Ciudad de México.- Después de ser arrollada hace algunas semanas, la perrita “Bambi” ya se encuentra fuera de peligro, informó la directora y fundadora de la organización “Amor Sin Raza”, Erika Fernández.
“Bambi” fue atropellada en Tultitlán en el Estado de México, por un camión repartidor de Lala, cuyo chofer no se detuvo. Luego de que el video se viralizara, usuarios de redes sociales pidieron #JusticiaparaBambi.
Erika Fernández detalló en una segunda historia en su cuenta de Instagram que la empresa a la que pertenecía el chofer de la unidad sí tuvo contacto con los dueños de Bambi, para darle seguimiento al caso.
Dicho incidente tuvo lugar en el municipio de Tultitlán, Estado de México a inicios del mes de agosto. A pesar de que hubo versiones en redes sociales de que la perrita había sido atropellada durante esta semana.
“Bambi” ya se encuentra estable y sin ningún riesgo que ponga en peligro su vida.


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Finalmente Lala apareció
Hay que mencionar que Grupo Lala tomó cartas en el asunto y ha estado colaborando desde el inicio con la familia para ofrecerles todo el respaldo y apoyo necesario para que Bambi tuviera una recuperación exitosa.
También se hicieron cargo de los gastos de la recuperación del lomito.
Agregaron que las empresas con grandes flotillas de reparto aplican exámenes psicológicos a su personal para garantizar que quienes conducen sus unidades sean responsables en todo momento.
Además de guiarse de acuerdo a los principios de sus códigos de ética o conducta, y establecen sanciones para quienes incumplen los comportamientos establecidos, como es el caso del chofer que atropelló a “Bambi”.
npq
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Bambi, perrita, Lala, atropellada,
Ciudad de México.— Las discusiones en una relación de pareja resultaron inevitables, pero ciertas palabras se convirtieron en el combustible perfecto para agravar malentendidos y enfados.
Según psicólogas expertas, evitarlas puede transformar la forma en que ambos se comunican.
El poder destructivo de “nunca”
Decir “nunca me escuchas” o “nunca tienes tiempo para mí” generalizó y exageró la realidad, explicó la psicóloga consultada. Ese tipo de frases hizo que la pareja se sintiera atacada y sin espacio para explicar su punto de vista.
En vez de “nunca”, convino ser específica: por ejemplo, “me sentí sola cuando no estuviste ahí para mí ayer” permitió que su pareja identificara el momento concreto y respondiera con más claridad y empatía.
Cómo “siempre” congela el cambio
El término “siempre” también causó daño. Frases como “siempre haces lo mismo” o “siempre me decepcionas” instauraron una narrativa fija y determinista de culpa. La psicóloga recomendó describir casos puntuales para abrir la puerta al crecimiento.
Así, en lugar de “siempre olvidas mis cumpleaños”, se planteó: “me dolió que olvidarás mi cumpleaños el año pasado; ¿podemos hablar de cómo evitarlo otra vez?”. Esa reformulación no atacó, sino que propuso diálogo para mejorar.
Reproches de “culpa”: tensan sin construir
Cuando apareció la palabra “culpa” o “culpable” en las discusiones, se generó una atmósfera defensiva. Decir “tú tienes la culpa de que me sienta así” cerró el espacio emocional en lugar de abrirlo.
Se sugirió usar “responsabilidad” en su lugar: por ejemplo, “te responsabilizaste de esto y al final no lo hiciste” permitió expresar un sentimiento sin acusar, promoviendo una conversación más respetuosa.
Otra opción fue compartir emociones: “Me siento herido cuando mis sentimientos no se reconocen; ¿podemos encontrar una forma más clara de comunicarnos?” Esta formulación invitó a construir juntos respuestas más sanas.
Palabras positivas y vulnerabilidad, la clave
Expertas en terapia de pareja, como Marcia Gómez —especialista del método Gottman—, han señalado que estas palabras (“nunca”, “siempre”, “culpa”) activan defensas y bloquean el diálogo.
En entrevista para Siete24.mx, Gómez afirmó que criticar con acusaciones reforzó la barrera emocional entre las personas.
Más para leer: Cómo resolver conflictos en pareja sin dañar la relación nos explica Marcia Gómez
Según el Instituto Gottman, cerca del 69 % de los problemas de pareja son “perpetuos”, es decir, no tienen solución definitiva. En esos casos, lo esencial no es eliminar el conflicto, sino dialogarlo con aceptación mutua.
Gómez recomendó una técnica llamada “planteamiento suave”: hablar desde los propios sentimientos (“me siento sola”) en lugar de lanzar acusaciones (“tú eres egoísta”), lo que redujo la defensiva y facilitó la escucha activa.
Consejos prácticos para parejas y cuidadores
- Identifiquen cuándo usan “nunca” o “siempre” y reformulen con ejemplos específicos.
- Sustituyan “culpa” por “responsabilidad” para evitar reproches y abrir espacios de empatía.
- Enfrenten los problemas recurrentes (“perpetuos”) con diálogo amable, inspirados en el método Gottman.
- Practiquen la reparación emocional: reconozcan cuando la conversación se torna negativa y usen muestras de afecto o humor para reconectar.
- Creen momentos sin distracciones (sin redes ni pantallas) para hablar con sinceridad y respetar la perspectiva del otro, como también recomendó Gómez.
Cambiar el lenguaje para transformar la relación
Al erradicar palabras como “nunca”, “siempre” y “culpa” del vocabulario en los momentos de tensión, las parejas pueden evitar la escalada emocional. Usar expresiones más concretas y compasivas mejora la comunicación y promueve la colaboración mutua.
Aunque los conflictos persistian (como sucede en casi todas las relaciones), la manera de abordarlos cambió.
Al adoptar un lenguaje más asertivo y menos acusatorio, se abrió espacio para que ambas personas se sintieran escuchadas y valoradas.
JAHA
Estilo
“Los niños sí vienen con instructivo”, la guía definitiva para padres millenial
El pediatra Alberto Estrada derriba el mito
Ciudad de México.- ¿Cuántas veces hemos escuchado que “los niños no vienen con instructivo” y que las madres y los padres aprendemos equivocandonos? Pues desde ahora el doctor Alberto Estrada derriba este mito en su libro.
“Los niños sí vienen con instructivo”, explica el especialista partió de la experiencia positiva al generar una comunidad en Facebook con más de un millón de seguidores.
Con información de vanguardia, el doctor Alberto Estrada explica a sus seguidores cómo cuidar la salud física, mental, social y sexual de los pequeños.
En su libro el Dr. Estrada habla de una forma amena y coloquial sobre tema como las ronchas, los mocos, la fiebre, los berrinches, “los trancazos en la cabeza”, o de cómo iniciar la lactancia.
También comparte que todas las vitaminas que necesitan los niños están en una alimentación balanceada y da tips a los papás para hacer que los pequeños coman.
“Si tu niño ‘come mal’ puede ser que: Come bien, pero tú crees que come mal. Esto es en la mayoría de los casos… Puede ser que se llene de cochinadas y no te aplicas para quitarle la chatarra. Ahí quien requiere consulta eres tú”.
Los niños sí vienen con instructivo es una guía pediátrica que nos presenta diversas situaciones que los niños y sus papás pueden vivir, y nos lleva paso a paso para tomar las mejores decisiones, derribando mitos peligrosos y tradiciones obsoletas.
Desde la gestión de las emociones de los niños, hasta la creación de un ambiente familiar saludable, este libro proporciona herramientas y estrategias que ayudarán a los lectores a enfrentar los desafíos cotidianos de la crianza con confianza y comprensión.
El objetivo de este libro es que los lectores sepan de qué cosas deben preocuparse y de cuáles no. Y cómo actuar en cada caso.

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Sobre el autor
El doctor Alberto Estrada es un pediatra mexicano, radicado en Torreón, que atiende a niños enfermos… y a padres y madres preocupados. Defensor de la lactancia, desde su página de Facebook ha hecho también una gigantesca labor de divulgación entre sus más de 1.3 millones de seguidores.
Desde ahí ha buscado demoler mitos acerca de la crianza, la salud, la enfermedad y los tratamientos médicos. Su personaje, la tía Gertrudis, se ha convertido en un referente a la hora de aludir a parientes metiches y mal informados.
npq
Ciudad de México.— Mantener el orden en casa ayuda a que las rutinas fluyan mejor y reduce el estrés cotidiano, según diversos estudios en psicología y neurociencia.
La evidencia señala que los espacios organizados favorecen la regulación emocional y mejoran la percepción de bienestar en familias con niños.
Un artículo publicado en Personality and Social Psychology Bulletin describió que las personas que percibían sus hogares como caóticos reportaron mayores niveles de cortisol, la hormona del estrés, durante el día.
En hogares con niñas y niños pequeños, el desorden aparece como parte natural del desarrollo. Sin embargo, especialistas recomiendan establecer hábitos sencillos para evitar que el caos cotidiano afecte la convivencia.
Psicólogos infantiles señalan que involucrar a los hijos en rutinas de orden fortalece la autonomía y mejora la colaboración familiar, como describe la Asociación Americana de Psicología (APA).
Ordenar reduce la sobrecarga mental en familias con niños
En el texto base, se destacó que el orden no solo mejora la estética del hogar, sino que también contribuye a la tranquilidad emocional. La idea coincide con investigaciones que mostraron cómo los entornos organizados facilitan la atención, influyen en la estabilidad emocional y generan sensación de control.
Pediatras consultados por la APA han señalado que el desorden prolongado puede aumentar la irritabilidad infantil y complicar los momentos de transición, como la hora de dormir o las tareas escolares. Las familias entrevistadas por centros de desarrollo infantil describieron que los hábitos compartidos para ordenar generaron momentos de convivencia y disminuyeron discusiones diarias.
Asignar un lugar para cada objeto facilita que los niños colaboren
El texto original subrayó que uno de los principales generadores de desorden es no asignar un lugar para cada cosa. Organizaciones como Child Mind Institute explicaron que los niños participan mejor cuando identifican espacios claros para juguetes, ropa o materiales escolares.
Especialistas recomiendan usar contenedores accesibles y etiquetas visuales que permitan a los más pequeños identificar dónde va cada objeto. La acción repetida de colocar cada cosa en su sitio fortalece la memoria espacial y hace más predecibles las rutinas familiares.
Crear micro rutinas después de cada actividad mejora la cooperación
Psicólogos del desarrollo subrayan que el hábito de recoger los juguetes después de jugar favorece la autorregulación infantil. Estudios sobre hábitos tempranos mostraron que pequeñas rutinas repetidas durante el día ayudan a que los niños anticipen lo que sigue y disminuyan las resistencias.
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Padres entrevistados en programas de educación familiar explicaron que establecer una “mini rutina” de orden después de cada actividad redujo discusiones y generó mayor colaboración. Las familias señalaron que esos momentos breves también fortalecieron la convivencia.
Menos objetos reduce la sobrecarga sensorial en niñas y niños
El texto señaló que la acumulación de objetos incrementa el desorden. Investigaciones del University of Toledo mostraron que los niños juegan de forma más creativa cuando tienen menos juguetes disponibles.
El estudio describió que demasiados objetos pueden sobreestimular, dificultar la concentración y reducir el juego significativo.
El minimalismo moderado aparece como una herramienta útil en hogares con niños pequeños. Las familias que rotaron o donaron juguetes observaron que sus hijos dedicaron más tiempo a cada actividad y mostraron menos ansiedad durante el juego.
Paciencia y trabajo en equipo fortalecen el ambiente emocional del hogar
La evidencia científica coincide con el enfoque del texto original: el orden funciona mejor cuando se comparte. Psicólogos familiares señalaron que repartir tareas según la edad favorece el sentido de pertenencia y mejora la dinámica diaria.
En hogares con niñas y niños, un poco de desorden aparece como parte natural del crecimiento. Los especialistas invitaron a priorizar la convivencia, mantener expectativas realistas y adaptar los hábitos a cada etapa del desarrollo.
JAHA
Ciudad de México.— En las relaciones de pareja, los modales continúan siendo una base esencial para mantener la armonía, la empatía y el respeto mutuo.
Un “por favor”, un “gracias” o la puntualidad en una cita reflejan más que cortesía: son expresiones de consideración hacia la otra persona.
De acuerdo con el Instituto Regional de Estudios de la Familia (IREFAM), los pequeños gestos de respeto contribuyen a disminuir los conflictos y a fortalecer los vínculos emocionales.
Estudios del organismo indican que las parejas que practican hábitos de cortesía muestran mayor estabilidad y comunicación positiva.
La importancia de escuchar y expresar las necesidades
La coach y autora Alison Cheperdack, especialista en etiqueta y protocolo, explicó que abordar los desacuerdos sobre los modales requiere empatía.
“En lugar de decir ‘siempre llegas tarde’, puedes expresar: ‘para mí es importante que seas puntual porque me hace sentir valorado’. Ese tipo de comunicación transforma la conversación”, señaló.
Según la American Psychological Association (APA), expresar las necesidades desde las emociones y no desde la crítica ayuda a prevenir discusiones y fomenta un clima de respeto en la relación. La psicología de la comunicación positiva se ha convertido en una herramienta esencial en la convivencia afectiva.
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Cheperdack subrayó que los modales no deben verse como una imposición, sino como acuerdos que surgen del respeto. “La etiqueta comienza al escuchar al otro y reconocer lo que necesita”, destacó.
Los acuerdos y la flexibilidad fortalecen la relación
Crear acuerdos permite encontrar puntos en común sin intentar cambiar la esencia del otro. El IMEFAM recomienda que las parejas conversen sobre sus tradiciones familiares y costumbres personales, para llegar a compromisos que promuevan una convivencia sana.
Cheperdack señaló que compartir las tradiciones ayuda a comprender el origen de ciertos comportamientos.
“Se trata de respetar lo que el otro considera importante, sin avergonzarlo ni minimizarlo”, explicó.
Los modales como cuidado emocional
El respeto, la escucha y la consideración diaria fortalecen el vínculo afectivo y la salud emocional de la pareja. La APA sostiene que estas conductas generan seguridad psicológica y reducen el estrés relacional.
Tratar con respeto a la pareja, incluso en momentos de tensión, transmite aceptación y compromiso. Como afirmó Cheperdack, “los modales no son simples formalidades: son una manera de decir ‘te respeto’ y ‘te elijo’ cada día”.
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