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Elvia: el inicio de una revolución político-electoral para las mujeres en México

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Foto Cuartoscuro

Por Isabel Ximena Vázquez Ruiz

En la primera mitad del siglo XX se dieron acontecimientos que marcarían el ímpetu de una lucha por los derechos político-electorales de las mujeres en nuestro país ya que, además de las luchas que simultáneamente se estaban dando alrededor del mundo, como el acontecimiento de Séneca Falls, en México sucedía también un hecho histórico que marcaría el inicio de un paradigma en lo que al ámbito civil femenino se refiere.

En los años veinte sólo Chiapas, Tabasco y Yucatán reconocían a las mujeres el derecho a votar y ser votadas para ocupar cargos de tomas de decisiones. Fue precisamente el año 1923 el escenario que presentó mujeres que destacaron por su feminismo y activismo como pioneras en acceder a este derecho, tal es el caso de la incansable activista Elvia Carrillo Puerto, quien sería electa en dicho año como diputada por el Congreso Local. Junto con ella, Rosa Torres, recordada por su lucha en la Revolución, sería electa presidenta municipal de Mérida.

Elvia Carrillo es pieza fundamental en la lucha de las mujeres, pues además de destacarse en el ámbito político, se destaca también por su lucha agraria al fundar la primera organización femenina de campesinas en 1912 para ayudar a las mujeres a acceder a los mismos derechos que los hombres en la distribución de las tierras en México. Además, fue partícipe en “Ligas de Resistencia Feministas”, fundación dedicada a la lucha por el derecho al voto, higiene y alfabetización, lo que la inspiraría para crear su propia liga: la “Liga Rita Cetina Gutiérrez” con el objetivo de posicionar en las agendas legislativas el debate del voto femenino, no obstante, el tema fue rechazado. Más adelante fundaría la “Liga de Acción Femenil” que se dedicaría a la lucha constante por el reconocimiento del voto para la mujer.

Carrillo Puerto fue también una mujer perseguida debido a su constante lucha que exigía el respeto de sus derechos y los de las mujeres, sin embargo, su lucha no tambaleó y cobró mayor fuerza cuando un 12 de febrero de 1947 se reconocieron de manera parcial los derechos político-electorales de las mujeres para que pudieran votar y ser votadas en elecciones municipales. Este acontecimiento resultaría el antecedente histórico y paradigmático para otro avance en los derechos políticos de las mujeres que sería el de 1953, año en el cual se “otorgaría” a las mujeres su derecho al voto a nivel federal dando pie al acceso de más mujeres al voto y a cargos públicos.

El siglo XXI no ha sido la excepción, las reformas de 2014 y 2019 han impulsado la paridad de género en los espacios políticos y altos mandos; de hecho, pese a que no todas las entidades federativas prevén la paridad en sus constituciones locales, lo cierto es que varias lo han establecido de manera parcial y algunas en su totalidad. Estos avances han sido respuesta a diversas injusticias y violencia política, como las amenazas, desprestigios, robos de identidad, desapariciones, altercados, secuestros, asesinatos y muchos otros.

Pese a la obstaculización que aún viven las mujeres en la participación política y la violencia política de la cual son víctimas, la historia cívica mexicana se ha caracterizado periódicamente por los avances alcanzados, lo que nos marca un camino, no solo de luchas, sino de logros, decretando mayores accesos y alcances para las mujeres en puestos de tomas de decisiones, sellando un parámetro y contexto en el cual más mujeres harán efectivos sus derechos político-electorales.

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