Análisis y Opinión

¿Dónde está el Liderazgo Social?

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El pasado mes de febrero falleció uno de mis mejores amigos. Realmente creo en la amistad sincera y verdadera, por lo tanto  atravesar por este momento fue muy difícil y penoso. La pérdida de un ser querido y cercano siempre será dolorosa, pero lo que me parece aún más grave es que derivado de un problema cardiaco que lo había llevado al hospital, una aparente negligencia médica deriva en un proceso infeccioso que fue lo que le quitó la vida. Aunado a esta tragedia, la familia de mi amigo sufrió otra terrible pérdida este último fin de semana. Fue el fallecimiento de uno de sus sobrinos en la ciudad de Celaya, Guanajuato, a causa de un fuego cruzado entre criminales o, quizá deliberadamente eliminado para no dejar testigos. Este joven de 26 años, perteneciente a una buena familia, sin deberla ni temerla perdió la vida de la manera más vil y cruel.

Pienso en la familia de mi amigo que en lo que va del año ha sufrido dos terribles pérdidas. Al imaginar ese dolor, reflexiono en la innumerable cantidad de familias mexicanas a lo largo y ancho del país que día a día pasan por lo mismo. Actualmente atravesamos por un momento complicado: la inseguridad que tanto nos agobia, la difícil situación derivada de la pandemia, la crisis económica que provoca pérdidas de empleos, la falta de oportunidades y, consecuentemente, los escasos o nulos ingresos de muchos de nuestros compatriotas. La situación se torna casi insostenible. 

Ante este panorama que desencadena sentimientos de incertidumbre y de peligro lo más fácil y común es culpar al gobierno. A pesar de que en ocasiones no están exentos de culpa y que en algunos casos actúan de manera irresponsable y hasta criminal, debemos considerar que la actuación de la sociedad juega un papel indispensable. De igual manera debe estar en nosotros el cuidar el ambiente en el que nos desarrollamos junto a nuestras familias en el día a día. El trabajo no puede estar por completo cargado a un solo liderazgo, si no al trabajo en equipo. Puede sonar utópico, pero realmente es mucho más fácil de lo que nos imaginamos. Tal vez como profesionistas debemos acuñar más nuestra vocación y usarla a la genuina intención de un bien común, viendo más allá del interés personal y económico. Dentro de nuestras posibilidades ¿qué estamos haciendo para ayudar a todas aquellas personas que pasan por un momento complicado por el Covid? ¿Qué estamos haciendo por aquel vecino, familiar, conocido o amigo que se ha quedado sin trabajo y que no tiene recursos para llevar por lo menos un plato de comida a su mesa? 

Las consecuencias de no tomar acción de servicio ante la gente que lo necesita pueden ser realmente catastróficas. Algunos empresarios que buscan un interés propio y no el de la ciudadanía, ante la crisis, lo primero que piensan es en suprimir puestos o reducir salarios, sin considerar el efecto económico y social que esto ocasiona. Acciones de esta índole también se derivan de la nula respuesta de las autoridades para apoyar al empresariado, gremio encargado de generar empleo para la gente. 

Dentro de la sociedad hay personas caritativas y buenas, que dan su tiempo, su dinero y su esfuerzo para ayudar. No son necesariamente ricas o pobres, blancas o negras, cultas o ignorantes, lo único que desean es ayudar. En contrapartida, hay muchos otros que sólo piensan en su bienestar de forma egoísta, sin importarles las necesidades de los otros, ignorando que lo bueno o lo malo que hagamos siempre tiene repercusiones que afectan positiva o negativamente a nuestra sociedad. Como nación no podemos ignorar este proceder y sus consecuencias. 

Hoy lamento la partida de mi buen amigo y de su sobrino, sabiendo que si un médico con vocación lo hubiera atendido, o que si la delincuencia en nuestro país no fuera un problema, entonces ambos seguirían con nosotros.  Invito a que cada quien desde su trinchera, el servidor público, el empresario, el profesionista, entendamos que tenemos una responsabilidad y un compromiso social y que en nosotros está el destino de nuestra nación una vez superada la pandemia. 

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