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A latigazos vigilarán cosacos la Copa del Mundo
Moscú.— Aunque los días de primavera en Moscú comienzan a ser cálidos, en la Plaza Pushkin del centro de la ciudad, docenas de hombres bajo los abrigadores gorros rusos de piel, pesados abrigos militares y botas de piel se reúnen ondeando por todo lo alto el “nagaika”, un tradicional látigo de la región de los cosacos.
Estos cosacos se hicieron presentes en Moscú el pasado 5 de mayo durante la ceremonia de la cuarta inauguración como presidente de Vladimir Putin, pero no para manifestarse sino todo lo contrario, para arremeter contra las protestas al mandatario a punta de latigazos.
Los cosacos no son unos improvisados, las propias autoridades de la ciudad moscovita los han entrenado y cuentan con ellos cuando se trata de poner orden en las calles durante manifestaciones.
Los reportes de prensa de The Moscow Times afirman que incluso han recibido recursos de la alcaldía hasta por 16 millones de rublos (un poco más de 5 millones de pesos mexicanos).
Uno de los grupos, llamado “Batallón Central Cosaco”, ha provocado una controversia nacional pues la prensa local afirma que sus unidades de choque estarán ayudando a la policía rusa para garantizar la seguridad en Moscú este mes, mientras dura la Copa del Mundo.
Maxim Shevchenko, periodista y analista político aseguró que es “una locura”. Shevchenko tuvo que renunciar a su puesto en el Consejo Ruso de Derechos Humanos ante la decisión del gobierno de desplegar a los cosacos en la Plaza Pushkin.
“Ya hemos visto cómo ‘nos dan seguridad’-dijo a The Moscow Times y se pregunta- pero ¿por qué necesitaríamos cosacos cuando tenemos policías reales y a la Guardia Nacional?”
Los cosacos trazan su herencia desde los feroces jinetes rusos de las estepas del sur que protegían las fronteras del Imperio Ruso durante la era zarista; muchos cosacos aún piensan que son hoy esenciales para el orden del Estado.
Mikhail Bespalov, uno de los líderes cosacos asegura que antes de 1917 (la Revolución Rusa) no se requerían policías.
“Si alguno golpeaba su mujer o si robaba un cerdo, los cosacos decidían qué hacer. Y, como regla, azotar a alguien con la ‘nagaika’ suele resolver mejor las cosas que cualquier juez”.
En la actualidad, bajo la administración de Putin, los cosacos han retomado presencia pública como un símbolo de la marca militar nacionalista. Durante años, sin embargo, el gobierno ruso no supo qué hacer con estos ‘vigilantes’; fue hasta 2005 cuando un registro oficial de cosacos fue creado facilitándoles la facultad de proveer seguridad en eventos públicos.
Nikolai Mitrokhin, investigador del Nacionalismo Ruso Contemporáneo en la Universidad de Finlandia, no descarta la posibilidad de que los cosacos sean los vigilantes de la seguridad durante la Copa Mundial de Futbol.
“Moscú no sólo es la ciudad donde los cosacos proveerán seguridad durante la Copa Mundial. En las ciudades sueñas de Rostov-on-Don y Volgograd, el gobierno tiene registradas unidades con más de 330 cosacos, algunos incluso a caballo”.
Los cosacos están preparados para el arribo de miles de turistas y de periodistas internacionales; según el líder cosaco, sus muchachos han aprendido un puñado de palabras en otros idiomas para dar la bienvenida con gentileza a los extranjeros. (Con información de The Moscow Times)
emc