Estilo
Bipolaridad: El desafío del diagnóstico tardío y su impacto en pacientes y familiares
Ciudad de México.— El diagnóstico para las personas que padecen bipolaridad puede tardar hasta siete años, debido a la necesidad de documentar claramente los periodos de depresión y manía, por lo que hace falta más investigación para ayudar a quienes experimentan este trastorno, considera la académica de la Facultad de Psicología, de la UNAM, Karina Torres Maldonado.
Con motivo del día mundial de la bipolaridad, la jefa de la División del Sistema de Universidad Abierta en esa entidad académica indica que la gente entiende poco de esta afectación y le genera impaciencia.
Muchas veces la escuchamos decir: no le está echando ganas, no se quiere dejar ayudar; la realidad es que sí lo quieren, pero no siempre tenemos las estrategias para ello.
Torres Maldonado explicó que una persona puede ser diagnosticada a los 21 años porque a esa edad el sistema nervioso ha alcanzado su maduración y las personas están cerca de la adultez.
Sin embargo, no es fácil obtener la evaluación porque hay ocasiones en que un paciente puede deprimirse visiblemente, pero cuando pasa al periodo maniaco este no se nota y se le diagnostica como depresión, pero no como bipolaridad. Por ello, reconocer esta condición puede tardar hasta siete años, lo cual es sumamente desgastante para él y sus familiares.
LEE “Familias plenas y funcionales, ejemplos que necesitan los jóvenes”: Tomás Ibarra
Cuando la persona está en una de las fases, pero estable, es mejor recurrir a la psicología -que ofrece acompañamiento-, porque abiertamente dice que se siente mal; pero cuando se encuentra en etapa aguda quien toma la decisión de la atención es la familia, y acude a la psiquiatría la cual ofrece fármacos para que se reincorpore a sus actividades, puntualiza.
Torres Maldonado precisa que los determinantes sociales son importantes en la detección del problema, como lo fue la pandemia, ya que quienes tenían un diagnóstico previo vieron su condición exacerbada, ya sea por el confinamiento, la interacción familiar y, sobre todo, la desesperanza.
Se sabe, abundó, que se presenta más en personas adultas, aunque también en adolescentes; las conductas de riesgo llegan a marcar un problema por cuestión de género.
Uno de los principales peligros del periodo maniaco, refiere, es que se pueden seguir prácticas sexuales de riesgo o las mujeres muestran conductas excesivas en compras, por ejemplo, mientras que los hombres inician con el consumo de drogas o alcohol, alertó la académica.
ebv