Opinión
Tal Cual | AMLO y los migrantes: el primer reto
En memoria del doctor Medina Viedas
Inició el sexenio de la llamada “Cuarta Transformación” encabezada por el hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Son muchos los pendientes, los agravios, las crisis por resolver después de por lo menos 18 años de gobiernos del PAN y del PRI que dejaron al país incendiado por los cuatro costados: violencia, corrupción, narcotráfico, negocios al amparo del poder, desaparecidos, pobreza, feminicidios y secuestro, entre otros.
Sin embargo, la asunción del tabasqueño a la silla presidencial se da en un contexto inédito en México en materia de migración: el éxodo de miles de centroamericanos que en los últimos meses han dejado sus países y que huyen de la violencia y de la miseria extrema para llegar a Estados Unidos y buscar asilo o cruzar simplemente sin documentos.
Más de 8 mil centroamericanos, la mayoría hondureños, estacionados en la frontera norte, principalmente en Tijuana, representan un verdadero reto para el nuevo gobierno federal, que deberá atender este fenómeno con un enfoque humanitario, sin permitir presiones, ni dictados desde Washington, para que México no repita el penoso y triste papel de ser la Border Patrol mexicana como en tiempos de Enrique Peña y Felipe Calderón.
Se trata de un tema sensible. Los migrantes centroamericanos han sido perseguidos, humillados, maltratados, detenidos, encarcelados y deportados durante los últimos dos sexenios. El Instituto Nacional de Migración (INM), el mayor deportador de migrantes en los últimos años superando a las autoridades de Estados Unidos, fue también el peor enemigo de salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, ya que además de los “aseguramientos” se incurrió en algunos casos en la colusión de agentes migratorios con criminales para entregar o “vender” a los migrantes.
Casos como “San Fernando” en el sexenio de Felipe Calderón y los cientos de fosas en el país en el de Peña Nieto, donde terminaron los cuerpos de un número indeterminado de migrantes, exponen el tamaño del reto que enfrenta López Obrador para cambiar las actuales políticas en materia migratoria, para que se otorgue una verdadera protección a los centroamericanos y se combata a la corrupción institucional y las bandas de “coyotes”, narcotraficantes, delincuentes y funcionarios que han hecho de la migración una mina de oro.
Tijuana y la crisis de los migrantes sólo es la punta del iceberg. Es sólo una oleada visible de lo que ocurre todos los días, lo mismo a bordo del tren llamado “La Bestia”, que en caminos rurales, lanchas costeras y carreteras donde a bordo de tráileres transitan cada año al menos medio millón de centroamericanos por México.
Enrique Peña Nieto tuvo un triste, nefasto y entreguista papel frente a Donald Trump en esta crisis migratoria. Instaló un muro de metal dentro de México para frenar el éxodo en las garitas fronterizas, guardó silencio o tuvo una nota diplomática tímida ante los disparos de balas de goma y gases lacrimógeno por parte de agentes fronterizos estadounidenses contra los centroamericanos y contra territorio mexicano.
López Obrador, quien días antes de asumir el poder prometió visas y empleo a los miles de centroamericanos, así como impulsar un plan regional para frenar este éxodo, tiene en estos días la disyuntiva de concretar estas promesas o seguir con el papel que jugó el gobierno mexicano en los últimos dos sexenios de doblegarse y acatar los mandatos de Washington en materia migratoria por medio de planes como el Frontera Sur.
Al margen de ello, esta semana quiero expresar un recuerdo para el Doctor Jorge Medina Viedas, quien falleció hace algunos días. Para mí el mejor director general de Notimex. Funcionario que sin haber sido periodista entendió siempre la importancia de la agencia como un ente del Estado mexicano como factor de gobernabilidad y pluralidad, impulsó la profesionalización de reporteros, fortaleció e hizo crecer a este medio de comunicación en América Latina y siempre tuvo la virtud de escuchar, como amigo, a quienes laboramos ahí. Descanse en paz. Tal Cual.