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Con larvas de gorgojo, universitarios evalúan bolsas de plástico biodegradables
Con su técnica, pueden determinar estos parámetros con una sola prueba, analizando los componentes excretados por las larvas.
Los gorgojos, antes considerados una plaga debido a su apetito voraz por semillas como el frijol y el maíz, ahora son la clave en una innovadora investigación realizada por expertos del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.
Su misión: evaluar la biodegradabilidad de las bolsas de plástico.
Dirigido por la investigadora Neftalí Rojas Valencia, este equipo ha desarrollado una técnica revolucionaria, económica y de rápida ejecución para determinar si los productos en el mercado son genuinamente biodegradables o compostables.
Lo sorprendente es que este método no requiere costosos equipos, personal altamente calificado o productos químicos especiales.
“Me interesé en trabajar con las larvas de gorgojo después de leer algunos informes que sugerían su capacidad para degradar bolsas de hidrocarburos. Comencé esta investigación en 2018 y los resultados han sido asombrosos”, afirma Rojas.
“Las larvas consumen las bolsas sin necesidad de mezclarlas con ningún otro componente”.
En el laboratorio, han observado cómo las larvas ingieren las bolsas en pequeños trozos, las procesan a través de su tracto digestivo y las digieren, aprovechando sus componentes para obtener energía.
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“Observamos cómo aprovechan el carbono, generando la energía que necesitan para su metabolismo”, agrega la investigadora.
Rojas, quien también es profesora en el posgrado de Ingeniería Ambiental, explica que existen normas establecidas para evaluar la biodegradabilidad y compostabilidad de las bolsas, así como la presencia de elementos tóxicos.
Con su técnica, pueden determinar estos parámetros con una sola prueba, analizando los componentes excretados por las larvas.
Además, en sus análisis de las heces de los gorgojos, han encontrado micronutrientes que benefician el crecimiento de las plantas.
“Después de realizar los estudios, hemos sembrado diversas semillas en el sustrato formado por las heces de los gorgojos, incluyendo pasto, cebada, tomate y rábano, y hemos observado un crecimiento saludable”, comenta Rojas.
Comparando con otras formas de descomposición de plástico, como el uso de lombrices, Rojas señala que, si bien también trabajó con estos organismos, encontró que el proceso era más laborioso y menos eficiente.
“Con las lombrices, era necesario moler las bolsas y mezclarlas con residuos orgánicos para que pudieran ingerirlas, lo que resultaba en un proceso más complicado y con menos claridad en los resultados”.
El enfoque de este estudio responde a la preocupación mundial sobre los desechos plásticos, especialmente dado que se estima que el tiempo promedio de uso de una bolsa de plástico es de apenas 15 minutos, y apenas un uno por ciento de estos artículos se recicla.
Esta investigación, con su enfoque innovador y resultados prometedores, podría ofrecer una solución sostenible para abordar este problema ambiental cada vez más apremiante.
ARH