Estilo
La Habana celebra su semana de la moda
La Habana.— “Guayaberas” modernizadas, transparencias tejidas a crochet, pasacintas y joyas de plata en forma de mariposa, la Flor Nacional cubana, destacan entre las primeras propuestas de la III Semana de la Moda de La Habana, un evento que busca dar protagonismo al diseño hecho en la isla.
El antiguo Almacén del Tabaco y la Madera de La Habana Vieja estará surcado hasta el próximo domingo por una gran pasarela sobre la que llaman la atención el “sabor cubano” y la funcionalidad, que se imponen a otras creaciones como chaquetas poco adecuadas para el clima cubano y piezas de fantasía.
El programa de la Semana de la Moda reúne a artistas jóvenes con veteranos como Elsa Ruiz, que lleva décadas utilizando la técnica del entintado o “tie dye” en telas como el algodón y la gasa.
“Desde los años 80 me dedico a esto. Para mí es como jugar con los tintes y las tonalidades”, aseguró a Efe tras presentar su colección, en la que abundan los tonos alegres, las telas vaporosas y los hombros descubiertos, casi un requisito en un país que vive en un verano eterno.
Ruiz defiende la “moda hecha en y para Cuba”, que se “adapte” a los gustos y los requisitos de “un clima y una luz” característicos.
En eso también parece coincidir el público, que premió con aplausos a la modista Maya Sierra, quien “desnudó” a las modelos con vestidos y conjuntos de pantalón realizados con la técnica tradicional de tejido a ganchillo o crochet, delicados y sugerentes como el nombre de su colección, titulada “A Flor de Piel”.
Fueron muy aplaudidos los diseños de la joven Yamara Arcia, quien modernizó la camisa “guayabera”, una pieza de hilo típica que en el siglo pasado llenó el ropero de diario de los cubanos y ahora se reserva a ocasiones de gala, debido en parte a su elevado precio.
“La idea era mostrar una imagen mucho más moderna, manteniendo el concepto de la cubanía (…). Rescatar el uso de esta prenda tan típica y darle aires mucho más contemporáneos en piezas masculinas y femeninas”, explicó a Efe.
Vestidos “guayabera” con hombros descubiertos (el tan llevado “cold shoulder”), transparencias en los dobladillos y pasacintas son algunos de los aciertos de esta colección, que mezcla identidad y tendencia.
Complementando las piezas, joyas en plata del orfebre Jorge Oliva, que usa en pendientes y collares símbolos como la mariposa blanca, la Flor Nacional cubana.
Para Arcia, asistir a estos eventos significa salir del anonimato del taller, aunque eso no siempre se traduzca en acceso al gran público, la mayoría de las veces por trabas administrativas y la escasez de materiales, obstáculos que sin embargo “no matan las ganas de hacer”.
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“Es increíble pero en Cuba el diseño de vestuario es una especialidad que gusta mucho, pero que no se explota. La demanda de estudiantes es mínima, eso fue un motivo más para venir a mostrar lo que hacemos. Talento hay”, dijo la profesora del Instituto Superior de Diseño.
Arcia recalcó la importancia de crear prendas funcionales, “que puedan usar todos” y señaló que siempre se “achaca” la pobre oferta textil y de moda nacional a la “industria deprimida” tras el impacto de la crisis económica de la década de 1990.
La Semana de la Moda está auspiciada por el Fondo de Bienes Culturales y la Asociación de Artesanos Artistas, organizaciones que ofrecen vías institucionales para adquirir materia prima y comercializar las creaciones de sus asociados.
En la isla hay una producción textil muy baja y la mayoría de la ropa que se encuentra en las tiendas, todas estatales, es importada, de poca calidad y aún así se vende a altos precios para el cubano promedio, que percibe unos 29 dólares al mes.
Por otra parte están las ofertas de marcas reconocidas, con piezas que pueden llegar a costar varios meses de salario.
No obstante, con la apertura al trabajo autónomo, en el país de economía socialista han surgido iniciativas como la de “Clandestina”, la primera tienda de diseño que abrió en Cuba y también la primera -desde la isla- en ofrecer hoy sus diseños al mundo a través de su propia página web.
“Somos los primeros, pero esperamos no ser los últimos”, dijo a Efe la española Leire Fernández, fundadora del proyecto junto a la diseñadora cubana Idania del Río, creadora de desenfadadas camisetas con leyendas como “Asere ya, gracias” y alegorías a la “desconexión” de los cubanos.
Según Fernández, que la tienda ofrezca productos diseñados en Cuba y hechos en Estados Unidos es una manera más de “salvar los obstáculos” que imponen las frágiles relaciones entre ambos países, además de ofrecer “la oportunidad para varios emprendedores cubanos de llegar a todas partes del mundo”, algo inédito hasta el momento.
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JAHA