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¿Hiciste una pausa en tu vida? ¡Haz que tenga sentido!

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Por Yazmín Casas

El aprendizaje es parte de la vida en todo momento. Aprendemos acciones que a la larga se convierten en conductas automatizadas, desde cómo te levantas, comes, estudias, trabajas, ejercitas o muchas más; pero en el manejo de las emociones no hay algo que funcione a la totalidad de los seres humanos porque parte de nuestra esencia conlleva la autenticidad de nuestros actos.

Hacernos conscientes de ello, algunas veces implica enfrentarnos con situaciones que nos desafían y ponen a prueba nuestra resiliencia, tolerancia a la frustración, capacidad creativa y calidad en nuestras relaciones de todo tipo.

Ante la situación de aislamiento que vivimos en este momento, observamos con sorpresa cómo aquello que por ser tan cotidiano alcanzó a perder sentido y eliminó la capacidad de asombro y todo aquello que al estar tan distraídos nos estábamos perdiendo.

Nos reencontramos con nosotros mismos, en la relación que establecimos con la familia, amigos, pareja, hijos, sociedad. Intentamos mantener a toda costa los elementos que sostenían nuestra creencia de seguridad y/o estabilidad, y olvidamos encontrarle el sentido a cada una de esas pruebas.

Ahora que el contacto físico se limitó, las actividades sociales, laborales, escolares, se detuvieron; los padecimientos físicos y/o emocionales surgieron o se exacerbaron y quedamos de frente con lo que hasta hoy creíamos haber construido, nos permitimos comenzar a mirar hacia dentro y en el camino descubrimos tristeza, esperanza, rabia, fe, desconsuelo, compasión, ansiedad…

Estamos en una pausa que nos invita a trabajar en todos aquellos aspectos emocionales que habíamos estado eludiendo y que ahora se presentan con toda la decisión y fuerza pidiendo ser escuchados.

¿Cuándo fue la última vez que le diste sentido a cada uno de tus días? ¿Y cuándo fue la última vez que elegiste dejar de escuchar lo que alguien más esperaba de ti para darle cabida a la realidad que visualizaste?  ¿Y cómo se supone que podríamos ser conscientes de nuestro potencial como seres humanos si todo el tiempo intentamos controlar lo que sucede en torno a nosotros?

Este es un proceso de aprendizaje general, trabajemos las limitaciones que nosotros mismos impusimos en la forma de percibir el mundo y su aparente realidad, intentemos descubrir aquello que cuando niños era nuestra única verdad y enfrentemos con valor nuestros mayores miedos abrazando con amor la posibilidad de un auténtico cambio. 

La capacidad de romper patrones y modificar conductas es inherente al ser humano, pero primero hay que preguntarse si estamos dispuestos a abandonar nuestros hábitos destructivos ya que traer nuestros fantasmas del pasado a nuestro presente habla del miedo que se manifiesta en nosotros al no tener con qué llenar esos vacíos e implica dejar de confiar en que cada día traerá algo mejor.  

Ser compasivos con nosotros mismos implica hablarnos de la forma como hablaríamos a la persona que más amamos después de haber cometido algún error y ser generosos con los demás implica ver desde al amor y no desde el juicio; es ofrecer dar aquello por lo cual no espero retribución y es poner lo mejor de nosotros mismos al servicio de alguien más.

Y tú, ¿ya te preguntaste qué es lo que está esperando la vida de ti?

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