Opinión
¿Por qué nos preocupa, únicamente, la parte superior de la pirámide de la población?
En los últimos meses, por fin, no pocos funcionarios y connotados analistas se dieron cuenta que, en México, hay un problema grave que representa un riesgo a mediano plazo el cual, quizás a partir del 2025 -es decir, mañana-, afectará de manera importante, la salud de las finanzas públicas.
Los que descubrieron -algunos de ellos, como el burro que tocó la flauta, sin tener la menor idea de las causas del problema-, que las pensiones serán o son ya un problema, se concretan a mencionar los efectos que tiene en casi todos los países del mundo (a excepción de los países africanos), en la parte de la población mayor de 60 o 65 años.
(Como un dato curioso, le doy enseguida estas líneas del poema de El Burro Flautista: En la flauta el aire/se hubo de colar/ y sonó la flauta/por casualidad. ¡Oh!, dijo el borrico,/ ¡qué bien sé tocar!/¿Y dirán que es mala/ la música asnal? Sin reglas del arte/borriquitos hay/que una vez aciertan /por casualidad).
Así, en el problema que nos ocupa, un buen porcentaje de los que hoy pontifican acerca de las pensiones, o llegaron al tema por casualidad como el borrico que tocó la flauta o, por razones de otra índole en las cuales no tiene caso abundar.
El hecho pues, es que casi todo el mundo habla ya de los montos, cada año mayores que los del año anterior, que en el Presupuesto de Egresos de la Federación deben estar explícitamente incluidos y etiquetados para las pensiones.
Ahora bien, ¿qué de malo o erróneo tiene que, en esto de las pensiones y sus efectos negativos en las finanzas públicas, se hable de los problemas asociados con las personas mayores de 65 años? No es que sea malo o bueno, sino que lo verdaderamente grave es que esa visión del problema es parcial o si lo prefiere, incompleta.
Este último aspecto es, lo incompleto y parcial de sus planteamientos, lo que debe señalarse, dada la confusión que genera una visión así.
Los planteamientos que hoy hacen los especialistas y expertos (y también, ¿cómo podrían estar ausentes en el conjunto de opinantes?, aquellos cuya preparación en economía y demografía deriva, esencialmente, del manejo del boletín frente a un micrófono, un teclado o con pose de circunspectos frente a las cámaras de la televisión), al no presentar de manera integral el problema, olvidan uno de los factores determinantes en esta transición demográfica que los especialistas -ellos sí, profesionales de la demografía-, llaman Envejecimiento Demográfico.
Ese factor no es otro, que la caída brutal de la Fecundidad (Número de hijos nacidos vivos durante su vida fértil) en las mujeres mexicanas, desde los años setenta del siglo pasado a la fecha.
Esto lo puede ver usted de manera clara, en las tres pirámides que muestran la estructura de la población mexicana, para los años 1990, 2000 y 2010.
Por favor, observe usted cómo la base de las pirámides se va angostando lo que significa, en pocas y claras palabras, que el número de hijos va siendo cada vez menor.
Hoy vemos el vértice de la pirámide por los costos que representan y la amenaza a las finanzas públicas pero, el problema mayor lo veremos en el año 2030 cuando, la Fecundidad que de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010 se ubicó en 1.7 hijos/mujer, caida a niveles. Posiblemente, de 1.5 o 1.4 hijos nacidos vivos por mujer.
La siguiente grafica presenta la evolución de ese importantísimo indicador demográfico para aquellos mismos años.
Sin duda, plantear los problemas que se advierten ya, como consecuencia del incremento anual muy elevado del porcentaje de adultos mayores de 60 o 65 años, es obligado; sin embargo, hacerlo sin tomar en cuenta el otro factor del Envejecimiento Demográfico, que es la caída de la Fecundidad, es irresponsable.
¿Por qué entonces, expertos y especialistas de cabina de radio o estudio de televisión, nada dicen de esa caída? ¿Únicamente ignorancia, o temor a ser atacados por quienes han hecho de la corrección política casi una religión?
¿Le parece que esa parte la comentemos la próxima semana? Bien, gracias por su comprensión, y aquí nos veremos.
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