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Opinión

¿Y la política fiscal, señor Presidente?

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La política fiscal es una de las principales herramientas para la conducción de una economía. La mayoría de los países están haciendo uso de la misma para mitigar los estragos de la pandemia.

Como señala la Dra. Alice Pirlot del Centro de Tributación de Negocios de la Universidad de Oxford, una política fiscal puede ayudar en tres momentos: durante el confinamiento, en la reapertura y para la recuperación post pandemia.

Durante el confinamiento, puede ayudar a mantener el flujo de efectivo y evitar el colapso de la economía.

En la reapertura, puede ser un instrumento para apoyar económicamente a las micro, pequeñas y medianas empresas. También puede ser un vehículo para, una vez que haya señales de recuperación, proveer de estímulos a la demanda y al restablecimiento de cadenas de suministro.

Finalmente, y sólo con la economía en franca recuperación, la política fiscal puede regresar a su objetivo primario: la recaudación. Antes no. De hecho, la recaudación será una pieza clave para recuperar los costos incurridos en el rescate económico, si hubo gasto destinado a ello.

Algunas de las medidas que los países han tomado en la primera etapa, de acuerdo a los reportes de la OCDE y del Fondo Monetario Internacional, son las siguientes:

La mayoría de países han permitido diferir el pago de impuestos, especialmente el impuesto sobre la renta y el impuesto al valor agregado. Algunos, incluso, han congelado los recargos y las penas en caso de pagos tardíos.

En algunos países se han establecido exenciones parciales o totales temporales de impuestos para proteger sectores específicos, o actividades que fueron particularmente afectadas por la crisis. Por ejemplo, el Reino Unido instruyó la reducción de las tasas de impuestos a las ventas al menudeo y a los sectores de entretenimiento y hospedaje.

Otras medidas adoptadas han sido la ampliación de los supuestos para hacer uso de las pérdidas fiscales. Claro que algunos países como Francia o Dinamarca han puesto en paralelo, restricciones para acceder a estos beneficios; por ejemplo cuando el contribuyente tiene su domicilio en un paraíso fiscal.

También se han adoptado medidas encaminadas a fortalecer el sector salud, como son la reducción o exención del impuesto al valor agregado en operaciones que involucran aparatos y equipos médicos necesarios para el tratamiento de la pandemia. Incluso, se ha suspendido el pago de impuestos a la importación de este tipo de productos.

Respecto de la segunda y tercera fase de la pandemia, Richard Collier, Alice Pirlot and John Vella, de la Universidad de Oxford, han realizado un estudio exhaustivo sobre propuestas de reforma fiscal que pueden ayudar a la economía de cada país.

Con este contexto, ¿qué se ha hecho en nuestro país? A continuación las medidas fiscales que se han tomado desde el gobierno federal.

  1. Devolver el IVA más rápido (obligación del fisco y que se debe devolver en tiempo).
  2. Ampliar un mes el plazo para la presentación de la declaración anual (sin ningún tipo de crédito para las familias, exenciones, suspensión de recargos o de multas).
  3. Anticipar el pago de dos bimestres de pensiones a los adultos mayores (¿medida fiscal?).
  4. Prórrogas en el pago de créditos al INFONAVIT.

Fin de la lista.

Ninguna de las medidas fiscales tomadas por nuestro gobierno puede considerarse como una reacción efectiva ante la crisis. Algunas sólo son declaraciones de lo que el gobierno está obligado normalmente a hacer. No hay realmente nada novedoso que ayude a los mexicanos que mantenemos a este país. No hay nada que fortalezca al sector salud o facilite el desempeño de su trabajo.

En el dicotómico mundo de la llamada 4T, los contribuyentes somos ricos y no merecemos ayuda, ésta debe de ir directamente a los pobres. De ese pensamiento primario deriva la negativa de utilizar la política fiscal para salvar la economía. De ahí que no se apoye a las micro, pequeñas y medianas empresas. De ahí que se le dé la espalda a la clase media, que lejos de ser rica, está asfixiada por la crisis económica.

Sin embargo, el riesgo que se corre de no apoyar a quienes generan riqueza, es que muchos negocios cierren, muchos empleos se pierdan, la clase media adelgace, la pobreza engorde, y la inseguridad se dispare.

¿Qué pasará cuando el universo de contribuyentes se reduzca y la recaudación baje? ¿De dónde se obtendrán los recursos para mantener los proyectos sexenales?

Es urgente que los asesores del Presidente le expliquen de las bondades de una política fiscal certera. No sólo su función más básica que es recaudar. Hoy, no es el momento para concentrarnos en ello. Hoy no estamos en recuperación.

Hoy, estamos en medio de la crisis. Hoy se pueden tomar medidas que garanticen el flujo de efectivo y que permitan a los contribuyentes continuar con sus actividades. Medidas como:

  1. Diferimiento de pagos
  2. Reducción tasas impositivas en IVA e ISR.
  3. Suspensión de recargos y multas.
  4. Exención a sectores golpeados como el turismo, con la condición de que mantengan al menos 70% de la nómina.
  5. Permitir deducciones de gastos realizados en casa de acuerdo a la nueva realidad del home office, entre otros.

Una política fiscal diseñada para afrontar la crisis no solo es adecuada, sino urgente. Su ausencia es poco menos que una irresponsabilidad pública.

Su ausencia, incluso, puede derivar en una transgresión a los artículos 25, párrafos Segundo, Cuarto, Séptimo, Octavo y Noveno; 26 párrafo primero y 28 párrafo Décimo Tercero de la Constitución.

El Presidente todavía puede contribuir al rescate de la economía de los contribuyentes que, si bien somos una minoría en el botín electoral, somos quienes hacen posible el gasto público.

Si no se actúa, difícilmente la llamada 4T estará a la altura de la Independencia, la Reforma o la Revolución. Después de todo, los héroes nacionales pasaron a la historia por sus acciones, no por sus discursos.

EN EL ÁGORA: La SCJN no aprobó el Proyecto del Ministro González Alcántara Carrancá por cuestiones de forma. Una de las Ministras votantes ha comentado que va a apresurar que el tema de fondo se discuta pronto. ¿De verdad no hay activismo judicial?

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Columna Invitada

Compromisos por la paz

El evento “Compromiso por la Paz” fue un evento fuera de serie

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Por Antonio Maza Pereda

El pasado 11 de marzo tuvimos un evento fuera de serie.  La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), que agrupa a los obispos católicos del país, junto con cincuenta asociaciones de la sociedad civil, se reunió por separado con cada uno de los candidatos presidenciales. El evento titulado Compromiso por la Paz, incluye un diagnóstico llevado a cabo por aproximadamente veinte mil personas y la presentación de propuestas sobre este asunto, elaboradas por cincuenta expertos en diferentes temas.

Es muy claro que el punto es la preocupación que la mayor parte de la población tiene, en este momento. De las propuestas de la 4T, probablemente es la que se percibe como una promesa incumplida.  A no ser que se quiera medir la paz exclusivamente por la reducción de los homicidios dolosos en unas cuantas entidades federativas. El lema probablemente mejor recordado en este aspecto, el de “abrazos y no balazos”, claramente no ha dado como resultado una reducción de la criminalidad en general ni de los delitos de alto impacto.

Los obispos católicos, que no han dejado de señalar estos problemas y de actuar de diferentes maneras, incluyendo impulsar negociaciones entre los diferentes grupos de la delincuencia organizada, mencionan como un punto de partida el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, hace más de un año. Evento muy mediático, pero que claramente no ha sido el único caso de asesinatos, extorsiones y otros tipos de violencia hacia el clero.

El evento tiene otro aspecto novedoso. En ocasiones anteriores, la CEM tenía reuniones a puerta cerrada con los candidatos presidenciales, de las cuales salía un boletín de prensa en un tono sumamente diplomático, hablando de la franqueza del intercambio y la buena voluntad para trabajar por el bien del país.  En esta ocasión ha ocurrido algo muy diferente.  Hubo más de un año de reuniones en diferentes ciudades del país, mayormente con asociaciones de víctimas, empresarios y algunos otros tipos de agrupaciones. Los resultados de esas reuniones se consolidan en un evento en Puebla y se genera un documento con propuestas para mejorar la situación del país en este aspecto. El documento se revisa y produce 117 propuestas, que se ponen a consideración de la ciudadanía y de los candidatos a la presidencia.

Seguramente en ocasiones anteriores se han hecho esfuerzos parecidos, pero el modo como se llevaba la interacción entre los obispos y los candidatos conducía a que había poca difusión pública de estos asuntos. Claramente, es una mejora importante, en el aspecto de hacer públicos los planteamientos del episcopado y trabajar conjuntamente con una parte de la sociedad para redactar propuestas.

Al evento se citó a la prensa, los candidatos con sus equipos de campaña, así como una cantidad de invitados, representando a otras religiones, etnias y diferentes asociaciones de la sociedad civil. A los candidatos se les entregó previamente el diagnóstico y las propuestas, así como el formato de compromiso, que se les solicitó que firmaran, documento que establecía la intención de que, de ser elegidos a la presidencia, harían todo lo posible para llevar a cabo esas propuestas.

El primer candidato, el maestro Jorge Álvarez Máynez, del Movimiento Ciudadano, recordó sus relaciones con los jesuitas y firmó el documento después de un discurso de 15 minutos, donde en principio se mostró de acuerdo con el diagnóstico y el compromiso. Siguió la Ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz, que se mostró muy entusiasta en cuanto al contenido del diagnóstico y las propuestas, ofreciendo que su primer acto de gobierno, en caso de ser elegida, sería tener una reunión con los obispos y los grupos que generaron este documento, para definir la manera de implementar esas propuestas.  La doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien fue recibida con mucha cordialidad por los organizadores, dijo que no estaba de acuerdo con una parte del diagnóstico, que llamó pesimista y, en particular, se inconformó con la aseveración sobre la militarización de la seguridad en el país.  Dijo que firmaría el acuerdo, agregándole un documento de varias páginas donde establece las partes del diagnóstico con las que no está de acuerdo.

Durante el evento, el secretario de la CEM dijo, en tono diplomático, que agradecía la franqueza de la candidata Sheinbaum, al dejar muy claro en qué aspectos del diagnóstico no estaba de acuerdo. Al día siguiente, el vocero del episcopado, padre Miguel Ángel Flores, quien fue rector de la Universidad Pontificia de México y es miembro de la Comisión Teológica Internacional, hizo declaraciones a la prensa comentando su reacción a las declaraciones de la doctora Sheinbaum. De lo cual destacó, entre otros temas, que “si no se reconoce una realidad, no podemos cambiar esa realidad”.

Quedan varios puntos por analizar, que son demasiado extensos para este artículo.  Por un lado, la representatividad del documento qué se les presentó a los candidatos y, al menos de manera general, el análisis de las propuestas, en cuanto a la factibilidad de que tengan consecuencias a corto plazo o cuáles, como parece ser el caso, son propuestas que requerirán varios sexenios para tener resultados. Como han sido algunas de las medidas que ha tomado la 4T en este aspecto.

 El punto más importante es que uno de los organismos que forman una parte considerable de la población, como es la Iglesia Católica, que abarca poco menos del 80 % de los ciudadanos que se declaran religiosos en los censos, está incorporando en su actuación a grupos de seglares, no únicamente católicos, pero a quienes los une una problemática común, que urge ser atendida.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Columna Invitada

Para que no se olvide: M8

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Por Antonio Maza Pereda

No celebramos. No felicitamos. No es un día de alegría. El Día Internacional de la Mujer, M8 como se le dice de manera sintética, es una conmemoración fúnebre. Esa fecha recuerda el fallecimiento de 129 mujeres trabajadoras que perdieron la vida en una fábrica de Nueva York en 1911. Las trabajadoras se habían puesto en huelga pidiendo mejoras salariales, los dueños de la empresa las encerraron con llave para que no pudieran abandonar los talleres; ocurrió un incendio, y las trabajadoras no pudieron huir, con el resultado que se comenta. Posteriormente, se definió esta fecha para recordar ese trágico hecho. No, no es una fecha para felicitar a las mujeres. Es una conmemoración. Es un hecho trágico y doloroso. Una fecha que hay que destacar, para que no se olvide. Para que recordemos que la situación de la mujer ha sido terrible por milenios. Y que falta mucho por lograr para que su situación sea, por lo menos, justa.

Después de un largo tiempo de conmemoraciones, claramente hay cambios. Y también es cierto que no todos ellos han sido para bien. Se han logrado avances en leyes y reglamentos, pero también es cierto que la violencia contra la mujer no se ha reducido. Incluso se puede decir que la pandemia trajo un incremento en el registro de reportes de violencia contra las mujeres. Es difícil decir con precisión cuál es la situación real. Una posibilidad es que ahora las mujeres se sienten más facultadas para denunciar los actos de violencia, mientras que todavía hace poco muchas lo veían como algo totalmente inútil e incluso una oportunidad para que las autoridades menores las revictimizaran. Todavía se dice, probablemente sin muchas bases, que solo se denuncia el 10 % de los delitos y de esa proporción denunciada, únicamente el 10 % termina en un dictamen judicial. Los números son demasiado redondos para ser creíbles, pero deben ser una proporción similar a esa. O sea, que el gran problema es la impunidad.

Un cambio importante en nuestra situación es que en las próximas elecciones federales, dos mujeres son las más probables triunfadoras para ser presidentas de la república y una cantidad significativa de mujeres triunfarán en los próximos comicios de nivel estatal y municipal. Y, lo más interesante, el hecho de tener una mujer en la Presidencia ha sido aceptado sin discusión. En los congresos federales y locales muchos puestos serán ocupados por mujeres. Lo cual claramente es un avance considerable. Es de esperarse que haya cada vez mayor proporción de mujeres en puestos de gobierno, y que también haya mayores probabilidades de que exista igualdad de derechos, en la práctica, para las mujeres.

Pero, claramente, eso no es suficiente. Desde hace ya algunas décadas ha aumentado el número de mujeres en puestos de autoridad y no hay una correlación con la disminución de la violencia contra la mujer. Es decir, aunque hay mayor proporción de mujeres en puestos de mando, el aumento de la violencia a las mujeres continua. Y esto es porque el gobierno solo puede actuar de algunos modos muy limitados. Puede establecer cuotas de género en algunas ocupaciones que domina, puede crear nuevas figuras de delito y aumentar sustancialmente las penalidades. Como se ha estado haciendo. Pero ninguna de esas acciones ha permitido reducir sustancialmente la violencia contra las mujeres.

Es muy importante que sigamos pidiendo, tanto hombres como mujeres, más acciones para evitar esta discriminación. Pero también es un hecho que la solución de fondo no viene del gobierno, viene de la Sociedad: de las costumbres, de la cultura, de la educación en la familia y en la escuela. Y es ahí donde se necesita una acción más decidida. Una determinación que debe ser de todos.

Hay muchos pendientes por resolver. La discriminación laboral, expresada en salarios inferiores para las mujeres, cuando tienen trabajos equivalentes a los de los hombres, así como el llamado “techo de cristal”, qué hace que haya una gran desproporción entre los puestos de nivel superior ocupados por hombres comparados con los ocupados por mujeres. Otros aspectos importantes, como pueden ser las guarderías y las escuelas de tiempo completo, que permitan a las mujeres tener trabajos con mejor nivel de remuneración. La conciencia de qué casi un tercio de los hogares son sostenidos por mujeres, lo cual hace insostenible el concepto de qué los hombres tienen que ganar más porque sostienen a los hogares. Hay que considerar los cambios sociales con mayor cantidad de madres solas y solteras, familias abandonadas por el varón y situaciones similares que hacen que las cargas laborales de la mujer sean cada vez mayores.

El tema de fondo, el más difícil: el de la violencia contra la mujer. La situación de 10 muertes por feminicidio al día, y el crecimiento de las violaciones, no se resuelven con cuotas de género y mayor acceso a los altos niveles de gobierno.

El asunto es fundamentalmente uno de convencimiento de la Sociedad, en su conjunto, de que no es posible continuar la situación que denuncian estas mujeres que ya perdieron la paciencia y que se manifiestan el 8 de marzo. Esto debería ser una preocupación fundamental de todos los mexicanos. En buena hora tengamos una mujer presidenta: seguramente ayudará. En buena hora es que haya más mujeres dispuestas a manifestarse públicamente y hacer sentir su disconformidad y su miedo por esta situación que ya ha durado demasiado. Esta tarea es una tarea de todos y los hombres tenemos que tomar conciencia de que no es una necesidad solo para las mujeres, sino para toda la Sociedad.

La opinión emitida en este artículo es responsabilidad del autor y no necesariamente refleja la postura de Siete24.mx

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Felipe Monroy

Francisco: undécimo año

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Este 13 de marzo, el papa Francisco ha cumplido once años al frente de la Iglesia católica y no es poca noticia. Quizá la expresión papal haya perdido algo de sentido en el mundo secular; sin embargo, en su significado formal, la persona en el papado representa el poder máximo y supremo sobre todo el orden eclesiástico en el mundo. Bajo su autoridad ordinaria, plena y universal ejerce potestad como supremo Maestro, supremo Pontífice y supremo Pastor y Jefe de la Iglesia y, por si fuera poco, en su persona se confirma no sólo la unidad y la obediencia de los católicos sino la certeza de que, sobre la piel del tiempo, el error no prevalece, ni la fe desfallece ni nadie está perdido totalmente.

No cabe duda de que el primer pontífice jesuita y latinoamericano de la historia ya ha dejado una singular impronta en el ejercicio del papado: comenzó sorprendiendo con sus gestos sencillos, humildes y populares; con su misa diaria provocó una renovación al estilo de predicación directa y sin ampulosidades; con creatividad –y no pocas resistencias– logró la difícil reforma del aparato de gobierno bajo la Santa Sede para adaptarla al famoso ‘Cambio de Época’; hizo natural el sacar la investidura del palacio apostólico para arriesgarse entre las heridas contemporáneas e interpelar realidades concretísimas; y, sobre todo, ha puesto en segundo lugar las ritualidades políticas (el cálculo, el protocolo, el pacto) para permitirse la radical audacia de ser cristiano en un mundo descristianizado.

Su estilo ha sido inspiración evidentemente para el mundo católico, pero incluso personas no creyentes o seguidores de otras religiones también reconocen en Francisco un liderazgo espiritual ejemplar en el siglo XXI. Sin embargo, hay que mencionar que también estamos frente al momento de mayor inquina contra un pontífice desde hace ya un par de siglos y sorprende además que buena parte de la malquerencia provenga justamente de liderazgos católicos.

Desde un sitio que no puede ser sino la soberbia, estos grupos de católicos regatean a Papa su calidad doctrinal y teológica; su temperamento y sus audacias en la renovación institucional; su lectura geopolítica y hasta su falta de distinción entre los ‘grados’ de pureza entre ‘mejores’ y ‘peores’ católicos. En recientes días, por ejemplo, fue viral el video donde un pequeño grupo de sacerdotes católicos –que inflaman a su grey e incendian las redes digitales con sus obsesiones políticas– expresamente confesaron rezar a Dios para que le dé muerte temprana al papa Francisco. Pero este no es el único ni el peor ejemplo de falta de respeto y obediencia de los ministros católicos al pontífice argentino: varios sacerdotes, obispos y cardenales atizan permanentemente pequeños infiernitos a través de los medios de comunicación para presionar a su Pastor y para generar caos con desconfianza entre los feligreses.

Este golpeteo, este ‘fuego amigo’ contra Francisco comenzó desde el minuto cero del pontificado; en gran medida derivado del prejuicio –en el fondo discriminatorio– de que los pastores latinoamericanos no tienen ni tendrán las capacidades intelectuales o teológicas de los pastores europeos; de que la historia latinoamericana no tiene mayor cosa qué aportar a la historia universal; y que los organismos estructurales creados para servir al papado en las últimas centurias son más relevantes que el propio pontífice. De hecho, con cierta sorna se ha escuchado con mucha más frecuencia aquella máxima de la jactancia del poder que dice: “Los papas vienen y van, pero la Curia permanece”.

Si algo mantuvo al margen durante todo este tiempo esas voces maliciosas fue la intensa actividad de Bergoglio, su prolífica aportación al magisterio cotidiano a través de su homilética y sus discursos; y, sobre todo, sus audaces incursiones en las realidades y temas más acuciantes del orbe y de la actualidad: la ecología integral, la migración, los pobres y descartados, las mujeres, los conflictos políticos e interreligiosos, la crisis antropológica y educativa, la explotación irracional, el consumismo, la perniciosa adoración del mercado y el capital económico, etcétera.

Pero es evidente que las capacidades del pontífice ya no son las mismas que hace una década; además de la vejez y el agravamiento de varias afecciones de salud, hay que recordar que, a diferencia de sus predecesores, Francisco decidió no apartarse al descanso con regularidad ni a tomar vacaciones para reparar fuerzas de su ajetreada agenda. Año tras año se evidencia la creciente vulnerabilidad de un servidor de la Iglesia que se desgasta sobre la áspera lija de la historia.

Y, sin embargo, es justo el tiempo de su propio pontificado el que marca la renovación de su obra y ejemplo: en la inspiración para quienes están convencidos de que la Iglesia debe ser pobre y para los pobres, que debe preferir arriesgarse al accidente por salir de sus fueros antes que enfermarse de sus propias obsesiones y encierros, que debe ‘primerear’ en misericordia y en ternura, que debe atender con urgencia a quienes más lo necesitan y que debe recobrar la confianza de que la realidad no se agota ni en el espacio ni el conflicto. En fin, que más que calcular en algo debe creer.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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Felipe Monroy

Itinerario 2024: Converger y disentir en el diálogo político

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En un hecho inédito, este 11 de marzo, las tres candidaturas a la presidencia de la República aceptaron acudir a la convocatoria realizada por la Iglesia católica mexicana y firmar un Compromiso por la Paz, un documento emanado de un largo proceso en el que, a través de diversas organizaciones, se exploró el panorama de violencia y crimen en México al tiempo de compilar las mejores prácticas ciudadanas en la construcción de paz.

La firma del Compromiso por la Paz se realizó en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, de la Ciudad de México, con la asistencia escalonada de Jorge Álvarez Maynez, Xóchitl Gálvez Ruiz y Claudia Sheinbaum Pardo; presidieron el evento los titulares de la Conferencia del Episcopado Mexicano, de la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosas y Religiosos, la Compañía de Jesús y la Dimensión Episcopal de Laicos.

El cariz del documento es tanto iluminador como programático. Realiza una evaluación de las condiciones de violencia persistentes en México durante los últimos tres sexenios (cada uno bajo signo diferente de partido) y propone áreas de atención urgentes desde la política pública.

Sin ninguna sorpresa, tanto el candidato de Movimiento Ciudadano como la representante de la triada partidista PAN-PRI-PRD, firmaron el documento adhiriéndose por entero tanto al diagnóstico del estado de la violencia y el crimen en México como a las propuestas emanadas de los foros y diálogos por la paz liderados por la Iglesia católica. La única que regateó algunos ejes primarios del documento fue la abanderada de Morena-PT-PVEM y enumeró lo que en congruencia dijo no estar de acuerdo ni compartía.

Cualquier lectura superficial de las comparaciones entre los candidatos en esta inédita propuesta cívico-política de la Iglesia católica será casi propaganda; pero, en el fondo, también sería irrespetuoso para todas las organizaciones eclesiales y eclesiásticas que participaron en el arduo itinerario de consulta y diálogo por la paz en México, simplificar groseramente lo acontecido. Así que esto merece una serie de lecturas amplias y diversas; yo sólo propongo la siguiente:

Maynez y Gálvez acudieron al evento con poco qué perder y mucho por ganar. Evidentemente como las opciones opositoras al gobierno, los planteamientos sobre “lo que está mal” pero “podría ir mejor con ellos” les resultan naturales.

Maynez hizo –en una soledad dolorosa– una serie de planteamientos convergentes con el documento de la Iglesia y confirmó una verdad imbatible sobre el estado de descomposición social que acusa el texto: si la crisis es manifiesta ha sido por los errores de los últimos tres sexenios, no sólo del último. Dijo además algo que sus contrincantes no alcanzaron a ver: este ejercicio cívico por parte de la Iglesia es apenas el comienzo. Una Iglesia mexicana proscrita del diálogo público-político durante más de un siglo ha dado un salto inmenso hacia la integración de su voz y sus voces en el espacio político; algo a lo que no pocos sectores herederos del constitucionalismo social revolucionario ven con malos ojos.

En contraste, Gálvez se afianzó en lo que mejor sabe hacer que es criticar la actual administración, por ejemplo, hizo un pase de lista de los ocho sacerdotes asesinados en el sexenio de López Obrador; pero evidentemente eludió la cuarentena de sacerdotes ultimados en los sexenios bajo los signos del PAN y el PRI que ahora abandera. Abundó sobre la idea del laicismo positivo en el cual iglesias y gobiernos pueden coparticipar en búsquedas símiles. Dijo, finalmente, lo que la audiencia quería escuchar y por ello logró el único aplauso que recibieron los políticos en sus disertaciones. Pero además, cameló a sus interlocutores asegurando que se comprometía además a privilegiarlos en su primera reunión como mandataria si llega al poder; con no poca demagogia les dijo a los obispos, religiosos y religiosas que su documento sería “el alma y el faro que guíe su toma de decisiones”.

El único contraste lo puso la candidata Sheinbaum y, aunque era evidente que aun antes del evento era el personaje político con más que perder que ganar (además de aventajar en las encuestas, está obligada a mantener una narrativa de éxito en la administración de López Obrador), su presencia fue un cálculo admisible de riesgo. La asistencia al evento de la candidata que buscaría dar continuidad al proyecto de Nación iniciado en 2018 fue un riesgo que aceptó con tiento: acudía a un sitio en donde el diagnóstico del país incluso bajo la administración lopezobradorista es dramático (la violencia y el crimen han alcanzado una cúspide de impunidad intolerable) y que exige un viraje radical al proyecto de nación que propone el movimiento autodenominado Cuarta Transformación de la vida política de México.

Sin duda, la lectura obvia y simplista es que si la candidata Sheinbaum iba a manifestar desacuerdos con las líneas del Compromiso, ¿por qué firmarlo? Sin embargo, quizá haya que ponerle una mirada distinta: La propuesta de paz liderada por la Iglesia puede ser (como lo es) sumamente importante porque abreva de esos foros realizados en todo el país junto a parroquias, congregaciones y misiones religiosas que invitaron a algunos sectores de la sociedad civil; pero no es, ni puede ser, la voz absoluta de la pluralidad mexicana. Es representativa, sí; pero no absoluta. Acercarse al diálogo y comprometerse a mantenerlo abierto es apenas justo para no cerrar caminos y acuerdos con otros sectores; sectores que no estuvieron involucrados en el gran ejercicio realizado por la Iglesia.

Se puede o no estar de acuerdo en lo planteado por Sheinbaum; de hecho, personalmente considero evidente la militarización del país cuando sus cuadros ejercen funciones cuya naturaleza no pone en riesgo la estabilidad del Estado (construcción, administración) y, a pesar de los datos ofrecidos por la candidata, hay una percepción debatible sobre las cualidades de la violencia y sus fueros desatados desde el gobierno de Calderón y perpetuados en el sexenio de Obrador. Sin embargo, quizá su discurso fue el único que respetó la inteligencia de su audiencia: no se puede estar al cien por cien de acuerdo en asuntos que competen al Estado y que, evidentemente son impopulares y odiosas, como es el ejercicio del monopolio de la violencia legítima en favor de la seguridad y el orden en un país.

*Director VCNoticias.com @monroyfelipe

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