Opinión
¿Se opondría usted a un avance científico, aun cuando salvare la vida de uno de los suyos?
Las últimas semanas, particularmente medios como The New York Times y The Wall Street Journal, nos han dado a conocer avances científicos de los cuales, por desgracia, en México ha habido poca o nula difusión.
En unas notas se habla de la Gene Editing (Edición de Genes) y en otras, los avances logrados con miras a utilizar órganos de cerdos para su trasplante a humanos, con miras a resolver deficiencias diversas de quien los reciba.
No soy -ni de muy lejos-, conocedor siquiera de temas como ésos, o de los elementos centrales de la bioética-; sin embargo, conozco algo de lo que podríamos llamar avance de la ciencia y de su papel en el bienestar de la humanidad. Es en este último carácter, que le hago el comentario siguiente.
Desde hace algunos años a la fecha, el problema del origen de la vida ha cobrado una nueva relevancia; esto, ante la posibilidad -imposibilidad dirían algunos-, de crear vida en el laboratorio.
De la misma manera, han surgido en centros de investigación en varios países del mundo donde, grupos de científicos han seguido líneas de investigación, en torno a tomar órganos de ciertos animales, cerdos específicamente los cuales, dado su parecido los del órgano humano a reemplazar, podrían ser trasplantados sin tener los conocidos problemas de rechazo.
Al tiempo que esos científicos avanzan y logran descubrimientos que, en el primer caso, los acerca a lo que de manera superficial y quizás no correcta podría llamar creación de vida, el rechazo por parte de grupos sociales amplios ha cobrado fuerza. Es en este aspecto, donde el rechazo ha sido mayor y más claro.
En el caso de los cerdos, por ejemplo, la utilización de las válvulas mitral y aórtica es común desde hace años y, dado que su implantación en humanos no tiene que ver con la posibilidad de crear vida, el rechazo por parte de aquellos grupos prácticamente no existe.
Ahora bien, al margen del avance que podría logarse en los próximos años en ambos casos y en otras líneas de investigación, han surgido cuestionamientos desde algunos que se han dedicado a estudiar estos y otros temas desde la perspectiva bioética.
La pregunta que le hago esta vez es relativamente sencilla: ¿Se opondría usted a que a un familiar -por razones religiosas, por ejemplo-, se le tratare de salvar la vida mediante un avance de la ciencia el cual, según algunos, sería moralmente inaceptable?
¿Qué diría usted si en algunos años, la hoy incipiente edición de genes avanzare a tal grado, que cierta enfermedad o alguna situación en un feto pudiere ser resuelta antes del parto mediante dicha tecnología?
¿Estaría de acuerdo si fuere, por ejemplo, el padre de ese niño por nacer? ¿Rechazaría, con base en argumentos morales o religiosos, el uso de esa tecnología? Es más, ¿cómo juzgaría a una pareja que decidiere utilizarla, para que su bebé naciere sano, en vez de morir en el vientre o nacer con el problema detectado?
Las preguntas anteriores son, más que cualquier otra cosa, simples conjeturas carentes de toda base científica en los tiempos que corren; sin embargo, ¿que respondería usted si esas preguntas le fueren hechas en al año 2030 0 2035 cuando, como consecuencia del avance científico, todo eso y mucho más fuere posible?
Los avances científicos en materia genética humana son hoy, algo asombroso; la experiencia acumulada nos dice, que es imposible detener las investigaciones que buscan desentrañar las grandes incógnitas acerca de la vida. Por eso, y dado que las generaciones futuras tendrán menos propensión a rechazar los avances científicos de todo tipo, le dejo una petición: ¡Prepárese, por favor!
Lo que veremos en los próximos quince o veinte años, nos sorprenderá; no únicamente por los avances mismos, sino por el cuestionamiento consecuente que van a significar para la visión del mundo y la vida, que aún hoy tienen miles de millones de personas.
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