Opinión
Televisa y sus noticias falsas
Una máxima del periodismo sin etiquetas plantea que nunca el medio ni el periodista son ni pueden ser más importante que la noticia.
Cuando el medio de comunicación y el comunicador -quien es sólo el medio para comunicar la información- intentan ser parte de la noticia, incluso desplazar la noticia y ser ellos el foco de la atención, tanto el periodismo como la sociedad en la que se práctica ese tipo de comunicación pierden y en forma grave.
FRIDA SOFÍA NO EXISTIÓ
Subsecretario de Marina niega niños atrapados en el Enrique Rébsamen ???? @AztecaNoticias pic.twitter.com/rwYrrWJqfD— Siete24 Noticias (@Siete24Noticias) 21 de septiembre de 2017
Esa máxima está cada vez más alejada en el periodismo actual y en muchos quienes se autonombran comunicadores profesionales o nuevos rostros del periodismo o del mal llamado periodismo joven o identificados como integrantes de los líderes de opinión. Hay una fascinación por salir a cuadro y estar frente a un micrófono, que va más allá del genuino espíritu de informar, de ser comunicador.
La confirmación de que “la niña” Frida Sofía nunca existió a pesar de que a nivel nacional e internacional Televisa Noticias tomó y alimentó ese falso hecho en un intento por “humanizar” la tragedia del terremoto del pasado 19 de septiembre, marca una realidad del periodismo de show que persiste en vender la televisora de Emilio Azcárraga.
Incluso la hija de la directora del colegio nos dijo que escuchó a la menor decir, “estoy cansada”: @daniellemx_ https://t.co/lA1qTGA3ot pic.twitter.com/tRxsqcuJIB
— Noticieros Televisa (@NTelevisa_com) 21 de septiembre de 2017
¿Es grave lo que ha ocurrido con la fake news, la noticia falsa, de la existencia de Frida Sofía? ¿Quién es o quiénes son los responsables de ese hecho que pone en ridículo a la prensa mexicana a nivel nacional e internacional? ¿Es creíble la versión de que se trató sólo de una serie de enredos comunicacionales? ¿Puede haber un acto deliberado en esa noticia falsa, una alianza entre la televisora y algún ente, ya sea persona e institución, interesados en crear tamaña desviación de atención de una tragedia nacional?
Sobre ello, planteo los siguientes elementos que intentan abrir la conversación.
1.- Ahora se confirma por fuentes oficiales que la supuesta menor de edad que estaba sepultada entre los escombros de lo que fue el Colegio Enrique Rébsamen, en la zona de Villa Coapa, al sur de la Ciudad de México, colapsada a consecuencia del terremoto del pasado martes 19, nunca existió.
Quienes hacemos periodismo sabemos que una práctica básica es cruzar la información con diversas fuentes autorizadas para validar y confirmar lo que pretendemos informar.
Si los periodistas de Televisa Noticias no actúan con ese rigor y sueltan al aire cuanto escuchan y conocen, no es que sean buenos comunicadores, sino que son poco éticos por no responder con criterios profesionales en el manejo de la información.
Danielle Dithurbide, la periodista que salió a cuadro en Televisa Noticias más de 12 horas continuas, seguramente con instrucciones superiores de hacer lo que estaba haciendo, alimentó una versión que nunca confirmó.
Peor aún, ahora que se ha desmentido la versión de la existencia de Frida Sofía, desmentido por el propio Subsecretario de Marina, ella, la periodista, insiste en que en su momento habló con los padres de la niña, quienes estaban angustiados por encontrarla.
¿Dónde están los padres? ¿con quienes habló en realidad? ¿confirmó con los directivos de la escuela la existencia de la menor en las listas escolares? ¿ubicó a la maestra de Frida Sofía para conocer más sobre la personalidad de la supuesta menor atrapada entre los escombros, lo cual era obligado en el ejercicio del periodismo básico? ¿si no fue ella quien identificó por su nombre a la menor en qué se basó para dar por real la identificación de la supuesta víctima del terremoto? Más preguntas que respuestas.
Dice la comunicadora que ella habló con “un señor pelón”, que se identificó como padre de la menor y que luego ya no lo vio.
Un elemento de la Marina, incluso nos dijo que los padres de familia fueron desalojados de la zona de rescate: @daniellemx_ pic.twitter.com/pgQrEHqbDo
— Noticieros Televisa (@NTelevisa_com) 21 de septiembre de 2017
En varias ocasiones Dhiturbide, en una especie de cadena nacional, señalaba, angustia y casi llanto de por medio, que estaban a punto de rescatar a la menor y que ella estaba en el lugar más cercano de dónde saldría rescatada la menor. Citaba fuentes de la Secretaría de Marina para señalar que “la chiquita” estaba aún con vida.
Todo resultó un teatro protagonizado por una incipiente periodista y alimentada por jefes poco éticos que seguramente sólo tenían como propósito explotar el morbo nacional e internacional.
2.- El principal valor de la información en el mundo hoy y siempre, pero más en la actualidad dominada por una sobre estimulación informativa, es la verdad.
La moneda de cambio entre un medio de comunicación y sus lectores, televidentes, radioescuchas, usuarios y la categoría que se le pretenda dar es solo una: la verdad.
Cuando el medio miente o inventa, que es el caso de Televisa Noticias, pierde toda credibilidad y en consecuencia toda su reputación como medio.
Dicho en otras palabras, si Televisa y sus directivos, ya sea Emilio Azcárraga, Bernardo Gómez, José Bastón o quién sea, intentan recuperar audiencia y prestigio, no están en el camino correcto, porque al confirmarse que Televisa fue parte del juego mediático de la invención de la existencia de la niña Frida Sofía, la empresa de comunicación escupió sobre el mayor valor, la veracidad, que le podría significar un reposicionamiento entre la sociedad.
No es casualidad que hoy en todo el planeta los medios de comunicación que se respetan apoyan todas las acciones para sacar de los canales de difusión, especialmente las redes sociales, las llamadas “fake news”, las noticias falsas, porque ese es el principal enemigo de la verdad, de la información del periodismo.
La comunicación en la sociedad red y en un mundo donde todo proceso está sujeto a la tecnología genera, segundo a segundo, un océano de información sobre el cual sólo se podrá navegar con éxito si se conduce con la verdad, sin mentir a las audiencias.
Exactamente lo contrario hizo Televisa.
Los argumentos que han puesto a dar a cuadro a la ya famosa Danielle Dithurbide a Carlos Loret de Mola, a la propia Denisse Maerker, que fueron parte, directa o indirecta, de este teatro mediático, solo motivan pena, porque crearon un fenómeno que terminó devorándolos.
Lo más lamentable es que ahora intentan responsabilizar de esa mentira a la Secretaría de Marina, bajo el argumento de que todo lo que difundían al aire era lo que la SEMAR y sus funcionarios les decían.
Noticieros Televisa pide a Marina explicación sobre cambio en versión en torno a sobrevivientes del colegio Rébsamen https://t.co/aFeTRsY1J6 pic.twitter.com/TVA1LHMcJD
— Noticieros Televisa (@NTelevisa_com) 21 de septiembre de 2017
¿Televisa es vocero de la SEMAR? ¿Televisa no corroboró lo que le aportan las fuentes de información? ¿Tenían consigna de ampararse en fuentes de la Secretaría de Marina para sostener una telenovela a escala global?
Nuevamente surgen más preguntas, pero no igual número de respuestas.
PROTAGONISMO Y VERDAD
La televisión de hoy no es, no será la televisión de hace diez años, que generaba ídolos y personajes sólo por el hecho de aparecer a cuadro. Ignorantes, mitómanos, egocentristas, psicóticos, paranoicos o insignificantes logran alcanzar notoriedad nacional e internacional sólo por el hecho de estar a cuadro en algún canal de Televisa. Eso ya no lo tolera la sociedad. Ya no es lo mismo.
Por eso llama la atención que al amparo de personajes carentes de experiencia y profesionalismo sean puestos a cuadro, más con el propósito de agradar y quedar bien con éstas y éstos que con el fin de atender la exigencia de la sociedad de proporcionar información veraz y oportuna.
Quienes salen a cuadro no pueden ser más importantes que la noticia.
Si se insiste en ello, como ahora nuevamente se ha demostrado, la realidad los rebasará.
Quizá haya otras razones, no confesables, por poner a esas personas a cuadro, pero quizá no sea por méritos profesionales.