Unión Mujer

El silencio de las Víctimas de ASI

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Foto pixabay.com

Por Mision AE

*Contenido sensible para víctimas de abuso sexual.

¿Por qué los niños NO dicen, denuncian, revelan el abuso sexual infantil? ¿Por qué las víctimas de todo tipo de abusos y de todas las edades tardan toda una vida en finalmente sacar a la luz las agresiones a las que fueron sometidas?

Los agresores sexuales de niños perfilan conductas similares a cualquier tipo de agresor, pero con la “ventaja” de que su víctima es un niño, mucho más manipulable, inocente y fácil de amenazar que un adulto.

Después, y junto con la seducción o compra afectiva y material de la víctima, el agresor comienza a amenazar. Estas amenazas se agravan si el menor ha hablado y no se le pudo proteger o no se le creyó y continúa bajo el cuidado del perpetrador, como el caso en que el agresor es el padre y vive con su víctima.

Mi niña, a la corta edad de cuatro años , después de un período de ocho meses alejada de su padre, cero contacto, pudo empezar a revelar las amenazas que éste le hacía si se volvía a atrever a decirme que él la estaba abusando.

Estaba sentadita, haciendo dibujos sobre las agresiones sexuales (a petición de ella misma) cuando me acerqué y le pregunté por qué no me había dicho todo lo que su papá le hacía si yo en varias ocasiones se lo había preguntado y ella lo negaba. Agachando su cabecita y encorvando su cuerpecito me dijo: “Mamá, mi papá me decía que me iba a machucar los deditos, que me los iba a cortar con un cuchillo, que iba a prender la estufa y poner fuego, que me iba a meter a la lavadora, que iba a poner veneno en toda la casa…”

Jamás olvidaré su expresión y jamás olvidaré esa escena. Su propio padre le decía esas cosas a su hija y a su hermanita que era una bebé, ¿cómo puede esto ser real? ¿Cómo puede un ser humano estar tan pervertido, dañado, violentado y/o enfermo al grado de volverse un monstruo con unas niñas tan pequeñitas y aparentar tan magistralmente frente a mi y los demás ser un padre cariñoso y responsable?

En otra ocasión antes de dormirse, mi hija comenzó a temblar y me dijo: “Mi papá nos decía a mi hermanita y a mí que tú eras una persona mala, que él iba a llamar a la policía y que te iban a llevar y te iban a hacer pedacitos y te iban a dar a comer a la gente que come gente muerta hecha pedazos. Es cierto eso mamá? Hay gente que come gente muerta hecha pedazos?”

En otra momento me dijo: “Mi papá me decía que si te decía algo, me iba a patear mi chuchú (vulva)”

Por un incidente de violencia doméstica y abuso sexual infantil, en el que bajo la influencia de drogas y alcohol, teniendo alucinaciones, el padre de mis hijas nos encerró en la casa, puso pornografía en la televisión de la sala, me arrebató mi celular y el celular de emergencia, el control del botón de emergencias del alarma de la casa, rompió los cables del sistema de alarma, tiró marcos de ventanas, aspiró droga dos veces, entre otras cosas, la policía se lo llevó de la vida de mis hijas. Durante meses, mi hija mayor vivió con una mochilita colgada al hombro, preparada para huir si su papá llegaba, temblando de miedo cada que veía un carro semejante al de su padre y con crisis diarias de llanto por lapsos de al menos cuatro horas, entre otros síntomas.

En el resumen de la investigación titulada “Es un Secreto”, de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia realizada por una década en varias decenas de casos de ASI en varios estados de México, se revela como los agresores les decían a los niños, la mayoría en edad preescolar, que sus padres estaban presentes durante el abuso sexual, pero que eran invisibles. Que ellos tenían dos padres y que unos estaban presentes, que tenían unos padres de otros planetas, que sus padres habían dado permiso para lo que les hacían, entre otras narrativas muy bien estudiadas que buscan confundir, manipular y callar al niño que por su corta edad cree y siente temor.

Las amenazas a las que son sometidos los pequeños si se atreven a decir algo incluyen:

  • Daño físico a la víctima, a sus hermanitos más pequeños, a su madre o familiar que aman.
  • Convencerlos de que el abuso fue provocado por el niño o niña, y que si dicen algo se van a meter en problemas, nadie les va a creer y el agresor negará todo.
  • Si dice algo el abuso será peor o más frecuente.
  • Matar a la víctima o a sus seres queridos.
  • Narrativas ingeniosas o confusas como decirles que porque es el padre él sí puede tocar sus partes privadas, que les van a enseñar a ser novios o a querer a alguien, que lo que hacen es normal y está bien, que todos los padres, tíos, maestros, etcétera hacen lo mismo con sus niños.
  • Piden perdón (falsamente) y prometen que fue la última vez.
  • Que dejarán de darles los regalos, paseos o privilegios que tienen.

Después de leer y escuchar cientos de testimonios de diferentes edades, nacionalidades y agresores, puedo decir que las amenazas y narrativas manipuladoras son similares, horrendas y casi imposibles de creer para una persona con mente y comportamientos sanos.

Te suplico que al escuchar una revelación de ASI pública o privada, respetes y escuches creyendo lo inaudito y sobretodo, no hagas comentarios de incredulidad o revictimización en voz alta o de manera escrita. Esta es otra de las causas principales por las que muchas víctimas eligen callar y podría ser alguien muy cercano a ti quién decida no hablar y seguir condenado a estos abusos.

Otra causa principal es la casi nula protección, apoyo y justicia que reciben las víctimas al denunciar ante las autoridades o sus adultos protectores.

En mi caso, después de casi tres años de litigio, exámenes forenses, órdenes de protección, revelaciones de mis hijas ante terapeutas y autoridades, dibujos y sintomatología, récord criminal y abuso de sustancias del agresor, no recibimos protección y mucho menos justicia.

Los Niños no mienten sobre el ASI, no pueden fabricar estas amenazas patológicas, los agresores sexuales sí mienten, mienten todo el tiempo y son muy peligrosos.

Mision AE

¡Por un mundo donde cada niño esté a salvo!

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