Opinión
La ciencia es una cosa, la política es otra; ¿lo entenderá?
Desde antes de ser la triunfadora en la encuesta (Como diría Salvador Camarena: Es un decir), ya Claudia Sheinbaum nos había repetido tantas veces que ella era científica que, en las próximas repeticiones de la expresión, ya nadie reparaba en el significado de ésta y lo peor, nada le decían esas palabras al que tenía la desgracia de oírlas porque, todo así lo deja ver, nadie la escucha.
En los días posteriores a la tragedia de este 19 de septiembre, particularmente frente a lo sucedido con el edificio que albergaba al Colegio Rébsamen, ella misma se encargó de demostrar que no era política, y en relación con su afirmación de que ella es una científica, son otros los espacios donde dicha afirmación debería dilucidarse.
Las apariciones públicas de la científica delegada, obligadas frente a la presión de los padres de las decenas de niños que fallecieron aplastados por los escombros del edificio de esa escuela, dejaron ver a una funcionaria medrosa, asustada y sin el menor control de la situación.
Ahí demostró, por si hubiera sido necesario, que efectivamente no sólo no es una política, sino que es alguien que carece del dominio más elemental del método científico que le permitiría distinguir la ciencia de la política, y actuar en consecuencia.
Pararse frente a las cámaras y los reporteros no es lo mismo que estar frente a un pizarrón dando una clase de física, o de alguna materia relacionada con su calidad de científica.
La política, al igual que el método científico, tiene reglas las cuales, para decirlo en lenguaje que gusta a los políticos, son de observancia obligatoria.
La primera, fundamental en toda conferencia de prensa, es el lenguaje corporal y segundo, la imagen del funcionario que responderá las preguntas de los reporteros. Es imperdonable, en esos actos, presentarse con un aspecto desaliñado y una cara que asusta. Si bien acepto la realidad, pues no tiene otra, ayudaría mucho, no una manita de gato sino una zarpa de tigre.
¿Así pensará conducir su gobernación al frente de la Jefatura de Gobierno de la CDMX? ¿En verdad piensa que le basta a alguien decir que es científico para justificar el desaliño, y la dispersión casi total en las respuestas?
Sin duda, la ciencia da para muchas licencias, pero, eso sólo en el ámbito científico, no en el de la política profesional.
¿Así seguirá la científica? De ser así, la derrota podría ser el resultado del experimento científico en el que ha manifestado querer convertir la gobernación.
Con científicos así, no vamos entender jamás ni la primera de las Leyes de Newton.
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