Ya regresaron de Hamburgo; ¿harán lo mismo que antes de ir?

¿No lo sabía? ¿No ha revisado los medios impresos, y tampoco escucha o ve los noticiarios en la radio y la televisión?

De no hacerlo, respondo entonces la pregunta del título: Lo que seguirá, no será otra cosa que más de lo mismo; seguirán la mezquindad y la pequeñez cotidiana acostumbradas de nuestra clase política, combinadas -en los días que corren-, con la ambición desmedida -casi enfermiza- de quienes le disputan a López con un celo digno de mejor causa, el rol que obsesionados quieren jugar: ser el nuevo Mesías en lugar de aquél.

Por lo que se ve y al paso que vamos, pronto tendremos más mexicanos interesados en jugar el papel de Mesías, que electores en el listado nominal. Por otra parte, ante lo visto en Hamburgo, que no es mucho porque casi todo sucede en las pláticas privadas de las reuniones del G-20, hay varias cosas que vale la pena comentar.

La primera, el interés mostrado en estos lares, en el adverbio pronunciado     -más como murmullo o susurro que expresión clara de su posición-, por parte del presidente Trump: Absolutely! En vez de que nuestros sesudos analistas comentaran de la importancia y significación política del posible acuerdo para trabajadores temporales de México en Estados Unidos, prefirieron la chacota a la sustancia.

La segunda, los juicios y opiniones aquí en México, por parte de quienes ven la actividad diplomática como si se fuere la conducta de un borrachín que va en la cantina, de mesa en mesa, mentando madres a todo el mundo.

Para algunos, su nula comprensión del papel e importancia de la diplomacia y su posición en contra del presidente Peña -que parece ha llegado ya a niveles casi de insania, más cuando se trata de una relación tan pronunciadamente asimétrica como la que tenemos con Estados Unidos-, los llevó a cubrirlo en cuanto espacio mediático estuvo a su disposición, de improperios y absurdos de los cuales, el más leve fue acusarlo de traición a la patria.

Y la tercera, los calcetines dignos de Bozo El Payaso, que exhibió orgulloso el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau; acompañados de unos zapatos café claros que daban por resultado que fuere más fácil encontrar la combinación de una bóveda en Fort Knox, que la de su outfit. Todo sea por parecer joven y moderno. Esto fue en la reunión con el presidente Peña y su comitiva.

¿Algo más que valga la pena comentar? ¿El que la hija del presidente Trump hubiese ocupado su silla unos minutos? ¿Acaso el hecho de que éste se hubiera quedado aislado en lo referente a la ratificación de la importancia de mantener el Acuerdo de Paris en materia de cambio climático? ¿O que anduviera solo y su alma, sin que alguien lo pelara?

Pienso que eso depende de la visión que usted tenga, tanto en cuanto a los problemas del país se refiere como a la relación con Estados Unidos. También, de su posición frente a la gobernación que lleva a cabo este gobierno y en general, de la campaña por la Presidencia de la República en la cual, casi veinte mexicanos se disputan ya el papel que ha monopolizado López desde hace un buen número de años: Ser el nuevo Mesías para darnos, como por arte de magia, el acceso al paraíso terrenal sin pago de boleto.

Cuando usted lea esta colaboración, ya el presidente de la República y su diligente equipo estarán dedicados, en cuerpo y alma solíamos decir en tiempos no tan lejanos, a la honrosa y heroica labor de intentar gobernar lo ingobernable: A México y los mexicanos.

Bienvenidos pues todos ellos, a esta cotidianidad convertida, como consecuencia de lo que somos y cómo somos, en tragedia permanente la cual, jamás pudo imaginar alguno de los tres grandes trágicos griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides.

Espero que les haya sido leve el proceso de adaptación al Quinto Mundo, una vez que pasaron algunos días en el Primero. (¿Nos trajeron algún recuerdito? ¿Acaso no llevaron viáticos?).

Ahora sí, ¿qué sigue?

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