudan a reconectar con el cuerpo desde el bienestar, no desde la apariencia.
- Limitar el tiempo de exposición digital y reservar espacios “libres de pantallas” que permitan al adolescente verse desde adentro, no solo desde afuera.
Una conversación que apenas comienza
La selfie dysmorphia no es solo una moda ni una exageración generacional. Es un síntoma del tiempo que habitamos: una era donde el cuerpo se ha convertido en interfaz y la autenticidad compite con el algoritmo.
Hablar de salud mental adolescente hoy implica también hablar de imagen, filtros, comparación y autoestima digital. Reconocerlo no es alarmismo, es prevención. Es abrir el camino a una educación emocional que enseñe a los jóvenes que la belleza no se captura: se habita.
Quizá el reto no sea dejar los filtros, sino atrevernos a mirarnos sin miedo cuando no están. Recordar que la salud mental también comienza en ese instante: cuando nos permitimos ser reales, imperfectos y humanos… incluso fuera de cámara.
Referencias consultadas
- American Psychological Association. “Reducing Social Media Use Significantly Improves Body Image in Teens, Young Adults.” American Psychological Association, 23 Feb. 2023, www.apa.org/news/press/releases/2023/02/social-media-body-image.
- Body Dysmorphic Disorder Foundation. “The BDD Foundation Is Dedicated to the Relief of Suffering from BDD.” BDD, 2013, bddfoundation.org/.
- Kugler, Thomas. “American Academy of Facial Plastic and Reconstructive Surgery.”
- American Academy of Facial Plastic and Reconstructive Surgery, 2024, www.aafprs.org/Media/Press_Releases/2024_Annual_Trends_Survey.aspx.
- Vidal, Carol, and Jennifer Katzenstein. “Social Media and Mental Health in Children and Teens.” Hopkinsmedicine.org, Johns Hopkins Medicine, 30 Sept. 2024, www.hopkinsmedicine.org/health/wellness-and-prevention/social-media-and-mental- health-in-children-and-teens.
- World Health Organization. “Mental Health of Adolescents.” World Health Organization, 1 Sept. 2025, www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health.
Sobre la autora
Roberta De La Garza es psicóloga clínica y de la salud, especialista en psicoterapia infantil, juvenil y terapias contextuales de tercera generación. Combina la psicología con el movimiento consciente y la divulgación emocional. Creadora del proyecto Habitar(se)®, un espacio para hablar de salud mental con calidez, profundidad y lenguaje humano. Instagram: @habitarse.mx Página Web: https://robertadelagarza.com/

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
El cubo de la resiliencia
He dedicado una parte de mi vida a entender por qué repetimos los mismos errores.
Lo he visto como funcionario, ciudadano, comunicador, profesionista, empresario, académico y, sobre todo, como humano.
De esas experiencias nació El Cubo de la Resiliencia: un modelo para descifrar y administrar el caos. Lo construí desde mi perspectiva muy personal, buscando una manera sencilla, lúdica y comprensible de explicar —“a la primera”— que cada crisis tiene varias caras, y que la única forma de resolverla es girando el cubo completo, siendo integral, holístico y empático, no sólo “armando nuestra cara”. Sucede con lo urbano, con lo empresarial, con lo político, con lo familiar y sobre todo con uno mismo.
Más allá del estudio de los fenómenos perturbadores, de los análisis de riesgo o de las innumerables leyes y reglamentos, llegué a una conclusión simple y dura, toda tragedia tiene tres raíces principales que son potencializadores del efecto de los fenómenos perturbadores:
La corrupción que no es sólo aceptar o dar un soborno; es asumir responsabilidades que no nos corresponden profesionalmente; es justificar lo injustificable por miedo a perder el empleo o es la ausencia de autonomía para actuar con ética y eficacia.
La ignorancia, que no distingue entre autoridad y ciudadanos. Es la ignorancia de la sociedad que no sabemos identificar y asumir el riesgo, por no percibirlo o entenderlo y por otro lado, donde no se privilegia que la prevención salva más vidas que cualquier operativo emergente.
La indolencia, esa terrible enfermedad digital creciente que nos hace grabar con el celular en lugar de ayudar; que nos da escaparate para opinar sin informarnos o no nos permite actuar porque “ese no es mi problema”.
Mientras no atendamos como sociedad esas tres causas, seguiremos apagando incendios en lugar de evitarlos. Cambiarán a los funcionarios, se endurecerán las normas que nadie cumplirá y se señalarán culpables, pero el verdadero problema seguirá ahí, intacto.
Hay tragedias que llegan disfrazadas de rutina, de negligencia, de ese “no pasa nada” que se repite hasta que pasa. Sabemos que la protección civil existe, pero sólo la recordamos cuando ocurre un desastre. El resto del tiempo, la vemos como un trámite engorroso, tardado, costoso, recaudatorio e incluso innecesario.
Y cuando sucede lo evitable, corremos a buscar culpables, a exigir justicia o a difundir el desastre del día opinando como expertos, pero pocas veces a mirarnos al espejo.
Por eso afirmo sin rodeos: los desastres no son naturales, son socialmente construidos. Nacen del comportamiento humano, de nuestras decisiones y de la forma en que vivimos, gobernamos y trabajamos.
La resiliencia no es una palabra bonita: es una forma de vida. Es resistir, sí, pero sobre todo reconstruir con conciencia.
Y eso empieza con la ética, la cultura y los valores que enseñamos en casa, en la escuela y en las instituciones.
No se trata de leyes más duras, sino de convicciones más firmes.
No se trata de castigar más, sino de educar mejor.
Cada tragedia que “pudo evitarse” es una lección no aprendida.
Seguir hablando de desarrollo mientras ignoramos la prevención es como construir sobre arena: tarde o temprano, la naturaleza te alcanza o las omisiones te superan.
La prevención no se decreta: se cultiva.
La resiliencia no se impone: se aprende.
Y la cultura del riesgo no se enseña con miedo, sino con conciencia.
Una invitación al cambio
Por eso, hoy no convocamos a un evento de celebración, como tradicionalmente lo hacemos, sino a un punto de inflexión.
El 25 de noviembre, en el auditorio de la Asociación de Ingenieros Mineros, Metalurgistas y Geólogos de México (AIMMGM), presentaremos El Cubo de la Resiliencia, un libro con siete años de gestación y que busca transformar la forma en que entendemos los desastres, las crisis y la vida misma.

He pedido a Henry Peralta —ingeniero civil colombiano y uno de los principales promotores de la resiliencia en América Latina—, con quien en 2017 compartí mi interpretación del Cubo y la fórmula del riesgo basada en la ética, que me honre siendo testigo e inspiración de este proyecto. Él impartirá el primer módulo del Taller de Resiliencia Empresarial y Urbana y nos acompañará al llamado por la Alianza por la Cultura de la Resiliencia, un compromiso público, empresarial y ciudadano para construir un futuro más fuerte y consciente.
Porque el verdadero desastre no es lo que destruye, sino lo que no nos enseña.
Y el verdadero cambio no empieza en los gobiernos —esos van y vienen— ni en los manuales, sino en nosotros mismos.
Construyamos juntos la cultura que previene, la ética que sostiene y la resiliencia que transforma.
No esperemos la próxima crisis para aprender lo que hoy podemos cambiar.
Contamos contigo.
Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
[email protected]

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Columna Invitada
Refundación
Mucho se ha debatido en los medios y en estas páginas la necesidad de los partidos de oposición, de reestructurarse o refundarse. Viene al caso el tema, por uno de los partidos, el Partido Acción Nacional (PAN), que está anunciando un proceso de refundación, presentado en el edificio donde se creó su partido en 1939, por su fundador Manuel Gómez Morín. Los actuales dirigentes plantearon un cambio profundo, incluyendo debatir hasta el nombre que pudiera darse al nuevo partido. Todo esto da mucho de qué hablar. Se examina a ese partido, porque es quien ha dado el paso. Otros partidos de oposición deberán tener procesos similares y también los criticarán.
Este partido está reconociendo que necesita hacer algo y tener una actividad diferente de la que han tenido en los últimos siete años, dedicados a criticar más que a proponer. Un asunto importante: este partido ha quedado en manos de una minoría. Es muy positivo el hecho de que se esté reconociendo que ha habido fallas. Hay algunos factores en contra. Sus dirigentes son los mismos de siempre. Y es muy difícil creer que, si no lograron salir del atorón que tienen, sean los que puedan crear una situación diferente. Si hacen lo mismo, los resultados serán los mismos.
El peso de esta transformación se le está encomendando a especialistas en mercadotecnia política. Lo cual tiene inconvenientes: básicamente, tratarán de ubicar qué es lo que la ciudadanía quiere. Y lo que las mayorías en este momento quieren, es lo contrario de lo que ellos pudieron ofrecer. ¿Haciendo lo mismo que hacen sus competidores, van a ganar? Es muy dudoso.
Se requiere que el PAN reconozca que, en muchos aspectos, es alguien desconocido. Haga usted la prueba: aborde usted a un ciudadano sin partido y pregúntele quién es el actual presidente del PAN. Nueve de cada diez veces se van a encontrar con que no recuerdan ni su nombre; es un desconocido para el votante. ¿Sabrá cuál ha sido la trayectoria y cuál la historia de este partido, el más antiguo registrado en el país? ¿Conocerá cuál es la ideología del PAN? Inicialmente, ella tenía como base principios de la doctrina social católica y también del humanismo cristiano. Después, ideas de la democracia cristiana europea y latinoamericana. ¿Lo sabe el ciudadano? Se podría decir que no tiene, estrictamente, una ideología, más allá de criticar las fallas del gobierno.
Tuvieron 12 años para transmitir su ideología a la ciudadanía y no hubo una acción relevante en este sentido. Claramente, por muchos años, fue un partido que se construyó en torno a minorías, sin una visión de crecer. Hay razones para ello. Nace en un momento en que el partido dominante, era un partido de Estado. El PAN se creó con un gran temor a ser infiltrado, y quiso evitar que eso ocurriera. Hoy proponen dejar de tener alianzas con ese partido.
Tuvieron doce años para crear un partido mucho más poderoso, y no lo hicieron. Ahora están planteando un cambio de nombre del partido y un lema: Patria, Familia y Libertad. Pero ningún partido dirá que está en contra de eso. ¿Cómo convencer de que ellos son los mejores para la patria, la familia y la libertad? Aparentemente, creen que, al tener un lema atractivo, la ciudadanía va a hacer fila para entrar a inscribirse en su partido. ¿Cuál es el producto que se le va a ofrecer al electorado? ¿Cuál va a ser una ideología, un modo de gobernar, un grupo de líderes que verdaderamente convenzan? Y mientras no tengan definiciones, será difícil tener resultados de esta refundación. No solo a ellos, también le ocurrirá a los demás partidos opositores.

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Columna Invitada
¿Escuelas vacías? no es deserción sino baja natalidad
Por ConParticipación
Los pasillos de la Escuela Inglesa, en Pachuca, Hidalgo, han visto correr a niños desde 1844. Pero eso está en riesgo de terminar. Esta escuela, que fue fundada por mineros ingleses, ha estado en riesgo de desaparecer. El COVID afectó sus finanzas, así es. Pero a tres años de concluir la pandemia otra realidad se ha hecho presente: la falta de alumnos. Ya no hay niños para esta escuela, ni para muchas otras. En el estado de Hidalgo hay 650 escuelas con menos de 15 alumnos, de las cuales 224 tienen menos de 10 alumnos. Esto es señal de un grave problema: la caída de la natalidad [1].
Esta historia se repite por todo el país. Los salones de las escuelas en México parece que se van haciendo más grandes, pero lo que sucede es que hay menos alumnos. Algunos lo atribuyen a la dispersión de población y la deserción —la cual existe y debe atenderse—, pero no es la principal causa de que haya menos alumnos en los centros educativos. La razón que se asoma es clara y las autoridades federales en México parecen voltear hacia otro lado: hay una acelerada caída en la natalidad, y eso empieza a crear problemas a corto, mediano y largo plazo.
Entre 2010 y 2025 el número de alumnos en preescolar, primaria y secundaria cayó en aproximadamente dos millones y medio de alumnos. Esto es relevante porque la deserción escolar es significativamente menor en esos niveles de estudios. Y en primaria se nota más, puesto que la población matriculada en primaria por sí sola descendió en 1.7 millones entre 2010 y 2025 [2].
Esto va a traer como consecuencia una disminución en años próximos en el número de alumnos matriculados en educación media. Y no porque los alumnos que terminen secundaria no ingresen a preparatoria debido a la deserción escolar, sino porque en números reales llegará el momento en que disminuirá el número de alumnos en secundaria por la disminución de la natalidad. En síntesis: el número de alumnos en educación inicial, preescolar y primaria disminuyó más de 400 mil alumnos entre el ciclo 2021/2022 y 2023/2024, ya después de la pandemia [3].
El colapso de nacimientos: datos de 2010 a 2025
Entre 2010 y 2024 el número de nacimientos se ha reducido en un 36%. En ese mismo lapso, el número de nacimientos disminuyó cerca de 970 000 bebés. Es decir, en números específicos, en 2010 nacieron más de 2.6 millones de mexicanos [4], mientras que en 2024 solo nacieron 1.67 millones [5]. El índice o tasa bruta de natalidad descendió de 20.5 por cada mil habitantes (datos de 2010) a 15.45 por cada mil habitantes (datos de 2024) [6].
La tasa global de fecundidad en México se ha reducido a menos de 2 hijos por mujer [7]. En 2024 “La tasa de nacimientos registrados por cada mil mujeres en edad fértil (15 a 49 años) fue de 47.7. La disminución fue de 4.5 respecto al año anterior” [8].
Las mujeres nacidas posteriormente al año 2000 están retrasando notablemente la maternidad, y aunque sean madres lo hacen limitando el número de hijos. Actualmente, son las generaciones nacidas en el siglo XX las que aún mitigan el impacto de la reducción de la natalidad. A medida que avance el tiempo, se espera un envejecimiento acelerado, debido a que se incrementará la proporción de la población adulta y de tercera edad, mientras que la pirámide poblacional se estrechará aceleradamente por la reducción en el número de hijos en las mujeres que ahora son más jóvenes. “Hacia el año 2019, 21 de las 36 entidades federativas ya se encontraban por debajo del reemplazo poblacional, siendo Baja California y la Ciudad de México aquellas con la fecundidad más baja del país, con 1.7 y 1.4 hijos/as por mujer, respectivamente” [9].

El Consejo Nacional de Población (CONAPO) señala que la curva de crecimiento poblacional ya casi es plana y que para el año 2052 comenzará a disminuir la población total del país [10].
Impacto económico
Para 2030, “la Ciudad de México será una población envejecida (20.45% de su población tendrá 60 años y más), mientras que el resto de los estados se encontrarán en proceso de transición, con proporciones de adultos mayores entre 10.63 y 16.47 por ciento” [11]. El resto del país experimentará un envejecimiento similar posteriormente. Se prevé que en 2028 el 14% tenga más de 60 años y esa proporción supere el 20% en 2044 [12].
La baja natalidad genera un envejecimiento acelerado con impactos económicos profundos. Entre otros [13]:
- Se reduce la fuerza laboral. Dado que México es un país que se destaca por la manufactura, esta reducción de la fuerza laboral conlleva una disminución importante en la competitividad del país y el atractivo para inversiones.
- Presión sobre el sistema de pensiones. Al incrementar la proporción de población adulta que no aporta a la economía, la población en edad productiva se ve cargada con un incremento en las contribuciones para las pensiones y para los sistemas de salud.
- Incremento de los servicios de salud a cargo de contribuyentes jóvenes. Los jóvenes, además, deberán contribuir al sostenimiento de los servicios de salud que atienden a una población cada vez de mayor edad. Esto curiosamente era lo que se suponía que se quería “invertir” al reducir la natalidad. Pero lo que ha traído es una desproporción entre población que produce y población que consume…, solo que ahora esta última no es la de los niños y adolescentes, sino de los ancianos.
Caminar mirando hacia atrás
Existe un valor intangible, que ConParticipación propone, y que consiste en la agenda social proyectada hacia el futuro. ¿En qué consiste? Es el peso que tienen los temas relacionados con el futuro de la sociedad en relación con el peso de los temas relacionados con el pasado. Una sociedad tiene una proporción de niños y jóvenes respecto a la cantidad de adultos y personas de tercera edad.
Cuando la pirámide poblacional es más ancha en la base, eso significa que el peso social de los temas de infancia y adolescencia es más relevante y por tanto, dirige la agenda social hacia el futuro de dicha población. Eso es una proyección a futuro.
Cuando la pirámide poblacional se invierte, la sociedad comienza a asemejar a una persona que avanza mirando hacia atrás, hacia el pasado. Los temas de agenda social de mayor peso son los que tienen que ver con el pasado de dicha sociedad.
México, en cierto sentido, corre el riesgo de cambiar de mentalidad. En vez de vivir pensando en su futuro pasará a sobrevivir cargando el pasado.
Una política pública que permita pensar en la familia y los hijos
El estudio “La verdadera crisis de la fecundidad” del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés), señala que el 35% de las mujeres en edad fértil limita el tener un hijo por las restricciones económicas, el 23% por problemas de vivienda, y el 21% por la precariedad laboral [14].
Existen numerosos cambios en la percepción de la paternidad y la maternidad. No obstante, al tratarse de un fenómeno humano fundamental, es necesario reflexionar qué peso dan la sociedad y las autoridades a facilitar las condiciones para tener un hijo y formar una familia. En este sentido, existe el reto de que CONAPO privilegie la acción en favor de una recuperación del índice de natalidad.
Como sociedad, requerimos un cambio en la política nacional sobre población. Es preciso superar interpretaciones que no reflejan el escenario presente, como sucedió cuando CONAPO habló sobre el envejecimiento del país diciendo que: “México empieza a envejecer porque ha sido un país que se ha desarrollado” [15].
La mirada moderna y realista de México debe advertir lo que ha sucedido en otros países. En Japón la población total disminuye en más de 500 mil habitantes cada año y más del 25% de la población supera los 60 años. En Corea del Sur más del 30% de la población en edad fértil no tiene hijos —por factores económicos y de vivienda en muchos casos—. En Europa también se ve una situación crítica. Solo algunos países, como Hungría, han emprendido acciones y estímulos sociales con políticas de exención de impuestos para las parejas con hijos y con políticas familiares.
México no envejece porque se ha desarrollado, sino que envejece porque mira hacia atrás. La mirada al futuro debe ser la que privilegia la dignidad de la persona y el bienestar de la familia para alcanzar un auténtico desarrollo social.
Artículo original publicado en: https://conparticipacion.mx/escuelas-vacias-no-es-desercion-sino-baja-natalidad/
Fuentes:
[1] https://www.cronicahidalgo.com/2025/03/10/escuelas-en-riesgo-de-cierre-por-la-falta-de-estudiantes/
https://www.milenio.com/sociedad/escuela-pachuca-riesgo-cerrar-falta-estudiantes
[4]https://www.inegi.org.mx/rnm/index.php/catalog/287/datafile/F4/V168
[5] https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2025/enr/enr2024_CP.pdf
[6] https://conapo.segob.gob.mx/work/models/CONAPO/pry23/PP/index.html
[7] http://www.omi.gob.mx/work/models/OMI/Seccion_Publicaciones/MigracionySalud/2023/MyS_2023_Completo_211123_PLIEGO.pdf pág. 49, y https://conapo.segob.gob.mx/work/models/CONAPO/pry23/PP/index.html
[8] Cf. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2025/enr/enr2024_RR.pdf pág. 2
[9] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/1001571/Proyecciones_Poblacion_280525_V2.1.pdf pág. 50
[10] https://www.gob.mx/conapo/articulos/disminuye-la-poblacion-infantil
[11] Cf. http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/Resource/2702/06_envejecimiento.pdf pág. 113
[12] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/1018911/00_RM.pdf
[15] Cf. https://www.gob.mx/conapo/articulos/foro-envejecimiento-el-reto-demografico
Otras fuentes:
https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2025/enr/enr2024_RR.pdf
https://www.gob.mx/conapo/articulos/disminuye-la-poblacion-infantil
https://conapo.segob.gob.mx/work/models/CONAPO/pry23/DB/ConDem50a19_ProyPob20a70.zip

CONCIENCIA Y PARTICIPACIÓN es una organización ciudadana que vincula a quienes desean promover valores humanos fundamentales, como son: la búsqueda del bienestar social general, la justicia social, el respeto de la vida humana en todas sus etapas, la solidez de los hogares y de los matrimonios, la salud y la educación integral para todos.
La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
Columna Invitada
200 Ediciones: Resistir, Persistir y Construir
Cumplir 200 ediciones no es solo llegar, es mantener viva una idea durante 26 años, navegando evitando perder la brújula del propósito ante el constante canto de las sirenas.
INCIDE nació ciudadano, inocente y plural; técnico, pero profundamente humano. Creció sin partido, pero con espíritu político en el sentido más noble: el de construir comunidad, tender puentes y promover acuerdos.
Entendimos pronto que el consenso no es rendirse, sino encontrar los puntos donde la razón y la responsabilidad se dan la mano. Cada colaboración fue un ladrillo. Cada nombre, una historia. Cada acción, un paso hacia adelante.
INCIDE nunca fue un proyecto para aplaudir personas, sino para sostener causas. Promovimos la participación voluntaria, ya que es más efectiva que la comprada. Fue precisamente esa independencia económica lo que nos mantiene auténticos, ante el asombro de muchos.
Pero, también hubo pausas. Setenta ediciones que no existieron, algunas por ausencia de recursos, otras por confusión o el impacto digital del 2009. Pero fue en esos silencios editoriales donde reafirmamos nuestra esencia: una hélice tripartita que gira con la fuerza de la integración gremial, el conocimiento compartido y la comunicación como instrumento para que las cosas sucedan.
Doce hitos que dejaron huella
En 2002, con el incipiente Cabildeo Legislativo, iniciamos una agenda ciudadana que logró más de 21 ordenamientos aprobados. Dos décadas después, ese esfuerzo es reconocido por el Congreso de la Unión.
Entre 2002 y 2011, impulsamos la Campaña de Prevención de Adicciones, pionera en unir empresarios, políticos, comunicadores y expertos en salud mental.
En 2005, creamos el COVISON y desde ahí nació el concepto de Hipotecas Verdes, que inspiró una política nacional de vivienda sustentable.
En 2007, propusimos el Premio al Profesionista del Año que hasta hoy dignifica la ética como valor profesional.
En 2008, junto con AMPI, creamos la Licencia Inmobiliaria, referente nacional en profesionalización, y también el COECYT, que unió ciencia, innovación y desarrollo.
Entre 2009 y 2014, desarrollamos el programa Mayor Infraestructura Local llevó progreso a 57 municipios con menos de 20 mil habitantes, finalista en Iniciativa México en 2011.
En 2010, el Festival del Bacanora se convirtió en símbolo de identidad y arraigo sonorense.
En 2012, Memovember #PorLaSaludMasculina rompió tabúes y se transformó en política pública.
En 2015, la Profesionalización de la Protección Civil colocó la prevención como eje técnico y humano.
En 2017, la Alianza por la Cultura de la Resiliencia sembró una visión nacional de gestión integral del riesgo.
Y en 2024, nació el Colegio Multidisciplinario INCIDE, donde convergen conocimiento, juventud y propósito.
Sigue el Bambú como el oro verde que cambiará Sonora hacia un futuro sostenible y sustentable.
Cada uno es una batalla ganada contra la indiferencia y recordatorio de que cuando la técnica se une con la convicción, el cambio no solo es posible: es inevitable.
Más de 200 nombres, una misma voluntad
Detrás de cada acción hombres y mujeres que entregaron su tiempo, su conocimiento, su talento, sus recursos, su pasión o su lealtad. Algunos brillaron en público; otros prefirieron el anonimato. Pero todos dejaron huella.
A quienes ya no están, nuestro homenaje perpetuo.
A quienes siguieron otros rumbos, nuestro reconocimiento sincero.
A quienes aún permanecen, nuestra gratitud inquebrantable.
No se trata de vivir de glorias pasadas, Las generaciones que vienen necesitan un punto de referencia más alto que los aplausos digitales, una medida que los desafíe y los inspire. Es importante que sueñen fuerte, trabajen con sentido y construyan con alma, porque el futuro no se espera… se edifica, aprendiendo tanto de nuestros logros pero más aún de nuestros errores y omisiones.
Lo que cambiamos, lo que nos cambió
En 26 años, hemos sido testigos y actores de nuestro tiempo.
Vimos pasar administraciones, promesas, crisis, egos y reformas. Aprendimos que no todo puede evitarse; que hay momentos en los que la técnica no basta, en los que la razón llega tarde, en los que la prevención se extravía entre la prisa de trámites administrativos.
Y aunque duelan, también nos recuerda por qué existimos: porque somos una sociedad que no se resigna, que debate, que propone y que seguirá construyendo.
No podemos cerrar estas líneas sin expresar nuestras condolencias más sinceras a las familias de quienes perdieron la vida en los recientes acontecimientos que marcaron profundamente a nuestra ciudad.
A ellos, nuestro respeto, nuestro duelo y el firme compromiso de seguir trabajando —desde nuestra trinchera— para que esto no vuelva a suceder.
Descansen en paz.

Mtro. Guillermo Moreno Ríos
Ingeniero civil, académico, editor y especialista en Gestión Integral de Riesgos y Seguros. Creador de Memovember, Cubo de la Resiliencia y Promotor del Bambú.
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La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx
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