Unión Mujer

Una reflexión de la reflexión

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En el aislamiento estricto, durante la pandemia en el año 2020, surgieron muchas pasiones, hobbies y actividades que se habían perdido o nuevas. Todas esas iniciativas son interesantes para reflexionar, ¿por qué lo hicimos?, ¿por qué en esas semanas nos volcamos sobre esas actividades? ¿Fue por sobrevivir? ¿Fue algo pasajero? Creo que lo que hicimos muchos fue recuperar un fondo íntimo, más placentero de nosotros mismos, dónde estaba algo nuestro y se encontraba perdido. Navegamos mar adentro de nosotros mismos… ¿Qué pasó cuándo terminó el aislamiento?

Nunca me hubiese imaginado estas conclusiones y vivencias en mi primer encuentro del Programa de Capacitación Mujeres líderes en el s. XXI. Me encuentro con una reflexión inesperada que me da mucha luz y plenitud. Hoevel me invita a reflexionar, pensar, repensar hasta afirmarme a mí como madre e incluso, en algún punto o lugar, sanarme.

Este doctor en filosofía resignificó algo que he discutido con algún amigo o varios, que defiendo a muerte, que encarno o trato de hacerlo y que me ha premiado con el título, ni nobiliario ni académico, de antisocial o exagerada (para ser sutil y/o “políticamente correcta”).

En el transcurso de su reflexión llega a una conclusión o idea que ya me impacta: “estamos obsesionados con ver el afuera pero nos olvidamos “del adentro”, del cual depende todo lo demás”. Esto fue un bálsamo porque me recordó mi necesidad en ciertos momentos de mi vida de plegarme sobre mí y mi hogar, mi familia, mi núcleo más íntimo, para luego fortalecidos salir afuera. No desde un lugar narcisista o individualista sino desde la necesidad de un autoconocimiento y autodescubrimiento maternando que implica que ya nos eres tú, ni tampoco tú y tu pareja, sino un otro que depende plenamente de ti. Esto lo viví por tres…

Pero este profesor, un poco después, llegó al punto clave para mí que es afirmar que el acontecimiento más importante es el nacimiento. Sin este no hay futuro, no hay nada más. Todo parte de aquí; no es solo un hecho físico, desata una dinámica completa de fines, expectativas y sueños. La madre es la primera soñadora, no solo gestadora física. La primera gestadora de la sociedad es la madre.

Y acá fue donde me sentí muy identificada, especialmente con la concepción de volverse y plegarse para adentro porque en tu seno tienes, básicamente (o no tanto), el futuro de la humanidad. Entonces, estoy lejos de ser “antisocial” como me dicen algunos amigos… es lo contrario…. Yo nunca lo dije así… Nunca vi esa vuelta… Yo sentía y tenía la necesidad vital (y aun la tengo por momentos) de ser y estar en mi núcleo íntimo, entendernos, conocernos y dialogar. Yo decía, y digo siempre, que el tiempo de estar en familia y con mis hijos para educar, compartir, ser, dialogar, jugar, gritar, reír, llorar y generar es ahora porque después se van… Si yo “abandono” o salgo en el momento menos autónomo y más dependiente y vulnerable de ellos, me pierdo el único tiro (en términos quizás más Aristotélicos)… Y claro, algunos me responden con algún concepto o idea de nuevas pedagogías (que a mí me gustan y comparto en algunos casos y entendidas y vividas coherentemente o en plenitud) de que tienen que ser autónomos, libres o hasta me han dicho “tienen que hacerse solos” pero nos olvidamos que primero debemos mostrarles, enseñarles y ser con ellos para que luego vayan siendo autónomos sabiendo cómo hacerlo… y la naturaleza misma nos lo muestra: primero los tuve dentro mío, luego a upa, los sostuvimos para que se larguen a caminar y  soltamos la mano hasta que ya se desprenden y despliegan su ser.… en todos los aspectos se da esto… lo vivimos lo transitamos de diversas maneras…. No importa el tiempo o el modo, de lo que estoy segura es que solos, de la nada, no pueden y que hay un momento para ser y estar, crear lazos, hábitos, valores… la autonomía no se da sin la enseñanza y el contexto apropiado (no por tenerlo todo porque estamos lejos de eso sino por estar pensado para ellos al menos hasta que manejen cualquier entorno sabiendo discernir)….

Y aquí otro sentir clave unido: amar tu hogar. Si estamos y anhelamos constantemente el afuera (físico y espiritual), ¿por qué nuestros hijos van a querer su hogar y estar en él? ¿Por qué van a querer quedarse? Creo que si no les enseñamos a amar su hogar y familia con lo que somos y tenemos, después se van a ir y no van a querer volver porque nunca estuvieron ni estuvimos… y ni la escuela, ni el estado, ni nadie podrá reemplazarlo… que obvio no implica que yo no me vaya a equivocar y a fallar en miles de cosas (que de hecho ya ha sucedido) pero quiero estar e intentar y compartir y hacer en familia…. si me equivoco no quiero que sea por no estar o por dejar en manos de otro…. Lamentablemente (y ojalá cambie) en algunos casos o momentos, no nos queda opción porque la realidad, el sistema no acompaña y con un sinfín de emociones encontradas dejamos a nuestros hijos anhelando algo distinto mas no pudiendo materializarlo… pero solo en algunos casos no hay libertad (en el sentido de posibilidad de elegir, de opciones diversas).

Muchas veces me siento un bicho raro porque estas ideas puestas en práctica van en contra de lo que muchos hacen y/o promueven; y genera incomodidades, quejas o cuestionamientos…. por decirlo de algún modo.

Escolaridades eternas (incluso mis hijos estuvieron jornada completa mucho tiempo), niñeras, clubes, casas grandes con todo tipo de entretenimiento, actividades extraescolares, idiomas, viajes… trabajar y ganar mucho para cubrir todo y no poder ni “disfrutar un segundo”… un circuito del cual queríamos huir… una ecuación que anhelábamos cambiar o invertir….  La pandemia, sin querer, nos abrió esa puerta, nos llevó a materializar, a accionar y hacer lo que nunca nos animamos ni creíamos que éramos capaces de hacer…

Y así estamos… transitando un gran cambio… un sueño grande… el de necesitar menos para dar más, ser y estar más… dialogando con nosotros mismos y nuestro núcleo familiar, dialogando con nuestro entorno; para luego salir al mundo… caminar de la mano para luego soltar y que vayan solos… en un entorno más natural, más humano, más familiar…

Así que ya sabes, si estoy para “antisocial”, “callada”, “fuera de las redes” es porque estamos queriendo ser y estar en nuestro núcleo más íntimo y prepárate cuando salga porque lo haré fortalecida, siendo yo con mis aciertos y desaciertos (para decirlo suavemente) pero habiendo tenido nuestro tiempo del adentro, de la gestación de la sociedad futura, de la cual todo lo demás depende.

  “¿Qué hijos queremos para nuestro mundo y qué mundo queremos para nuestros hijos?”

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